Los paramilitares de Sudán provocan al menos un centenar de muertos en uno de sus asaltos más mortíferos
Las Fuerzas de Apoyo Rápido siembran el terror desde diciembre en el estado de Al Jazira, donde han perpetrado el ataque contra civiles
Las principales fuerzas paramilitares de Sudán, que llevan más de un año enzarzadas en una cruenta guerra civil contra el ejército regular y varios movimientos armados aliados, perpetraron el miércoles una nueva matanza en un pueblo al sur de la capital, Jartum, en la que mataron a más de 100 vecinos en un solo día, según un primer recuento de víctimas realizado por activistas locales. El ataque de las Fuerzas de Apoyo Rápido, que siguió un patrón similar al de otros anteriores de menor envergadura en el estado de Al Jazira, no se produjo en medio de combates contra las Fuerzas Armadas. Además, la localidad asaltada, Wad al Noura, se encuentra a decenas de kilómetros del frente, por lo que activistas denuncian que fue una embestida deliberada contra civiles.
Un comité de resistencia local, que agrupa a activistas revolucionarios que actualmente dirigen buena parte de sus esfuerzos para documentar violaciones de derechos humanos, difundió imágenes de un entierro de víctimas de la masacre en una fosa común. La foto que más ha circulado en las redes muestra una cincuentena de cuerpos envueltos en telas blancas en presencia de decenas de vecinos de Wad al Noura.
El comité de resistencia informó de que los paramilitares lanzaron dos rondas de ataques hasta que pudieron invadir la localidad, de la que huyeron sobre todo mujeres y niños. También realizaron saqueos generalizados. En un vídeo filmado por un miembro de las Fuerzas de Apoyo Rápido, y geolocalizado a unos 800 metros del pueblo por el medio de comunicación Sudan War Monitor, se puede observar que durante la incursión se emplearon ametralladoras pesadas y cañones antiaéreos.
Cuatro grandes zonas de combate
La guerra en Sudán estalló el 15 de abril de 2023 después de saltar por los aires la alianza que mantenían el ejército y los paramilitares desde hacía un año y medio, cuando ambos ejecutaron conjuntamente un golpe de Estado que acabó con la transición democrática iniciada en el país en 2019 tras masivas movilizaciones sociales. Los combates estallaron primero en Jartum, pero hoy se concentran en otras tres grandes zonas, además de la capital: las regiones de Darfur, en el oeste, Kordofán, en el sur, y Al Jazira, en el centro. Este último Estado, que es donde se produjo la última matanza, fue ocupado por las Fuerzas de Apoyo Rápido en diciembre, en uno de los peores reveses que ha sufrido el ejército regular desde el inicio de la guerra.
Wad Al Noura se encuentra concretamente en el oeste de Al Jazira, dentro de la zona de control de los paramilitares que, aunque se mueven con total libertad, no están presentes en todas las localidades. El comité de resistencia local aseguró en un comunicado que los habitantes del pueblo pidieron ayuda al ejército cuando las Fuerzas de Apoyo Rápido lanzaron su ataque, pero esas llamadas de auxilio quedaron sin respuesta. La ciudad más cercana controlada por las Fuerzas Armadas, Manaqil, se halla a unos 60 kilómetros. Los paramilitares aseguraron en un comunicado que su ataque se dirigió contra tres posiciones del ejército en las afueras de Wad Al Noura, aunque no han proporcionado pruebas. El comité de resistencia niega la presencia de tales objetivos. Y el Consejo Soberano de Transición, controlado por el ejército, declaró que la “atroz matanza contra civiles indefensos” se cobró la vida “de un gran número de ciudadanos”.
Desde que los paramilitares tomaron Al Jazira, las atrocidades contra la población civil, incluidas masacres, desplazamientos forzosos, violencia sexual, secuestros y saqueos, han sido recurrentes y se han producido en medio de un apagón de telecomunicaciones y de internet casi total. El 20 de mayo, miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido asaltaron otro pueblo, Al Takina, y mataron al menos a 20 personas, según un primer recuento de los comités de resistencia. Cinco días antes invadieron otra localidad, Abbas: dispararon indiscriminadamente, la saquearon de forma generalizada y advirtieron a los locales que volverían, según los mismos activistas. En las semanas anteriores se documentaron tres ataques parecidos en otras localidades. Los comités de resistencia también han criticado que las acciones del ejército, que desde abril está tratando de recuperar Al Jazira, incluyan bombardeos indiscriminados que han provocado la muerte de civiles en múltiples ocasiones.
A principios de mayo, Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció que se habían visto forzados a suspender su trabajo y a retirar su personal del único hospital en funcionamiento para personas que requieren asistencia de urgencia que quedaba en la capital de Al Jazira, Wad Madani, debido a la creciente inseguridad, saqueos, acoso y trabas burocráticas. Entre mediados de enero y finales de abril, la organización humanitaria había realizado casi 10.000 consultas externas. También atendió a 16 supervivientes de violencia sexual y a casi 3.000 pacientes de urgencia, muchos de los cuales presentaban lesiones sufridas en incidentes violentos.
La guerra de Sudán ha producido una de las peores crisis humanitarias del mundo, según la ONU. Actualmente, 25 millones de personas ―en torno a la mitad de la población del país― necesita ayuda humanitaria y 18 millones sufren altos niveles de hambre. La declaración de hambruna es solo una cuestión de tiempo. Además, los desplazados, dentro y fuera del país, superan los 10 millones; el 65% de la población no tiene acceso a la sanidad, y 19 millones de niños no van a escuela. El número de muertos se desconoce.
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