Israel planea una posguerra en Gaza con administración palestina pero bajo control militar
El ministro de Defensa rechaza el retorno de colonos judíos a la Franja, como reclaman miembros del Gobierno radicales
Casi tres meses han transcurrido desde el estallido de la guerra más sangrienta desde hace medio siglo en Tierra Santa. Israel prepara ya el día después del conflicto mientras sigue bombardeando sistemáticamente la franja de Gaza y despliega tropas en la frontera con Líbano. El enclave costero palestino ha quedado arrasado, con más de 22.000 muertos contabilizados, pero la milicia de Hamás, que desencadenó la contienda al matar a 1.200 personas en Israel, no ha sido erradicada. El único de sus dirigentes eliminado desde el pasado 7 de octubre, Saleh al Aruri, cayó el martes en una operación con drones en Beirut, 340 kilómetros al norte.
Ante un escenario bélico que se prolongará “lo que sea necesario”, previsiblemente durante “meses”, a pesar del comienzo del repliegue de batallones con miles de reservistas, el ministro de Defensa israelí, el exgeneral Yoav Gallant, anunció en la noche del jueves la puesta en marcha de una tercera fase del plan de guerra que se asemeja a una estrategia de salida. Una vez alcanzados los objetivos militares, Israel planea una Gaza con administración palestina limitada, basada en “comités locales” de mera gestión, sin mencionar a la Autoridad Nacional Palestina, pero bajo control del ejército, que se reserva plena “libertad de acción operativa” para intervenir en la Franja.
El Gabinete de Seguridad, sanedrín ministerial y de altos cargos militares y de inteligencia que marca el rumbo de las guerras en Israel, se reunió en la noche del jueves para estudiar el documento que había presentado horas antes el ministro de Defensa con las líneas maestras diseñadas para el futuro posbélico de Gaza. Aunque el Gobierno civil del territorio quedaría en manos de los palestinos, el informe del ministro no hace referencia a la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna en parte de Cisjordania bajo ocupación militar de Israel, y había sido vetada por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, para regir el enclave. “Los residentes de Gaza son palestinos y, por lo tanto, los organismos palestinos estarán a cargo [de la administración], con la condición de que no se produzcan acciones hostiles ni amenazas contra el Estado de Israel. (…) Hamás no gobernará Gaza, Israel no gobernará a los civiles de Gaza”, precisa el documento citado por la prensa hebrea.
El ministro Gallant también prevé una Franja “sin presencia civil israelí” una vez concluyan los combates. Este plan amenaza con suscitar divisiones en el Gobierno de coalición derechista de Netanyahu, donde cuatro ministros ultraconservadores ya se han pronunciado a favor de la vuelta de los colonos israelíes a Gaza, de donde fueron evacuados en 2005. El ministro de Seguridad Nacional, el radical Itamar Ben Gvir, pidió el lunes que los colonos regresen a Gaza tras la guerra y “animen” a la población palestina a emigrar. Algo que también ha apoyado el responsable de Finanzas, el ultranacionalista religioso Bezalel Smotrich. La reunión del Gabinete de Seguridad tuvo que ser interrumpida por Netanyahu en medio de las disputas internas, según revelan los medios de comunicación hebreos. Una eventual retirada del apoyo de los diputados de Ben Gvir y Smotrich dejaría en minoría en la Kneset (Parlamento) al Ejecutivo, el más conservador en tres cuartos de siglo de historia del Estado judío.
Por ahora, Israel se ha limitado a anunciar una estrategia de combates enfocada hacia objetivos concretos en el norte de la Franja, un territorio devastado y casi despoblado, y hacia la persecución de los mandos políticos y militares de Hamás en el sur del enclave, donde el ejército sospecha que se han ocultado, junto a los 136 rehenes capturados en Israel hace casi tres meses. En la parte meridional se hacina ahora la mayoría de los más de dos millones de gazatíes, en condiciones precarias en pleno invierno. De acuerdo con las previsiones militares israelíes, los desplazados no podrán volver a sus casas en el norte mientras no sean liberados los rehenes.
En medio de la creciente presión internacional para que se rebaje la intensidad de los ataques en Gaza, el ministro de Defensa anunció una nueva fase de combates “en función de los objetivos alcanzados sobre el terreno”, centrada en la destrucción de túneles y centros de mando de la milicia Ezedín al Qasam, brazo armado de Hamás, mediante la acción de fuerzas especiales del ejército. Más de 163 palestinos han perdido la vida entre la tarde del jueves y el mediodía del viernes, según datos de Ministerio de Sanidad de Gaza.
Despliegue de fuerzas internacionales
El documento de la tercera fase del conflicto, que aún debe ser refrendado por el Gobierno en pleno, proyecta el despliegue de una fuerza internacional con tropas de países occidentales y árabes moderados para la reconstrucción del enclave, coordinados por Estados Unidos. Gallant anticipó que Egipto tendrá “un papel relevante” en el futuro de Gaza, pero no quiso dar detalles sobre los planes que se negocian con las autoridades de El Cairo, entre los que figuran una frontera tecnológica reforzada en el sur de la Franja. Israel se reservaría también el derecho a inspeccionar la entrada de bienes en las aduanas.
Israel sigue esperando que Hamás no gobierne tras la guerra en Gaza, donde se apoderó del poder por las armas en 2007, tras haber derrotado en las urnas el año anterior al partido Fatah del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Aunque el movimiento de resistencia islámica pierda el control del territorio, es previsible que se mantengan en sus puestos funcionarios y empleados públicos afiliados a Hamás para garantizar la prestación de servicios esenciales.
El anuncio de la visión israelí para la posguerra en Gaza se produce en vísperas de la gira por Oriente Próximo del secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, la quinta desde el estallido del conflicto. El lunes tiene previsto visitar Israel para conocer de primera mano los planes para el día después de la contienda, una fecha que Netanyahu no parece estar ni política ni personalmente interesado en que se plasme en un futuro cercano, tanto por el inestable equilibrio parlamentario de su coalición como por el juicio por corrupción en el que se sienta en el banquillo desde hace tres años.
“La guerra no ha logrado hasta el día de hoy ninguno de sus objetivos. Ha habido logros operativos sobre el terreno, pero no hay estrategia de salida”, advierte este viernes el analista israelí Nahum Barnea en las páginas del diario Yediot Ajronot. “El ejército espera que se apliquen las mismas reglas del juego que en el norte de Cisjordania, donde entra a discreción en ciudades y pueblos y cuenta con cooperación parcial de la administración civil palestina”, argumenta este veterano columnista, “pero Gaza no es Yenín”, escribe. “Y con el colapso de la administración de Hamás se convertirá en un agujero negro, el mismo que muestran las fotografías aéreas de la Franja”, concluye.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.