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Austria y Países Bajos bloquean la entrada en el espacio Schengen de Rumania y Bulgaria

La UE aprueba el ingreso de Croacia en la zona libre de controles de pasaportes a partir del 1 de enero, a la vez de su adhesión al euro

Bulgaria y Rumania espacio Schengen
La comisaria de Interior, Ylva Johansson, atiende a los medios antes de la reunión sobre la incorporación de Croacia, Bulgaria y Rumania al espacio Schengen, este jueves en Bruselas.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
María R. Sahuquillo

Bulgaria y Rumania tendrán que esperar para unirse al espacio Schengen. Los ministros de Interior de la UE han respaldado este jueves el ingreso en la zona de libre circulación europea de Croacia. Sin embargo, el veto de Austria y de Países Bajos, según fuentes comunitarias, ha bloqueado la entrada de Sofía y Bucarest en el área que permite los viajes sin controles ni necesidad de pasaporte por 27 países (incluida ahora Croacia), y que se considera uno de los mayores logros de la integración europea. En una reunión tensa en Bruselas, los ministros de Interior holandés (que se ha opuesto al ingreso de Bulgaria) y austriaco (que ha votado en contra también de Bucarest) han citado incumplimientos del sistema de registro de solicitantes de asilo y en el manejo de los flujos migratorios irregulares; también, preocupaciones por las reformas de estos países para atajar la corrupción y para garantizar el Estado de derecho de la UE. La Comisión Europea había recomendado la entrada de ambos países, que llevan años aguardando, junto a Croacia, que, además, se sumará a la zona euro el próximo 1 de enero.

La comisaria de Interior, Ylva Johansson, se ha mostrado profundamente contrariada por el bloqueo a dos países, que, según sus informes, están preparados. “Los ciudadanos de Bulgaria y Rumania merecen formar parte plenamente del espacio Schengen”, ha dicho tras la reunión, en la que el ambiente ha sido “muy amargo”, según fuentes presentes en la sala, y en la que la presidencia de turno de la UE, que este semestre recae en la República Checa, ha tratado de conseguir un acuerdo de mínimos que, al menos, fijase un cronograma de integración. Sin éxito. “Cuando se trata de la adhesión de Rumania y Bulgaria, no estamos unidos y eso nos hace muy débiles y eso también me entristece”, ha resaltado enfadada la comisaria Johansson. Bruselas difundió hace unas semanas dos informes en los que reclamaba a los Estados miembros el aval para el ingreso de ambos países “sin más demora”, lo que haría a Europa más segura y próspera, dijo.

La zona de libre tránsito cubre la mayoría de los países de la UE ―menos dos de los tres sobre los que se votaba hoy, y tampoco están Chipre e Irlanda―, además de Suiza, Noruega, Liechtenstein e Islandia; un espacio de 400 millones de ciudadanos. Sin embargo, en 2015, con la crisis de refugiados, algunos países empezaron a recuperar los controles fronterizos, diluyendo el espíritu del tratado, en el que los Estados que lo suscriben se comprometen a controlar rigurosamente los límites exteriores del espacio, a garantizar la cooperación policial y la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo. Para Croacia, la entrada en Schengen implicará la desaparición de las largas colas de vehículos en sus fronteras con Eslovenia y Hungría, lo que puede ayudar al turismo.

La decisión de ampliar el espacio Schengen requiere el apoyo de todos los miembros de la UE que aplican plenamente las normas de la zona de libre circulación, así como del Parlamento Europeo. Los líderes de los principales partidos de la Eurocámara enviaron el miércoles una carta a los ministros de Justicia e Interior de los Estados miembros en la que apoyaban el ingreso de Croacia (que se adhirió a la UE en 2013), así como de Rumania y Bulgaria (que entraron en el club comunitario en 2007). “Todos podemos estar de acuerdo en que un espacio Schengen ampliado hará que la UE sea más fuerte como Unión, internamente y a nivel mundial”, dice la misiva, firmada, entre otros, por la líder de los Socialistas y Demócratas europeos, Iratxe García, y por el del Partido Popular Europeo, Manfred Weber.

Las reticencias de Austria se deben, fundamentalmente, a la cuestión migratoria. El ministro del Interior austriaco, Gerhard Karner, ha asegurado este jueves que su país ha registrado 100.000 cruces fronterizos ilegales en lo que va de año, incluidas 75.000 personas que no se habían registrado previamente en el continente, algo que no debería suceder en la zona Schengen, ha dicho. Viena teme que el levantamiento de los controles de pasaporte aumente esas llegadas. “No está bien que un sistema que no funciona bien se expanda en este punto”, ha dicho Karner, quien ha asegurado que el ingreso de Rumania y Bulgaria puede acarrear problemas de seguridad.

El primer ministro rumano, Nicolae Ciuca, ha mostrado su “profunda decepción” por el bloqueo “injustificado” de Viena. “Lamentamos y, sinceramente, no entendemos la posición inflexible de Austria”, ha declarado Ciuca, citado por la agencia Efe.

Francia, que como Alemania o España ha apoyado con claridad el ingreso de ambos a Schengen, considera, al contrario que austriacos y holandeses, que su ingreso en la zona de libre movimiento permitiría “respetar” mejor el control fronterizo y limitar la afluencia por la ruta de los Balcanes. Desde enero, la agencia de fronteras de la UE (Frontex) ha detectado unas 139.500 entradas irregulares por esa vía, fundamentalmente por Serbia; el número más alto desde 2016, aunque en unas circunstancias de postpandemia.

“Estamos todos absolutamente disgustados”, ha declarado el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska. “Hoy, quienes han perdido no son solo Rumania y Bulgaria, que han hecho un esfuerzo manifiesto y han cumplido los requisitos. Hoy ha perdido Schengen, y los países de la Unión Europea asociados al espacio Schengen”. Su entrada, ha dicho, no debilitaba la zona de libre circulación, sino que la “fortalecía”.

Los debates sobre la integración en el tratado Schengen de los dos socios del sureste de la UE han elevado la tensión estos días en el club comunitario. A principios de semana, el primer ministro holandés, Mark Rutte, causó indignación en Sofía al asegurar que las personas podían cruzar la frontera con Bulgaria pagando 50 euros. Un comentario que el presidente búlgaro, Rumen Radev, consideró “inaceptable”. “Recientemente, tres policías búlgaros fueron asesinados mientras protegían la frontera exterior de la UE”, dijo Radev. “¡En lugar de recibir la solidaridad europea, Bulgaria recibe cinismo!”, exclamó el mandatario de Bulgaria. Este jueves, el responsable holandés de Migraciones, Eric van der Burg, ha citado preocupaciones de “corrupción y derechos humanos” para bloquear la entrada el país balcánico y ha pedido un nuevo informe sobre ambos puntos.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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