Fumio Kishida será el nuevo primer ministro de Japón tras ganar las primarias del partido gobernante
El exministro de Exteriores será investido la semana en viene y permanecerá en el cargo hasta las próximas elecciones, previstas en noviembre
Fumio Kishida, de 64 años, antiguo ministro de Asuntos Exteriores, será salvo catástrofe el próximo primer ministro de Japón, después de que su partido, el Liberal Demócrata (PLD), de línea conservadora y con mayoría en el Parlamento nipón, le haya elegido como su máximo dirigente en una votación interna muy reñida. El nuevo líder del PLD quedará investido al frente del Ejecutivo en la sesión parlamentaria del próximo lunes.
El sistema nipón prevé que el líder del partido más votado ―casi invariablemente el PLD desde la posguerra― sea quien ocupe la jefatura del Gobierno. Kishida permanecerá al frente del país al menos hasta las próximas elecciones parlamentarias, previstas en noviembre; uno de los interrogantes es si tendrá tiempo para imprimir su marca en la conciencia de los votantes antes de los comicios, que según los medios japoneses se celebrarían bien el día 7, bien el 14 de ese mes.
Kishida sucederá como presidente del PLD y como primer ministro a Yoshihide Suga, que a comienzos de este mes y tras solo un año en el poder renunció a presentarse a la reelección como líder tras constatar el escaso apoyo que tenía dentro del partido y lastrado por unos pésimos niveles de popularidad por su gestión de la pandemia y su empeño en celebrar los Juegos Olímpicos de Tokio pese a la abrumadora oposición de los ciudadanos.
Kishida, el candidato de la continuidad, ha derrotado en la segunda vuelta a Taro Kono, de 58 años, el ministro encargado de la campaña de vacunación contra la covid y favorito en la calle.
Después de que en la primera vuelta ninguno de los cuatro candidatos lograra una mayoría clara, el nuevo líder derrotó a Kono en la segunda ronda por 257 votos frente a 170. Entre los 262 parlamentarios, 249 se inclinaron por el exministro de Exteriores y solo 13 apoyaron al candidato perdedor, exministro de Defensa y también antiguo jefe de la diplomacia nipona. Entre los votantes regionales ―limitados a uno por prefectura―, el zar de la vacunación nipona logró, en cambio, una mayoría de 39 votos, frente a solo ocho para el candidato del establishment. Las otras dos candidatas, Sanae Takaichi, de 60 años y la favorita del ex primer ministro Shinzo Abe en estos comicios, y Seiko Noda, de 61, se retiraron después de la primera vuelta.
Kishida, un político poco carismático y con poco tirón en la calle, ya se había presentado como candidato a liderar el PLD en septiembre del año pasado, tras la dimisión por motivos de salud de Shinzo Abe, el primer ministro más duradero del Japón de después de 1945. El antiguo jefe de la diplomacia nipona sufrió una dura derrota en unos comicios en los que Abe optó por dar su apoyo a Suga, que había sido su portavoz y hombre de confianza a lo largo de su mandato.
El triunfo de Kishida, aunque una vindicación personal para el exministro tras su fuerte derrota el año pasado, representa un golpe para una nueva generación de políticos dentro del PLD, encabezada por Kono, que aspiraban a una renovación del partido y el sistema de facciones que lo domina en la sombra.
El futuro primer ministro ha querido, en su discurso de victoria, responder a esas preocupaciones y ha prometido liderar un partido renovado en los comicios de noviembre. “Las elecciones para el liderazgo del PLD han terminado. Encaremos unidos las elecciones para la Cámara Baja y la Cámara Alta”, instó.
Como primer ministro, Kishida tendrá que hacer frente a la pandemia del coronavirus entre sus inmediatas prioridades. Para ello cuenta, de cara a las simpatías del público, con una baza que no tuvo Suga en sus últimos meses de mandato: tras un descenso en el número de nuevas infecciones, el parlamento japonés aprobó esta semana el levantamiento gradual del estado de alarma sanitario vigente desde el pasado abril. Después de alcanzar un máximo de 25.000 contagios diarios en todo el país durante los Juegos, los nuevos casos se han reducido a cerca de 2.000 por día.
El hasta ahora diputado ha prometido centrar su política de gobierno en la lucha contra la desigualdad salarial a medida que Japón comience su recuperación económica tras la pandemia. Pero también ha dejado claro que, en política económica, no va a romper moldes, y seguirá adelante con las fórmulas de Shinzo Abe de estímulos para luchar contra el estancamiento de la pandemia. “Nuestra crisis nacional continúa. Necesitamos seguir trabajando duro y con determinación en la respuesta contra el coronavirus, y tenemos que acumular decenas de billones de yenes en un paquete de estímulo para finales de este año”, sostuvo.
El hasta ahora diputado también ha prometido centrar su política de gobierno en la lucha contra la desigualdad salarial a medida que Japón comience su recuperación económica tras la pandemia.
En política exterior tampoco se esperan grandes cambios, en momentos en los que Japón busca cómo responder al auge de China sin perjudicar los importantes lazos comerciales entre la segunda y la tercera economía del mundo. Kishida, que comparte la línea de su partido sobre la necesidad de reforzar la Defensa del país, buscará incrementar los lazos de seguridad con Estados Unidos y otros socios en la región, incluida la alianza informal conocida como Quad (EE UU, Japón, Australia e India).
El nuevo líder del PLD se ha declarado partidario de fortalecer el servicio de guardacostas nipón, y respalda la aprobación de una resolución que condene el trato de Pekín a la minoría musulmana uigur en Xinjiang. También tendrá que decidir cuál será la posición de su gobierno sobre Taiwán, la isla autogobernada que China considera parte de su territorio y a la que no renuncia a unificar por la fuerza. En sus últimos meses de mandato, Suga había mantenido una posición cada vez más firme para estrechar relaciones con el Gobierno de Taipei, incluida la defensa de la candidatura taiwanesa para el CPTPP (Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico), para el que tanto Pekín como Taipéi han formalizado su petición de ingreso.
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