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Japón aprueba su mayor presupuesto militar desde la II Guerra Mundial para afrontar los desafíos de China y Corea del Norte

El Gobierno de Fumio Kishida anuncia que duplicará su gasto en defensa en los próximos cuatro años y Estados Unidos celebra la medida

Buques de guerra y portahelicópteros japoneses, el pasado noviembre frente a la ciudad de Yokosuka.
Buques de guerra y portahelicópteros japoneses, el pasado noviembre frente a la ciudad de Yokosuka.Anadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)

Japón duplicará su gasto de defensa en los próximos cuatro años y reforzará su armamento para tener capacidad de alcanzar bases enemigas, según un plan aprobado este viernes que pone fin a las limitaciones de un ejército al que la Constitución japonesa impedía participar en conflictos bélicos internacionales y poseer misiles balísticos de largo alcance. Con estas dos medidas —la duplicación del gasto y una nueva estrategia abierta que contempla la posibilidad de atacar bases enemigas— el Gobierno de Fumio Kishida imprime su mayor giro en materia de defensa desde la II Guerra Mundial.

El presupuesto militar pasará en cuatro años del tope actual del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) a un 2%, según la nueva Estrategia de Seguridad Nacional. El incremento es notable, si se tienen en cuenta algunas cifras a título de comparación: la media del gasto en defensa en la Unión Europea se situaba en 2020 en el 1,6% del PIB; el Gobierno español se ha fijado como meta para el año próximo alcanzar el 1,2% del PIB y aspira a llegar hasta el 2% en 2029. El país de la OTAN que dedica un mayor porcentaje de su PIB a defensa es Grecia (3,76%), seguido de Estados Unidos (3,47%).

El Gobierno japonés argumenta las razones del giro en materia de defensa en el documento de la nueva estrategia. Cita la posibilidad de que ocurra un incidente similar al de la invasión rusa de Ucrania en la región Indo-Pacífica o en el este de Asia. Pero, sobre todo, hace una mención expresa a la expansión militar china y a la amenaza que representa Corea del Norte, que este año ha lanzado casi 70 misiles, algunos de los cuales sobrevolaron Japón y obligaron a activar alertas en algunas de las zonas más septentrionales del país.

El Gobierno japonés persigue con esta medida contener el auge militar de China y mantener la posición dominante de Estados Unidos en Asia-Pacífico, según expresaron a la agencia Efe varios expertos. Japón es considerado por Washington uno de los puntales para su estrategia de seguridad en Asia, ya que aloja desde el final de la II Guerra Mundial bases estadounidenses en lugares estratégicos del archipiélago.

En ese contexto, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, celebró este viernes en un comunicado el nuevo plan de defensa nipón. “La estrategia de Japón”, subrayó en palabras recogidas por Efe, “converge con la nuestra al reconocer que una mayor unión entre los países que son parecidos es primordial para proteger los intereses y valores comunes y perseguir objetivos compartidos”.

Las Fuerzas Armadas japonesas, que cuentan con casi 250.000 efectivos, tenían circunscrito su margen de acción a la autodefensa. La Constitución de 1947, redactada por las fuerzas aliadas tras el fin de la II Guerra Mundial —con Estados Unidos como principal artífice— limita las funciones del ejército a la protección del archipiélago sin abandonar su territorio. Sin embargo, la nueva estrategia presentada por el Gobierno se vale de una interpretación de la Ley Fundamental según la cual un “contraataque” a bases enemigas se enmarcaría dentro de la legalidad de la defensa propia.

El presupuesto previsto incluye una fuerte partida para la Guardia Costera, la principal fuerza activa en el contencioso entre Japón y China por las islas Senkaku, (conocidas como las Diaoyu en China), que por su situación y sus recursos naturales son consideradas por ambos países como irrenunciables para sus respectivas soberanías.

Para financiar el gasto, el Gobierno del primer ministro Kishida anunció, entre otras medidas, subidas de impuestos a las grandes corporaciones y una recaudación extra de 3 yenes (0,02 euros) por cada cigarro a los fumadores. El plan para financiar el gasto militar propuesto ha sido criticado por carecer de una agenda precisa. Según el diario Asahi, la ambigüedad del calendario anunciado, que habla de subida de impuestos “en 2024, o más tarde”, refleja la resistencia dentro de algunos sectores del gubernamental Partido Liberal Democrático (PLD), por temor a las graves consecuencias políticas del alza impositiva en las elecciones locales de la próxima primavera.

Soldados japoneses participaban en unas maniobras militares, en mayo de 2020 en la región de Chubu.
Soldados japoneses participaban en unas maniobras militares, en mayo de 2020 en la región de Chubu.POOL (Reuters)

Hisae Masahiko, editor de la agencia de noticias Kyodo, ha afirmado que el fuerte aumento en el gasto de defensa tiene su origen en la presión ejercida sobre el Gobierno de Kishida por la facción del fallecido ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado el pasado el pasado julio, y de Estados Unidos, el gran beneficiario de los contratos de armamento previstos.

La Estrategia de Seguridad Nacional es considerada por algunos expertos como un legado del ex primer ministro Abe (2012-2019), quien pretendía revivir la reputación de poderío militar que tuvo Japón en la primera mitad del siglo XX. El exmandatario asesinado fue el gran impulsor del aumento del gasto militar, con el objetivo de hacer frente a las tensiones territoriales marítimas con China y a la amenaza nuclear norcoreana.

El documento con el nuevo presupuesto habla de lograr “un Indo-Pacífico libre y abierto”, uno de los lemas recurrentes de Abe, que le valieron el reconocimiento en Asia como uno de los políticos más predispuestos a frenar la expansión china.

El primer ministro Kishida, un moderado en temas de defensa, dijo en una conferencia de prensa tras la aprobación del nuevo plan que consideraba que su misión era “proteger y defender la nación en un histórico punto de inflexión”.

Dentro del presupuesto hay partidas para mejorar las capacidades integradas de defensa aérea y de misiles, además de una modernización del sistema de baterías de misiles Patriot, considerado el armamento más sofisticado, escaso y costoso en el catálogo estadounidense de armas antiaéreas. Las compras incluirán centenares de misiles de crucero estadounidenses Tomahawk, cuya elevada factura aumenta aún más por los costes asociados a la formacion de personal, mantenimiento y soporte informático.

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