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Los hutíes ganan protagonismo en el conflicto en Oriente Próximo

Los ataques contra buques mercantes en el mar Rojo y contra Israel refuerzan a los rebeldes yemeníes en la alianza regional con Irán y ante los reveses sufridos por Hamás y Hezbolá

Un grupo de manifestantes sostiene armas de fuego y carteles del difunto líder de Hamás, Yahya Sinwar, en Saná, Yemen, el pasado viernes.Foto: Khaled Abdullah (REUTERS) | Vídeo: M. C. / L. A.
Marc Español

El bloque que forman Irán y sus grupos aliados en Oriente Próximo ha sufrido a lo largo del último año numerosos reveses ante la creciente ofensiva de Israel en varios frentes. Hamás, que lanzó desde Gaza el asalto del 7 de octubre, está muy debilitada y ha perdido a manos israelíes a sus principales líderes; la libanesa Hezbolá también ha mostrado que es vulnerable y se ha quedado sin su jefe máximo; las milicias iraquíes siguen sin entrar del todo en la convulsa escena. Teherán, además, ha medido su respuesta en los choques con Israel para evitar una escalada aún mayor.

En medio de estos golpes, un grupo que hasta hace un año ocupaba una posición periférica en esta alianza ha ganado protagonismo: son los hutíes. El movimiento yemení entró rápido en la contienda contra Israel a raíz de la ofensiva sobre Gaza, y ha exhibido una gran habilidad para internacionalizar el conflicto con ataques a buques mercantes en el mar Rojo, mientras evitaba daños graves en sus filas. Además, con sus bombardeos también a Israel, se ha hecho más fuerte y popular y está ganando mayor centralidad en la alianza regional.

Sus acciones más disruptivas han sido las dirigidas a perturbar la circulación en el mar Rojo, una de las principales arterias comerciales del mundo. Entre el pasado noviembre y mediados de octubre, el grupo realizó unos 240 ataques contra buques en la zona, según la organización de recopilación de datos de conflicto ACLED. Y con ello ha conseguido hundir hasta casi en un 75% el movimiento marítimo a través de esta vía, según datos de la plataforma Portwatch.

El despliegue de fuerzas navales en la región, sobre todo de Estados Unidos, y los bombardeos estadounidenses y británicos contra objetivos de los hutíes en Yemen, han limitado el alcance de sus ataques, interceptados en torno a la mitad de las veces, según datos de ACLED. Pero no han reducido el ritmo de ofensivas del grupo, que ha aprovechado la experiencia para afinar sus operaciones y se ha servido de su impacto para proyectar su capacidad de movimiento.

En paralelo, la milicia de los hutíes ha atacado también Israel; desde octubre del año pasado se ha atribuido 36 acciones, según ACLED (13 de ellas en los dos primeros meses y otras 12 desde que Israel intensificó su ofensiva contra Líbano). En julio, el grupo llegó a golpear Tel Aviv en un ataque con un dron con el que mató a un civil. La represalia israelí incluyó dos ataques contra infraestructura crítica de Yemen en los que murieron unas 20 personas, lo que tampoco ha conseguido frenarles.

Dentro de Yemen, donde controlan alrededor del 30% del territorio (equivalente a en torno al 75% de la población, incluida la capital, Saná), la guerra en Gaza les ha ofrecido un respiro. Antes de octubre de 2023, los hutíes lidiaban con un hastío por la larga guerra civil y una oposición interna crecientes. Pero los réditos del conflicto con Israel les han permitido cimentar su autoridad, intensificar la represión, incluido contra trabajadores de la ONU, y reavivar su pulso con el Gobierno rival reconocido por la comunidad internacional y su gran valedor regional, Arabia Saudí.

“La guerra en Gaza se produjo cuando en Yemen había muchas críticas a la administración de los hutíes. La gente sufría por una situación económica devastadora, por las condiciones de vida, el elevado desempleo; todo ello ejercía una enorme presión sobre los hutíes”, apunta la analista de seguridad de Oriente Próximo Shukriya Bradost. “Ahora la atención hacia los hutíes se centra [en cambio] en la guerra contra Israel y Estados Unidos”, constata.

Al mismo tiempo, los hutíes han aprovechado para expandir su presencia internacional, sobre todo asumiendo un mayor protagonismo dentro del eje de grupos que respalda Irán. Además, su líder, Abdelmalik al Huthi, se ha erigido en un nuevo símbolo mientras dirigentes de Hamás y Hezbolá han sido eliminados por Israel.

“Este cambio refleja una creciente mentalidad transnacional entre los partidarios de los hutíes, que ahora ven al movimiento como una fuerza con influencia mucho más allá de Yemen”, considera Mohammed Albasha, experto de seguridad sobre Oriente Próximo. Su fuerza militar y presencia en la región ha crecido significativamente, señala. Así, han accedido a nueva tecnología avanzada y armamento de Irán, en parte exhibido durante ataques a Israel, aunque el grupo ha afirmado disponer ―y en alguna ocasión emplear― de armas más sofisticadas de las que ha mostrado, como misiles hipersónicos. Los hutíes también han reclutado a miles de combatientes en el último año.

El pulso abierto con Israel y los reveses sufridos por otros grupos apoyados por Teherán plantean la pregunta de hasta dónde podrán llegar los rebeldes yemeníes. Les separan de Israel más de 2.000 kilómetros, controlan un vasto y accidentado territorio y cuentan con dos décadas de experiencia militar casi ininterrumpida: primero contra el régimen de Ali Abdalá Saleh, derrocado tras la revolución de 2011, durante la primavera árabe, y luego durante la guerra civil que ha desangrado el país desde 2014, en el marco de la cual se han enfrentado cara a cara a potencias regionales como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

“Años de guerra asimétrica con el Gobierno central y la coalición liderada por Arabia Saudí les han convertido en una fuerza resistente, experta en tácticas de guerrilla. Su infraestructura militar está descentralizada, con depósitos de combustible distribuidos por el norte de Yemen, sus brigadas operando como unidades móviles, y las bases de lanzamiento de misiles y drones repartidas en diferentes provincias, lo que les hace ágiles y difícil de atacar”, señala Albasha.

Aprovechando su ubicación junto a Arabia Saudí y Emiratos, dos de los mayores aliados regionales de Washington y cada vez más cercanos a Israel, los hutíes han avisado de que no descartan golpearles directamente a ellos si asisten de alguna forma a Estados Unidos y a Israel. Los rebeldes yemeníes ya han atacado a Arabia Saudí y a Emiratos varias veces en el pasado, incluidas instalaciones petroleras y aeropuertos.

En el último año, las acciones de los hutíes también han contribuido a reforzar su imagen de grupo determinado, desacomplejado y hasta cierto punto temerario en comparación con Irán, Hezbolá y las milicias iraquíes, que han tendido a actuar con más cautela. Aunque son un actor igualmente estratégico y guiado principalmente por causas locales, los hutíes han soportado los golpes por parte de Israel y Estados Unidos, y han respondido de forma inmediata, sin tener en cuenta una las consecuencias de una escalada.

“Su objetivo sigue siendo consolidar el poder en su territorio en lugar de controlar [incluso] todo Yemen. Pero los hutíes parecen dispuestos a una mayor confrontación, ya que perciben oportunidades regionales y amenazas existenciales”, destaca Albasha, que desliza que “su voluntad de escalada los hace una fuerza altamente impredecible”.

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