Lula sacude la celebración de la Revolución de los Claveles
El presidente brasileño culmina su visita de Estado a Portugal entre ovaciones de la izquierda y protestas sonoras de la ultraderecha durante un acto en el Parlamento
Lula, para bien y para mal, es un símbolo. Este martes volvió a demostrarse en la Asamblea de la República de Portugal, donde se celebró un solemne acto de bienvenida que, paradójicamente, cerraba su visita de Estado de cinco días, antes de salir hacia Madrid, donde culminará esta gira europea. Los 12 diputados ultraderechistas de Chega, la tercera fuerza parlamentaria, siguieron en pie con banderas ucranias y carteles contra la corrupción el discurso del mandatario brasileño y combatieron los aplausos de los demás con golpes sobre las mesas. “Basta de insultos, basta de avergonzar a las instituciones, basta de avergonzar el nombre de Portugal”, les reprendió con severidad el presidente de la Cámara, Augusto Santos Silva, que pidió “disculpas” al brasileño por el “incidente”. Lula minimizó el asunto a su salida como una “escena ridícula”.
La polarización que suscita Lula ya se había mostrado en el exterior de la Asamblea —el Parlamento unicameral portugués—, donde se celebraron desde las 9.00 manifestaciones a favor y en contra, distanciadas físicamente por un control policial para evitar tensiones. Dentro del hemiciclo, además, hubo varias escalas de protesta. Además de la ruidosa de Chega, el grupo de Iniciativa Liberal desairó al brasileño ausentándose de sus escaños, con excepción del portavoz parlamentario. La intervención de Lula también fue recibida con frialdad por el líder del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), Luís Montenegro, que no aplaudió sus palabras aunque le saludó con cortesía.
Antes de ser despedido por la mayoría de los diputados con un largo aplauso y el canto de Grándola, vila morena, la señal que puso en marcha el golpe de Estado de los militares contra la dictadura de Marcelo Caetano hace hoy 49 años, Lula no eludió las referencias a la guerra de Ucrania, un asunto que le separa de los portugueses. El presidente brasileño condenó de nuevo la invasión rusa, pero insistió en que “es necesario hacer la paz y crear el camino del diálogo y de la diplomacia”. Poco antes, Santos Silva había subrayado la principal diferencia entre los dos países sobre Ucrania. “La única condición es que el agresor cese las hostilidades”, exigió el presidente de la Asamblea.
Al igual que en otros discursos realizados estos días en Portugal, el mandatario brasileño se detuvo brevemente en el mandato de Jair Bolsonaro, en esta ocasión para reprobar su gestión de la pandemia. “La mitad de los 700.000 muertos de coronavirus podrían haberse evitado si no fuese por las fake news, el retraso en la obtención de vacunas y la negación de la ciencia realizada por la extrema derecha de mi país”, afirmó.
Lula se retiró antes del inicio de la sesión solemne dedicada a la Revolución de los Claveles, donde varios líderes parlamentarios alertaron sobre la amenaza que representan los movimientos extremistas. “Nuestra democracia no solo no está garantizada, sino que vive el momento de mayor amenaza”, dijo el diputado de la formación de izquierdas Livre, Rui Tavares. Algo en lo que también incidió el diputado comunista Manuel Loff: “Hace años que la democracia está amenazada de nuevo por el fascismo, de cuya sombra creíamos habernos liberado”. “El empobrecimiento de millones de portugueses, la degradación de los servicios públicos y de las instituciones, así como la falta de rumbo y de designio para el país, llevan al descrédito del sistema político y dan margen para el crecimiento de los populismos y extremismos, sea de extrema derecha, sea de extrema izquierda”, sostuvo el portavoz del PSD, Joaquín Miranda Sarmiento.
Fue también el último discurso de la líder del Bloco, Catarina Martins, en un 25 de abril, ya que en un mes se renovará la dirección del partido. Sus palabras fueron del palo al Gobierno socialista al tono poético. “Un Gobierno que se esconde en la victimización con la pandemia o la guerra, que se transforma en una agencia de publicidad y powerpoints en los que nadie cree, por muchos claveles que se ponga en el pecho, no cuida de la semilla de abril”, reprochó. Por su parte, el nuevo líder de Iniciativa Liberal (IL), Rui Rocha, aseguró que Lula da Silva no merecía “el recibimiento” realizado en la Asamblea.
André Ventura, el líder de Chega, tiene la habilidad de desnudar las fragilidades del sistema y convertirlas en su bandera, como es el caso de la corrupción. Encendido, como siempre, criticó que el ex primer ministro José Sócrates, que ha visitado en varias ocasiones a Lula en Brasil, pueda librarse de ser juzgado. “Será uno de los momentos más negros de la justicia”, dijo.
Entre las evocaciones al 25 de abril de 1974, cuando el golpe de Estado permitió acabar con las guerras coloniales y enterrar una dictadura de 48 años, se colaron los recados políticos que cada uno quiso enviar. Si el presidente de la Asamblea, Augusto Santos Silva, recomendó el respeto de los ciclos políticos “sin atropellos”, el presidente de la república, Marcelo Rebelo de Sousa, volvió a dejar sobrentendidos sobre la posibilidad de anticipar el fin de la legislatura, una idea que se ha ido instalando en su discurso debido al desgaste intenso del Gobierno de António Costa en apenas un año. “En democracia siempre hay posibilidad de crear caminos diversos”, destacó.
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