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La UE insta a una respuesta coordinada en “cooperación y seguridad” ante el golpe de Estado en Níger

Los ministros de Exteriores europeos abordarán las posibles sanciones en la cumbre informal de Toledo del 31 de agosto

Níger
El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, el 20 de julio en Bruselas.OLIVIER MATTHYS (EFE)
Silvia Ayuso

La Unión Europea busca una respuesta coordinada de los Veintisiete a la crisis abierta en Níger desde el golpe que derrocó al presidente Mohamed Bazoum el 26 de julio, que ya ha provocado la suspensión de una parte de las ayudas europeas al empobrecido país africano. “Deberíamos decidir una estrategia coordinada y coherente de la UE para apoyar a Níger, así como a otros países en la región, teniendo en cuenta las circunstancias actuales”, señalan el alto representante de Política Exterior, Josep Borrell, y el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en una carta enviada a los jefes de la diplomacia de la UE. Esta respuesta coordinada debería incluir “la ayuda al desarrollo, cooperación para la seguridad y apoyo financiero”, añade el texto.

“Tras el golpe, algunos de ustedes decidieron cancelar cualquier tipo de ayuda económica, de desarrollo o financiera, mientras otros han hecho anuncios respecto a algunos flujos financieros, pero no otros. Algunos no han anunciado aún ninguna decisión”, resume Borrell la situación actual en su misiva, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.

Consciente de que toda declaración puede ser interpretada —y manipulada— como una injerencia o provocación por unas autoridades golpistas que no han dudado ya en lanzar acusaciones falsas contra países como Francia, la Unión Europea está siendo muy cautelosa ante Níger. Bruselas prefiere que sea la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) la que lidere la respuesta internacional al golpe de Estado que ha desestabilizado un país, otro más, clave para los intereses europeos en el Sahel.

Ello no quiere decir, sin embargo, que los Veintisiete estén de brazos cruzados. La coordinación desde el golpe del 26 de julio ha sido constante. Y esta coordinación se intensifica de cara a un momento clave: la próxima gran cita diplomática europea, la cumbre informal de ministros de Exteriores, el 31 de agosto en Toledo.

Níger copará la sesión vespertina de la cita toledana inicialmente prevista para discutir toda la región del Sahel. La idea fuerza es que los Veintisiete se coordinen sobre todo a la hora de decidir qué ayudas retirar, y cómo hacerlo, más allá de otras posibles sanciones.

Es una cuestión clave ante un país como Níger, uno de los más pobres del mundo: de sus 25 millones de habitantes, el 42% está en extrema pobreza y, según cálculos de la UE, más de 4,3 millones de personas dependen de la ayuda humanitaria, entre ellas 376.000 desplazados internos y 255.000 refugiados de Nigeria, Burkina Faso y Malí.

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De igual manera, el máximo responsable de la diplomacia europea y Albares —como responsable del país que ostenta este semestre la presidencia de turno de la UE— piden “definir una estrategia común ante cualquier posible apoyo” que la Cedeao pueda pedir.

La UE lleva desde el principio de la crisis subrayando su decisión de “apoyar las decisiones de la Cedeao, incluida la adopción de sanciones”, como dijo Borrell en un comunicado el 29 de julio en el que condenó en duros términos el golpe militar y advirtió de que la UE “no reconoce ni va a reconocer a las autoridades que resulten del putsch”.

Así lo ha reiterado este jueves en Bruselas el portavoz de la Comisión para Política Exterior, Peter Stano, que ha recordado que los Veintisiete estaban a la espera de lo que se decida en la reunión extraordinaria del organismo africano en Abuya, Nigeria. “Hemos dicho desde el inicio que apoyamos firmemente las decisiones y acciones de la Cedeao, y eso haremos”, ha indicado el portavoz, que no ha querido revelar si ya se están discutiendo entre los Estados miembros sanciones concretas, algo que, ha recordado, la Comisión nunca comenta públicamente.

Cuestiones jurídicamente complicadas

La vertiginosidad de los acontecimientos en Níger en los últimos días hace que la decisión —siempre reversible— de no convocar una reunión extraordinaria y esperar a la cita del 31 de agosto para hablar de la crisis pueda parecer sorprendente. Pero fuentes comunitarias recuerdan que decisiones como emitir sanciones contra un país o contra miembros de un gobierno o junta militar, así como un eventual recorte de ayudas, son cuestiones técnica y jurídicamente complicadas que no se resuelven en pocos días.

Tampoco, recuerdan, es fácil decidir o apoyar una eventual respuesta militar —como aquella con la que había amenazado la Cedeao en su momento— en pocos días. Por ello, señalan, las dos semanas largas hasta la cita de Toledo (teniendo en cuenta que la semana que viene hay un puente festivo en Bruselas y en buena parte de una Europa aún en vacaciones) serían probablemente necesarias en cualquier caso, salvo que la situación se precipite y requiera una respuesta más urgente.

Por el momento, la UE ha suspendido su ayuda presupuestaria, casi 300 millones de euros del paquete de 503 millones aprobado en un programa para Níger hasta 2024, así como toda la cooperación en materia de seguridad. Pero no ha cortado —ni prevé hacerlo, al menos por el momento— la ayuda humanitaria, cuyo monto es mucho menor: 25 millones de euros este año, tras otra partida de 49,7 millones en 2022. Los fondos, recuerda la UE, se destinan sobre todo a ayudar a cubrir las necesidades de la población más vulnerable en materia de alimentación, refugios, salud, acceso a agua potable o educación de niños atrapados en crisis humanas, entre otros. Según la carta, la Comisión “revisará otras formas de cooperación” aún en vigor con Níger, “dependiendo de un análisis más detallado” de la situación.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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