Israel da por desmantelada la milicia de Hamás en el norte de Gaza y concentra sus ataques en el centro y el sur de la Franja
Netanyahu insiste en que la guerra no se detendrá hasta que todos los rehenes sean liberados y quede erradicado el poder militar islamista
Mientras los jefes de la diplomacia de Estados Unidos y la Unión Europea se afanan en contener la expansión de la guerra de Gaza por Oriente Próximo, Israel emite señales contradictorias sobre el futuro del conflicto. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha insistido este domingo en que “la guerra no debe ser detenida mientras no se alcancen todos los objetivos: la eliminación de Hamás, el retorno de todos los rehenes y que Gaza deje de constituir una amenaza [para el Estado judío]”. “Esto se lo digo tanto a nuestros enemigos como a nuestros amigos”, advirtió en el inicio de la reunión semanal del Gobierno, en la víspera de la llegada a Israel del secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken.
El ejército, sin embargo, ya ha declarado “desmantelada” a la milicia Ezedín al Qasam, brazo armado de Hamás, en su feudo del norte de la Franja, mientras el Ministerio de Defensa está avanzando los planes para la posguerra y ordena la desmovilización de decenas de miles de reservistas llamados a filas hace ahora tres meses. El portavoz jefe de las Fuerzas Armadas, contralmirante Daniel Hagari, anunció en la noche del sábado que las tropas israelíes habían desmantelado por completo “la estructura militar” de Hamás en el norte de Gaza, donde habían eliminado a unos 8.000 milicianos palestinos. “Ahora estamos concentrados en desmantelar las unidades de Hamás en el centro y el sur de la Franja”, aseguró, aunque con un “enfoque diferente”, cuyos detalles no precisó, al igual que el alcance de la entidad de las fuerzas islamistas activas en las diferentes fuerzas del territorio.
El ministro de Defensa, el exgeneral Yoav Gallant, aludió el viernes a “operaciones contra objetivos concretos”, frente a los bombardeos masivos habituales durante los tres últimos meses. En Rafah, en el límite con Egipto, y el asediado campo de refugiados de Jan Yunis (sur de la Franja) se hacinan en condiciones inhumanas cerca de dos millones de civiles. Israel sostiene que el ala militar de Hamás oculta a su cúpula de mando en una red de túneles que, según afirma, atraviesa ambas zonas pobladas, configurando una “ciudad subterránea repleta de terroristas”.
Fuentes de los servicios de inteligencia militares citadas por la prensa hebrea admiten que aún quedan grupos de combatientes de Hamás en el norte del enclave palestino, si bien ya solo actúan por su cuenta, al margen de la cadena de mando de la organización, en emboscadas y sabotajes aislados contra las fuerzas israelíes. “En este momento, estamos concentrados en el centro y el sur de Gaza”, matizó el contralmirante Hagari, “de acuerdo con las experiencias extraídas en lo que llevamos de conflicto”.
La comunidad internacional, con EE UU y la UE a la cabeza, ha reclamado a Israel que rebaje al mínimo los daños causados a los civiles en sus operaciones militares. Al menos 113 personas han perdido la vida en los bombardeos de las últimas horas en Gaza, según los registros del Ministerio de Sanidad del enclave, gobernado de hecho por Hamás desde hace 17 años. El balance de tres meses de hostilidades se aproxima ya a los 23.000 muertos en la Franja, de los que un 70% son mujeres y menores de edad.
Al menos dos periodistas palestinos han muerto este domingo en un ataque israelí, entre ellos, Hamza al Dahduh, hijo del delegado de la cadena de televisión Al Jazeera en Gaza, Wael al Dahduh, quien ha perdido a parte de su familia en los bombardeos israelíes. Mustafa Thuraya, que lo acompañaba en un coche cerca de Rafah, falleció también, según han informado las autoridades de Gaza. La cadena Al Jazeera, con sede en Qatar, ha acusado al ejército israelí de “atacar deliberadamente” a los periodistas palestinos en la Franja, que en su mayoría colaboraban con los medios internacionales, cuya presencia sobre el terreno ha sido vetada por el Gobierno israelí desde el inicio del conflicto. Al menos 110 informadores han muerto en Gaza desde el 7 de octubre, según fuentes palestinas, número que incluye también a intelectuales y difusores de noticias en internet. El Comité para la Protección de los Periodistas limita a 77 los reporteros muertos en la Franja.
Además de contener la mortandad de civiles en el enclave palestino, a la diplomacia internacional le preocupa en particular la escalada entre el ejército de Israel y la milicia de Hezbolá en la frontera de Líbano tras la muerte del número dos de Hamás, Saleh el Aruri, en un atentado en Beirut. El intercambio de ataques llegó el sábado a su cota más alta en tres meses de conflicto, cuando Hezbolá atacó un estratégico centro de vigilancia aérea en el norte de Galilea. Este domingo ambas partes rebajaron la intensidad de las hostilidades. La aviación israelí bombardeó posiciones del grupo proiraní tras haberse interceptado una “aeronave hostil” que había penetrado en el espacio aéreo de Israel. La milicia chií libanesa confirmó que cinco de sus combatientes murieron por los ataques israelíes el sábado.
Altos cargos de la Administración de Estados Unidos han expresado preocupación ante la opción de que Netanyahu extienda la guerra a Líbano por razones de “supervivencia política”, según ha publicado este domingo el diario The Washington Post. Esas fuentes señalaron además que la Agencia de Inteligencia de Defensa estadounidense ha advertido de que será difícil para las Fuerzas Armadas de Israel lanzar una incursión con éxito en Líbano mientras sus operaciones sigan concentradas en la franja de Gaza. Miles de israelíes convocados por los familiares de los 139 rehenes que siguen en manos de Hamás en el enclave palestino desde el 7 de octubre reclamaron la dimisión del primer ministro la noche del sábado en Tel Aviv.
La imparable extensión del conflicto también amenaza a Cisjordania, donde este domingo han muerto al menos siete palestinos en un ataque con un dron artillado israelí en la ciudad de Yenín, en el norte del territorio, feudo de grupos armados y movimientos radicales palestinos que escapan al control de la Autoridad Palestina y donde se suceden los enfrentamientos desde hace más de un año. Una agente de la policía de fronteras israelí perdió también la vida al estallar una bomba al paso de su vehículo cerca de Yenín.
Una niña palestina de cuatro años murió también este domingo por disparos de agentes de la Policía de Fronteras israelí en un puesto de control próximo a Jerusalén. Los policías habían abierto fuego contra un coche conducido por un palestino que pretendía presuntamente arrollarlos. La pequeña viajaba en otro vehículo.
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