El espionaje ruso devuelve el recuerdo del Berlín de la Guerra Fría
La detención de un militar acusado de pasar información a Moscú aumenta el miedo a una infiltración más amplia en Alemania de los servicios secretos del Kremlin
Cuando Berlín estaba dividida por el famoso muro, tenía la fama de ser la capital de los espías del bloque comunista del Este y también del Occidente democrático y capitalista. Esta realidad parecía estar condenada a acabar en leyenda cuando el telón de acero se vino abajo, poniendo fin a la Guerra Fría. Pero la ciudad, convertida en capital de la Alemania reunificada, no perdió su atractivo para los servicios secretos. Hasta el punto de que, hace ocho años, el entonces jefe de la Oficina de Defensa de la Constitución (BfV), los servicios de contrainteligencia del país, Hans-Georg Maassen, llegó a calificar la ciudad como una moderna, activa y floreciente “capital del espionaje de Europa”.
La ciudad sigue atrayendo agentes y la mayoría provienen de Rusia. El presidente Vladímir Putin —que en su juventud fue oficial de la KGB en la extinta República Democrática Alemana (RDA)— y su Gobierno quieren saberlo todo sobre la ayuda que Alemania está prestando a Ucrania desde que se produjo la invasión ordenada por el Kremlin el 24 de febrero de 2022.
La Fiscalía General de Coblenza anunció el miércoles pasado la detención de Thomas H. un capitán que trabajaba para la Oficina de Equipamiento, Tecnologías de la Información y Utilización del ejército alemán, el organismo responsable de adquirir armamento y materiales para las Fuerzas Armadas. Thomas H., simpatizante del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) y un declarado amigo de Rusia, fue descubierto varias veces frente a la Embajada rusa en Berlín y en sus cercanías. “Parecía inseguro, como un ciervo tímido”, dijo un oficial de seguridad estatal de la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA), que investiga el caso con la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) y el servicio de inteligencia militar MAD.
Según la Fiscalía alemana, el pasado mayo Thomas H. ofreció información al Consulado de Rusia en Bonn y a la Embajada de Moscú en Berlín. “En una ocasión transmitió informaciones obtenidas en el curso de su actividad profesional, con el objetivo de que fueran trasladadas a un servicio secreto ruso”, ha comunicado la institución.
La detención del capitán alemán provocó una ola de reacciones entre los políticos y los servicios de inteligencia de Alemania, donde existe la certeza de que el espionaje ruso se ha infiltrado en muchos sitios.
La preocupación no es infundada. Apenas unas semanas después del inicio del ataque a Ucrania, el Gobierno de la ciudad-Estado de Berlín anunció que espías de al menos tres servicios secretos de Rusia estaban trabajando en la Embajada rusa ubicada en la avenida Unter den Linden de la urbe. El sucesor de la KGB, el FSB; el servicio de inteligencia extranjero SWR, cuyos agentes se camuflaron como diplomáticos o periodistas; y el servicio de espionaje militar GRU.
“Debe haber más de 100 espías con cobertura diplomática y hace un año eran casi 150″, dijo un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores, al recordar que su departamento expulsó a 40 agentes extranjeros en abril de 2022. “Las entradas a la Embajada de Rusia en Berlín y a los consulados generales de Rusia en Bonn, Fráncfort, Hamburgo, Leipzig y Múnich son filmadas y monitoreadas las 24 horas por cámaras de la Oficina para la Protección de la Constitución [la contrainteligencia alemana]”.
Campañas de desinformación y ciberataques
“Este caso [la detención de Thomas H.] demuestra que nuestras fuerzas de seguridad vigilan de cerca el espionaje ruso en Alemania y emprenden medidas consecuentes en su contra”, declaró la ministra del Interior, Nancy Faeser, “A raíz de la invasión rusa de Ucrania, la amenaza que parte del espionaje, las campañas de desinformación y los ciberataques ha adquirido una nueva dimensión”, advirtió.
La amenaza ya había sido anunciada a comienzos de julio por el Servicio de Protección Militar (MAD), que advirtió sobre una mayor atención de los servicios de espionaje de Rusia y China al ejército alemán. “Los servicios de inteligencia de ambos países han sido identificados como los actores de espionaje más activos”, señaló el MAD en su informe anual, al recordar que la guerra en Ucrania está jugando un papel central en la intensidad de los servicios de inteligencia. Alemania ha suministrado armas, municiones y equipos a Kiev, y entrena a miembros de las Fuerzas Armadas ucranias.
“Las entregas de material y armamento a Ucrania, el entrenamiento de soldados ucranios en Alemania y el aumento de la presencia militar en el flanco este de la OTAN han incrementado el interés de los servicios de inteligencia extranjeros, especialmente de Rusia, en las actividades, intenciones y medidas adoptadas por el ejército”, señalaba la presidenta del MAD, Martina Rosenberg, en un informe de su agencia. “La gran cantidad de empleados del servicio de inteligencia ruso desplegados aquí confirma el valor sobresaliente de Alemania”, advierte el MAD, que afirma ahora que de cara a la guerra de agresión rusa en Ucrania, “el fortalecimiento de la contrainteligencia y la lucha contra el espionaje y posibles sabotajes es más urgente que nunca”.
Creciente amenaza híbrida
La detención de Thomas H. fue calificada como “un éxito” por el ministro de Defensa, Boris Pistorius. “Somos rápidos y estamos alerta. Debemos continuar fortaleciendo constantemente el personal del servicio de contrainteligencia militar”, dijo el ministro. “En tiempos de la guerra de Ucrania, tenemos que adaptarnos a la creciente amenaza híbrida. Una cosa está clara: estamos bien despiertos y haremos todo lo posible para perseguir cada caso con toda severidad”.
El presidente del comité de control de los servicios secretos del Bundestag [Cámara baja alemana], Konstantin von Notz (Los Verdes), también describió el arresto como un “éxito de la contrainteligencia”, pero dijo que la detención mostraba de forma dramática cómo Alemania se había convertido en foco de atención de servicios de inteligencia de autocracias como Rusia o China. “No estamos en una película de James Bond o en la Guerra Fría, pero estas agencias son más relevantes que nunca”, dijo el diputado.
La detención del capitán Thomas H. no fue primera que afecta al país y posiblemente tampoco será la última. En diciembre del año pasado, un agente del Servicio Federal de Inteligencia (BND) fue arrestado por presuntamente proporcionar información a un servicio de inteligencia ruso. A diferencia del caso actual, él y un presunto cómplice arrestado en enero también están siendo investigados por traición por revelar secretos de Estado. En noviembre de 2022, un oficial de reserva de las Fuerzas Armadas fue condenado a un año y nueve meses por espiar para Rusia. Entre 2014 y 2020 filtró documentos e información a servicios secretos rusos a través de contactos en la Embajada rusa en Berlín.
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