El senador demócrata Menendez, declarado culpable de corrupción y tráfico de influencias en Nueva York
El antiguo presidente del influyente Comité de Exteriores de la Cámara alta recibió cientos de miles de dólares para ayudar a tres empresarios ligados al régimen egipcio
El senador demócrata Bob Menendez, durante décadas responsable del Comité de Exteriores de la Cámara alta, ha sido declarado este martes culpable de corrupción y tráfico de influencias por recibir cientos de miles de dólares en sobornos, incluidos lingotes de oro por valor de 150.000 dólares (unos 138.000 euros) y casi medio millón de dólares (460.000 euros) en efectivo hallados en su domicilio, además de otros bienes en especie, a cambio de favores a funcionarios egipcios. El jurado ha llegado a un veredicto tras deliberar 13 horas a lo largo de tres días en el tribunal federal de Manhattan. El fallo remata la caída en desgracia del otrora poderoso demócrata de Nueva Jersey, que tiene previsto recurrir, pero también seguir en la política pese a los llamamientos a que renuncie de sus correligionarios.
Menendez, de 70 años, se había declarado inocente de los 16 cargos penales que se le imputaron en septiembre, entre ellos soborno, fraude, actuación como agente extranjero —una acusación especialmente grave— y obstrucción a la justicia. Los fiscales federales señalaron durante el juicio que el demócrata, junto con su esposa, trató de ayudar a Egipto a asegurarse miles de millones de dólares en ayuda militar de EE UU —el país árabe es el segundo destinatario de fondos en la región, tras Israel— y contribuyó a los intereses económicos y legales de tres hombres de negocios, dos de ellos de esa nacionalidad y, al menos uno, Wael Dana, vinculado al Gobierno de El Cairo. Menendez también fue acusado de tratar de influir en las investigaciones penales sobre otros dos empresarios, Fred Daibes y José Uribe. Este último se ha declarado culpable de sobornar a Menendez.
Los abogados defensores del demócrata argumentaron que la intercesión de Menendez por los tres empresarios en su Estado era una actividad normal para un senador, y trataron de desviar la culpa a su esposa, a la que describieron como una intermediaria en los sobornos. El proceso ha tenido momentos tan sorprendentes como la declaración de una hermana de Menendez, que señaló que tener grandes cantidades de dinero en efectivo en casa era una costumbre cubana.
Al margen del veredicto del jurado, que requería la unanimidad, pocos apuestan por la continuidad de la carrera política de Menendez, que durante años fue un influyente hacedor de pactos y ayudas a terceros países; como por ejemplo Grecia, donde es un personaje bien conocido. Tras ser imputado en septiembre, dimitió en el acto como presidente del comité, pero se ha resistido a las presiones de renuncia por parte de sus compañeros demócratas. De hecho, se presenta como independiente a la reelección en noviembre, aunque con pocas posibilidades de ganar por las crecientes presiones de su partido. Tras conocerse el veredicto, el gobernador de Nueva Jersey ha dicho que si Menendez no tira la toalla, él mismo pedirá al Senado que lo expulse, una medida sin precedentes. También su correligionario Chuck Schumer, otro veterano demócrata que lidera la bancada azul en la Cámara alta, ha pedido su dimisión, pues termina su mandato en enero de 2025. El Partido Demócrata ya ha elegido a otro candidato para reemplazarlo.
El juicio en el tribunal federal de Manhattan se ha prolongado durante semanas, aunque con perfil bajo mediáticamente hablando, porque coincidió en buena parte con el de Donald Trump por el caso Stormy Daniels. El jurado pudo escuchar el testimonio del corredor de seguros José Uribe, que dijo haber comprado a Nadine Menendez un Mercedes valorado en 60.000 dólares a cambio de la ayuda de su esposo para tapar una investigación penal sobre sus socios. Una agente del FBI declaró que oyó a Nadine Menendez preguntar a funcionarios egipcios durante una cena: “¿Qué más puede hacer el amor de mi vida por ustedes?”. Nadine, de origen armenio, es la segunda esposa de Menendez.
“Menendez actúa una y otra vez para gente que le está pagando”, declaró el fiscal Daniel Richenthal al jurado en los alegatos finales. Su defensa, al contrario, abundó en la peregrina explicación que había dado su hermana mayor sobre la huida de sus padres de Cuba con el dinero que habían conseguido sacar de la isla en el interior de un reloj, de ahí la costumbre de acumular efectivo en el domicilio. De hecho, sus abogados confirmaron que durante décadas Menendez retiró dinero en efectivo regularmente de los bancos para guardarlo en su casa, para seguir la tradición familiar. Los lingotes de oro, argumentó la defensa, fueron, sin embargo, hallados en el armario de Nadine Menendez, ya que ambos llevaban vidas separadas y ella mantenía a su marido al margen de sus finanzas. Nadine Menendez, que también se ha declarado inocente, será juzgada por separado más adelante.
Este juicio por corrupción es el segundo contra el senador. Un caso de soborno en Nueva Jersey terminó en un juicio nulo en 2017. Menendez podría enfrentarse a décadas de prisión, aunque cualquier sentencia estará determinada en función de una serie de factores que decidirá el juez.
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