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Un acuerdo de defensa entre Bolivia e Irán levanta ampollas en Argentina y Chile

Buenos Aires solicita explicaciones sobre el alcance del convenio entre La Paz y Teherán, que ha provocado la cólera de la oposición boliviana sobre las relaciones internacionales del Gobierno de Luis Arce

Mohamad Reza Qarai Ashtiani y Edmundo Novillo Aguilar
Los ministros Mohamad Reza Qarai Ashtiani y Edmundo Novillo Aguilar, durante la firma de un memorando de cooperación bilateral entre Bolivia e Irán, el pasado 20 de julio en Teherán.

El ministro de Defensa de Bolivia ha defendido la firma de un acuerdo con Irán después de que las críticas estallaran entre la oposición boliviana y empezaran a llegar desde Argentina y Chile “No es una amenaza para nadie”, dijo en conferencia de prensa el martes el ministro, Edmundo Novillo. “Nuestro objetivo no ha sido conseguir misiles ni armas. Descarto total, categórica y absolutamente que hayamos solicitado ayuda bélica”, señaló.

La semana pasada, Novillo viajó a Teherán y firmó un acuerdo de cooperación en defensa y seguridad. Esta semana, tras las críticas de la oposición y una nota de la Cancillería argentina pidiendo más información al respecto, Novillo ha defendido que el acuerdo no representa una amenaza para el vecindario.

El viaje de Novillo a Teherán había encendido las alarmas en los sectores más radicales de la oposición boliviana, que supusieron que se había arribado a compromisos para dotar a Bolivia de misiles balísticos y de tecnologías de espionaje interno. Citando fuentes anónimas, el periódico El Deber afirmó que el acuerdo con Irán “incluye el litio, misiles, armas e inteligencia en el ciberespacio”.

También se escucharon las quejas de algunos parlamentarios argentinos, que consideraron el pacto una “ofensa” porque se realiza con el país al que Argentina responsabiliza del ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que causó 85 muertos en 1994. En una conferencia de prensa, Novillo consideró estas versiones una “falacia fantasiosa y sensacionalista, causada por intereses políticos”. Respecto a las críticas argentinas, las llamó “exageradas” y propias del ambiente preelectoral que se vive en ese país, que elegirá nuevo presidente en octubre. El acuerdo Bolivia-Irán “no es una amenaza para nadie”, aseguró.

Desde Chile, país que mantiene un largo diferendo con Bolivia por las exigencias de este último de una salida al mar, el canciller, Alberto van Klaveren, dijo que estaban aún a la espera de una confirmación oficial por parte de La Paz. “No tenemos un informe completo sobre esto. Hemos recibido la información, pero básicamente de fuentes de prensa. Estamos tratando de confirmarla, y en caso necesario solicitaremos más información al igual que lo ha hecho Argentina”, dijo el ministro chileno.

El acta de entendimiento entre Bolivia e Irán lleva la firma de Novillo y el ministro de Defensa de Irán, Mohamed Reza Qarai Ashtiani. Este la describió a la prensa de su país como un pacto para “suministrar a Bolivia los equipos necesarios en la lucha contra el narcotráfico y para preservar su seguridad fronteriza”. También incluye cooperación académica para las fuerzas armadas bolivianas. Ashtiani lo alabó como “un modelo a seguir para otros países de América Latina”.

Por su parte, Novillo precisó desde La Paz que Bolivia está interesada en la reparación de sus aeronaves militares y en obtener drones para sobrevolar las enormes zonas fronterizas del país. Irán está especializada en la producción de pequeñas naves no tripuladas, llamadas Shahed-186, que cuestan unos 20.000 dólares por unidad, y que pueden o no estar armadas. Las mismas ya operan en 22 países. El ministro boliviano de Defensa no confirmó si su país compraría o no estos aparatos. Descartó, eso sí, que se fuera a adquirir tecnología de uso militar. “Irán es estigmatizado, pero nosotros somos soberanos; todo país busca la mejor forma de lograr su desarrollo”, se defendió.

Los sectores más duros de la oposición boliviana habían asegurado que Bolivia busca en Irán la reposición de 37 misiles balísticos de nacionalidad china que el país tenía hasta 2005, cuando estos artefactos fueron destruidos por Estados Unidos con la ayuda del mando militar boliviano y supuestamente sin la autorización del entonces presidente, Eduardo Rodríguez Veltzé. El hecho fue denunciado como una grave violación a la soberanía nacional por el entonces opositor Movimiento al Socialismo (MAS).

Años después, los Gobiernos del MAS quisieron recuperar esta capacidad militar, pero se toparon con la oposición de los Estados Unidos, que consideran que es un peligro para su seguridad que países que definen como “poco institucionalizados” cuenten con misiles que podrían terminar en las manos de grupos irregulares.

Durante años, la oposición boliviana ha rechazado la inclusión boliviana en el bloque de naciones enfrentadas a Estados Unidos que lideran Rusia y China. El ejemplo más reciente: en febrero, en una Asamblea General extraordinaria de Naciones Unidas, Bolivia se abstuvo de condenar la invasión rusa de Ucrania junto a China e Irán. Los adversarios del presidente Luis Arce acusan a la Cancillería boliviana de seguir ciegamente la línea internacional trazada por Venezuela y de no pensar en los intereses del país.

Como una empresa rusa y dos chinas fueron elegidas recientemente para explotar el litio boliviano en sociedad con el Estado, estos grupos de oposición suponen que Irán también participará en este negocio de importantes alcances geopolíticos. Para tratar demostrarlo, han recordado las declaraciones que en ese sentido hizo el expresidente Evo Morales cuando era presidente del país. Ninguna empresa iraní está en la lista de las compañías que lograron probar su capacidad para implementar la tecnología de extracción directa de litio que hoy Bolivia está interesada en desarrollar.

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