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El Comité de Ética del Congreso declara al republicano que se inventó su currículum indigno de ocupar el escaño

George Santos, representante por Nueva York elegido el pasado noviembre, anuncia que no buscará la reelección pero mantiene su inocencia y arremete contra quienes le acusan

María Antonia Sánchez-Vallejo
George Santos, en mayo tras declarar en el tribunal federal de Islip (Nueva York).
George Santos, en mayo tras declarar en el tribunal federal de Islip (Nueva York).Seth Wenig (AP)

El Comité de Ética de la Cámara de Representantes ha hallado “pruebas sustanciales” de infracción de la ley por parte del republicano George Santos, representante de Nueva York, y ha remitido sus conclusiones al Departamento de Justicia. Santos, que desde que fuera elegido en las elecciones de noviembre ha protagonizado una huida hacia delante para escapar de las mentiras con que redactó su currículum, ha anunciado tras conocer el dictamen que no buscará la reelección en 2024. Se espera que la Cámara vote su expulsión después del receso de Acción de Gracias.

El comité ha declarado este jueves que la conducta de Santos merece una condena pública, está por debajo de la dignidad del cargo y ha desacreditado gravemente a la Cámara. El acusado, no obstante, ha mantenido en todo momento su inocencia y se ha negado a dimitir a pesar de las peticiones de muchos de sus correligionarios, por lo que seguirá en su escaño el resto de la legislatura. Según las conclusiones de la investigación, que se ha prolongado ocho meses, Santos hizo que su comité de campaña presentara a sabiendas informes falsos o incompletos a la Comisión Electoral Federal, entre otros posibles delitos.

El cerco se estrecha sobre el novato representante de Nueva York, elegido en las elecciones de medio mandato en las que los republicanos comieron terreno a los demócratas en el Estado, al hacerse con cuatro escaños tradicionalmente azules, y que contribuyeron a dar el control de la Cámara a su partido. Dos colaboradores de su equipo de campaña se han declarado ya culpables de malas prácticas en las investigaciones que se siguen contra el diputado en Nueva York. En la que instruye la oficina del fiscal federal de Brooklyn, por fraude electrónico y blanqueo de dinero, el acusado se expone hasta a 20 años de prisión si es declarado culpable.

El informe del comité bipartidista de la Cámara constata la existencia de “pruebas sustanciales” de que el legislador que representa a un distrito de Long Island y Queens cometió a sabiendas una serie de violaciones éticas y posibles delitos. Lejos de entonar el mea culpa, Santos recurrió a un post en X (antes Twitter) para plantar cara a quienes le señalan: “Me siento humillado una vez más y me recuerdan que soy humano y tengo defectos, pero no me quedaré de brazos cruzados mientras me apedrean aquellos que también tienen defectos (...) Continuaré sirviendo a mis electores hasta que se me permita. Sin embargo, NO me presentaré a la reelección para un segundo mandato en 2024, ya que mi familia se merece algo mejor que estar bajo el punto de mira de la prensa todo el tiempo”.

Además de presentar a sabiendas informes falsos o incompletos a la Comisión Federal de Elecciones, Santos también “utilizó fondos de campaña para fines personales y violó deliberadamente la Ley de Ética Gubernamental en lo que respecta a sus declaraciones financieras presentadas a la Cámara”. Entre los gastos personales pagados con fondos de la campaña figuran viajes de lujo, infiltraciones de bótox y el sitio web OnlyFans. Otras mentiras al margen, reprobables según el comité desde el punto de vista ético, han sido las irregularidades financieras las que han determinado su caída. En una fabulación que se prolongó incluso después de ser elegido, Santos aparentó una situación económica desahogada, cuando en la vida real compartía una modesta casa en Queens con su madre y unos conocidos. Cuando el edificio de invenciones que trató de hacer pasar por su vida empezó a desmoronarse, fue acusado incluso de suplantar la identidad de sus votantes y usar sus tarjetas de crédito. También disimuló su orientación sexual, llegando a casarse con una mujer, lo que le granjeó duras críticas de la comunidad LGTBIQ+.

Pero al margen de inflar su currículum académico y profesional -nunca trabajó en firmas de Wall Street, como dijo-, puede que la falsedad que más haya pesado en su caída, al menos entre sus electores, fuera ligar la historia de su familia al Holocausto, haciéndose pasar por descendiente de supervivientes ucranios refugiados en Brasil, de donde es originaria su madre. Como demostró el periodista Andrew Silverstein, que investigaba para un reportaje entre la comunidad de supervivientes del genocidio nazi que residen en el distrito de Santos, sus abuelos maternos nacieron en Brasil antes de la Segunda Guerra Mundial, no llegaron al país latinoamericano huyendo de los nazis. Silverstein también desmontó fácilmente que la madre de Santos no era una superviviente del 11-S porque el día de los atentados se hallaba en Brasil.

Aunque ha admitido haberse inventado capítulos enteros de su biografía, hasta ahora Santos solo se ha apartado temporalmente de las dos comisiones de la Cámara de Representantes que le tocó integrar tras tomar posesión de su acta en enero. Y lo hizo, aseguró entonces, mientras durase la investigación sobre su polémico rastro de mentiras, ya ampliamente demostradas. Su anuncio de que no buscará la reelección es el punto final a su atropellada carrera política.

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