Xi confía en que la visita de Blinken a Pekín logre encauzar las relaciones entre EE UU y China
El secretario de Estado estadounidense se reúne con el máximo dirigente chino en su segundo día de visita para recuperar la comunicación entre las dos grandes potencias
El paso del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, por Pekín ha dejado la sensación de que la rivalidad entre las dos grandes potencias económicas, tecnológicas y militares del siglo XXI no está fuera de control. Se ha fijado un suelo al desplome de relaciones y deja diversas líneas de comunicación abiertas. La visita, de dos días, ha concluido este lunes con un encuentro de alto nivel con el presidente chino, Xi Jinping. La cita no constaba en la agenda oficial, otro gesto que permite interpretar que las cosas han ido razonablemente bien. “Las interacciones entre Estados deben basarse siempre en el respeto mutuo y la sinceridad”, ha confiado Xi al estadounidense durante una reunión en el Gran Salón del Pueblo, la sede de los grandes eventos políticos. “Espero que el secretario Blinken, a través de esta visita, pueda hacer contribuciones positivas a la estabilización de las relaciones entre China y Estados Unidos”, ha añadido, según la lectura oficial facilitada por Pekín.
Blinken ha asegurado en una comparecencia tras la reunión que la relación entre ambos países es “una de las más importantes del mundo” y que “tienen la obligación” de gestionarla “de manera responsable”. El estadounidense ha explicado que ha viajado a Pekín “para fortalecer los canales de comunicación de alto nivel” y “dejar claras” sus “posiciones e intenciones en áreas de desacuerdo”. Se ha mostrado positivo con los resultados de la visita. Aunque el progreso, ha añadido, “lleva tiempo”. En cada encuentro ha subrayado que “el compromiso directo y la comunicación sostenida a alto nivel” son la fórmula para garantizar que “la competencia no se convierta en conflicto”, algo que también ha escuchado por parte de sus homólogos chinos, ha dicho. Sin embargo, China ha rechazado la propuesta de Washington de reabrir los canales de comunicación entre los militares de ambos países.
“El mundo necesita una relación estable entre China y Estados Unidos”, ha destacado también Xi en la cita. “El futuro y el destino de la humanidad dependerán de que ambos países encuentren la manera de llevarse bien”. El dirigente chino ha enfatizado que la comunidad internacional no quiere verse abocada a elegir entre uno u otro lado, que su país “no pretende desafiar o desplazar a Estados Unidos”, y ha reclamado que ninguna de las partes debería tratar de privar a la otra “de su legítimo derecho al desarrollo”.
“Una de las cosas importantes que tuve que hacer en este viaje ha sido desengañar a nuestros anfitriones chinos de la idea de que intentamos contenerlos económicamente. No es así”, ha zanjado Blinken. “No se trata de desacoplar, sino de reducir riesgos y diversificar”, ha dicho, recordando que las relaciones comerciales entre ambos alcanzaron “las cifras más altas” el año pasado. Pero a la vez ha dejado “muy claro” que Washington no desea proporcionar a Pekín “ciertas tecnologías específicas” que podría estar utilizando para “avanzar en su muy opaco programa de armas nucleares”, “construir misiles hipersónicos” o usar como “tecnología que puede tener fines represivos”. Y Estados Unidos, ha añadido, seguirá tomando “medidas específicas necesarias para proteger la seguridad nacional”.
El encuentro más importante desde noviembre
La entrevista con el máximo líder solo ha sido confirmada después de que Blinken superara las citas previas con el ministro de Exteriores, Qin Gang, el domingo, y con Wang Yi, máximo responsable de Exteriores dentro del Partido Comunista, el lunes. Ambos han calificado las conversaciones “como francas y profundas”, ha confiado Xi al estadounidense en la entrevista, el encuentro más importante del presidente chino con un alto cargo de Washington desde la cita con su homólogo Joe Biden en Bali (Indonesia) durante el G-20 del pasado noviembre.
Xi ha hablado desde el hueco presidencial de la mesa, con Blinken y la delegación estadounidense ubicados en su flanco derecho, y Wang Yi, Qing Gang y el resto del equipo chino a su izquierda. El dirigente ha hecho referencia a esa cumbre del G-20, en la que ambos mandatarios se emplazaron a evitar una nueva Guerra Fría y a colocar las relaciones en un rumbo ascendente. La visita del secretario de Estado fue prevista para febrero como una forma de dar seguimiento a aquel consenso de Bali. Pero saltó por los aires después de que Estados Unidos derribara un supuesto globo espía chino que sobrevolaba su territorio.
“Ambas partes han acordado llevar a la práctica los entendimientos comunes que el presidente Biden y yo habíamos alcanzado en Bali”, ha concluido Xi en referencia a aquella cita. “Las dos partes también han hecho progresos y han llegado a un acuerdo sobre algunas cuestiones concretas”, ha abundado.
En la reunión de la mañana, Wang Yi, que antes de su actual puesto como jefe de la diplomacia del partido ejerció una década como ministro de Exteriores, ha asegurado que las relaciones entre ambos países se encuentran en un “cruce crítico” en el que toca elegir “entre el diálogo y la confrontación; entre la cooperación y el conflicto”. Es necesario “evitar la espiral descendente de la relación, reconducirla por la senda de un desarrollo sólido y estable y explorar conjuntamente el camino correcto para que China y Estados Unidos se lleven bien en la nueva era”, ha señalado, según el comunicado oficial.
Wang ha confiado a Blinken que la “causa fundamental” para que las relaciones toquen un “punto bajo” son las percepciones “erróneas” de Estados Unidos sobre su país, que han conducido a “políticas equivocadas” desde Washington. Le ha reclamado que “levante las sanciones unilaterales ilegales contra China, deje de suprimir los avances científicos y tecnológicos de China y no interfiera gratuitamente en los asuntos internos de China”. Y ha reiterado las líneas rojas sobre Taiwán que ya le recordó un día antes Qin Gang: todo lo relacionado con la isla es ”el núcleo de los principales intereses de China” y “donde reside el futuro de la nación china y la misión histórica permanente del Partido Comunista de China”. En este terreno, ha dicho, Pekín no tiene margen “para compromisos ni concesiones”. Y ha pedido a su interlocutor “acatar seriamente el principio de una sola China”, que rige el delicado equilibrio diplomático de Washington y Pekín en torno al enclave, además de “oponerse inequívocamente a la ‘independencia de Taiwán”.
Blinken ha planteado en Pekín la “preocupación” por lo que considera “acciones provocadoras” de la República Popular en el estrecho de Taiwán y en los mares de China meridional y oriental. “He reiterado la antigua política estadounidense de ‘una sola China’. Esa política no ha cambiado”.
Tras aterrizar el domingo en Pekín, el norteamericano mantuvo un encuentro de cinco horas y media con el ministro de Exteriores, Qin Gang, seguido de una cena de trabajo con él. Las lecturas de esa reunión por parte de Washington y Pekín han sido contenidas, pero positivas. Las conversaciones fueron “sinceras, sustanciales y constructivas”, coincidieron el Departamento de Estado y el ministro de Exteriores chino en sendos comunicados. Un portavoz estadounidense añadió que Blinken había invitado al ministro chino a Washington “para continuar las conversaciones” y acordaron fijar una “visita recíproca en un momento mutuamente conveniente”.
“Como las relaciones están en su punto más bajo, ya solo hay un camino: hacia arriba”, valora Wang Xiangwei, exdirector del diario hongkonés South China Morning Post y actual profesor de periodismo en la Baptist University de Hong Kong. Wang cree que la visita de Blinken ha sido “positiva” y ha contribuido a colocar un “suelo” a la espiral descendente. En su opinión, ambos países atraviesan en estos momentos una “ventana de oportunidad” para encarrilar unos lazos maltrechos: Xi acaba de ser reelegido para un tercer mandato, China ha reabierto recientemente tras tres años prácticamente sellada por las políticas antipandémicas y Pekín busca revitalizar la economía, para lo cual necesita un contexto interno e internacional “estable”. “Tendrá, por tanto, que ser más amigo del sector privado dentro del país y, fuera, reparar los lazos con Estados Unidos y Europa”, observa. Mientras, Biden buscará la reelección en 2024, lo que probablemente volverá la política de Washington “más dura” frente a China.
En las últimas semanas, ha habido destellos de que algo ha comenzado a moverse. El sábado, Biden dijo que esperaba encontrarse con Xi “en los próximos meses”. En mayo, durante la cumbre del G-7 en Hiroshima (Japón), el estadounidense llegó a estimar que “pronto” se podría ver un “deshielo”.
Ambos países llevan meses tratando de reconducir unos lazos muy deteriorados a cuenta de un buen número de agravios, que van de las tensiones en torno a Taiwán —la isla que China considera una parte inalienable de su territorio y a la que Estados Unidos presta apoyo militar— al bloqueo impuesto por parte de Estados Unidos al sector de los semiconductores más avanzados con el fin de evitar que China logre desarrollar armamento sofisticado. El presidente Xi acusó en marzo a EE UU y sus aliados de articular una estrategia de “cerco y supresión” para evitar el desarrollo de China.
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