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La crisis económica y la pandemia serán los nuevos desafíos del Gobierno japonés

Yoshihide Suga también tendrá que gestionar los Juegos Olímpicos, que pueden celebrarse el año que viene, pero en un contexto muy incierto

El nuevo líder del Partido Liberal Demócrata japonés, Yoshihide Suga
El nuevo líder del Partido Liberal Demócrata japonés, Yoshihide SugaKIM KYUNG-HOON (Reuters)
Macarena Vidal Liy

Japón ya tiene nuevo líder: Yoshihide Suga. Tal y como se esperaba, el Partido Liberal Demócrata (PLD) se ha inclinado muy mayoritariamente por el hasta ahora jefe de Gabinete y ministro portavoz como nuevo líder de la formación en su elección interna celebrada este lunes, precipitada por la dimisión el 28 de agosto del primer ministro saliente, Shinzo Abe, por motivos de salud. Dada la mayoría absoluta parlamentaria de la que disfrutan el PLD y su socio de coalición Komeito, Suga quedará nombrado primer ministro cuando este miércoles se celebre una sesión extraordinaria en la Dieta (la Asamblea Nacional nipona). Suga, que ha demostrado su habilidad entre las bambalinas políticas, pero con escasa experiencia diplomática, garantiza la continuidad del proyecto político de Abe y su mandato durará hasta septiembre de 2021.

El hasta ahora ministro portavoz ha prometido que seguirá adelante con la Abeconomía, la estrategia económica que combina el gasto fiscal, reformas y una política monetaria expansiva para incentivar el crecimiento. Fiel a la atención a los asuntos básicos para los ciudadanos por la que es conocido en la política nipona, ha prometido recortes en las tarifas de telefonía móvil, y avanzar en la digitalización de la burocracia. En el terreno exterior, continuará el legado de su predecesor y aliado para mantener a Japón entre los protagonistas en el escenario mundial.

Pero su etapa al frente del país llega en medio de la pandemia de la covid, que ha precipitado un brusco deterioro económico y cuya gestión ha recibido numerosas críticas pese a que este país ha logrado mantener un número relativamente bajo de casos. Hereda también problemas que la era de Abe no ha podido resolver: desde el envejecimiento de la población y la igualdad de la mujer hasta las disputas de soberanía con Rusia sobre las islas Kuriles, hasta el drama del paradero de los japoneses secuestrados por Corea del Norte durante décadas, pasando por la política de defensa cuando se deterioran a ojos vista las relaciones entre su principal aliado, Estados Unidos, y China, su gigantesco vecino e importante socio comercial.

“Va a tener las manos llenas con cuestiones de política interna, ya que la crisis de la covid ha puesto rápidamente en peligro los efectos positivos de la Abeconomía. Tendrá que centrarse en garantizar una recuperación económica robusta y sostenible para el país. También tendrá que gestionar los Juegos Olímpicos, que pueden celebrarse el año que viene pero en un contexto muy incierto. Las cuestiones internas, la recuperación económica y la gestión de la incertidumbre creada por la pandemia del coronavirus serán sus prioridades”, apunta Céline Pajon, analista para Japón del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).

La política exterior puede ser su punto débil, en momentos delicados en el escenario internacional. Los lazos con China y Corea del Sur arrastran aún los golpes sufridos durante el mandato de Abe; está por ver si consigue mantener la buena relación de su predecesor con el volátil Donald Trump.

Obstáculos electorales

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En el debate de candidatos celebrado este sábado, Suga reiteraba su apuesta por el continuismo. “Se le percibe como un buen gestor, pero no necesariamente un hombre con visión para su país. Sus intereses son principalmente domésticos, desde la economía hasta cuestiones de centralización y descentralización” -considera Pajon-. “Por ello, es posible que no sea tan activo como Shinzo Abe en el escenario internacional. Esto podría dañar el legado de Abe en lo que respecta a logros diplomáticos”.

Una de las grandes incógnitas en la investidura de Suga es si convocará elecciones parlamentarias anticipadas el mes próximo, aprovechando la previsible luna de miel con su electorado durante sus primeras semanas al frente del país, y la fragmentación de los partidos de oposición. Ello le permitiría reforzar sus posibilidades de ser reelegido al frente del PLD el año próximo. Japón debe celebrar elecciones no más tarde de octubre de 2021, y ya varios pesos pasados del principal partido nipón han apuntado la posibilidad de adelantarlas a los próximos meses.

“La legitimidad de Suga derivará de una elección interna y parcial dentro del PLD, lo que puede hacerla frágil. Por ello, es posible que Suga opte por una convocatoria electoral en los próximos meses que le dé un nuevo mandato”, opina Pajon.

El profesor de Ciencias Políticas Yu Uchiyama, de la Universidad de Tokio, tampoco descarta esa posibilidad, pese al desafío logístico que representaría celebrar unos comicios durante la pandemia. “En general, una vez que un nuevo primer ministro toma posesión su popularidad aumenta, así que (Suga) puede verse tentado de convocarlos cuando su popularidad se encuentre en niveles altos”.

Sin embargo, la idea de una cita electoral anticipada encuentra resistencia en el socio de coalición del PLD, el partido Komeito, sin cuyo apoyo en el Parlamento la formación de Suga y Abe puede tener dificultades en sacar el proyecto adelante. “La prioridad es resolver los brotes de coronavirus. La gente quiere volver al trabajo y regresar a sus puestos, y no creo que quieran el vacío de poder de un mes o dos que resultaría de una convocatoria electoral”, ha declarado el líder de Komeito, Natsuo Yamaguchi.


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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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