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Putin acepta una misión internacional para inspeccionar la central nuclear de Zaporiyia

La visita de los expertos del OEIA, acordada en una conversación con Macron, requerirá un alto el fuego previo en la zona

Guerra en Ucrania
La central nuclear de Zaporiyia, en Ucrania.Xinhua vía Europa Press (Xinhua vía Europa Press)

Es uno de los lugares más peligrosos hoy, no solo de la guerra de Ucrania, sino del planeta. La central nuclear de Zaporiyia, en territorio ucranio, pero ocupada por tropas rusas, ha sido escenario de intercambios de fuego entre ambos ejércitos y un misil mal dirigido (o apuntado con intención) podría causar una catástrofe de efectos incalculables. El presidente ruso, Vladímir Putin, aceptó este viernes, durante una conversación con su homólogo francés, Emmanuel Macron, que expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) visiten “cuanto antes” la central ucrania, según un comunicado del palacio del Elíseo.

La visita de los inspectores a Zaporiyia ―la central más grande de Europa― se hará bajo la supervisión de Ucrania, según el Elíseo, y no tiene fecha. Antes, “deben reunirse las condiciones de seguridad para que la misión pueda hacer su trabajo, lo que exige un alto el fuego”, comentó después de la llamada una fuente de la presidencia de la República francesa, que pidió el anonimato. “Es necesario que se detengan los combates como mínimo durante el tiempo de la misión”, añadió la fuente, “y, si es posible, y es lo que deseamos, más allá de ella para que todos podamos estar seguros de que la central de Zaporiyia es un lugar en seguridad”. El Ministerio de Exteriores ruso consideró “inaceptables” las propuestas de Naciones Unidas, de Kiev y otras capitales para desmilitarizar la zona.

El Kremlin enfatizó que la conversación se mantuvo a instancias del Elíseo. Según el comunicado, Putin no solo mostró “su disposición a brindar la asistencia que necesiten los inspectores de la agencia [el OIEA]”, sino que también accedió a que los expertos de la ONU y de la Cruz Roja visiten la cárcel de Olenivka (en el este, en la provincia de Donetsk), centro en el que murieron más de 40 presos ucranios el pasado 29 de julio tras un bombardeo del que Moscú y Kiev se acusan mutuamente.

Un detalle significativo del acuerdo entre Macron y Putin, según el Elíseo, es que los expertos del OIEA no llegarán a Zaporiyia ―en manos de Moscú desde el principio de la invasión― pasando por Rusia y los territorios ucranios ocupados por Moscú, sino desde Ucrania y los territorios bajo control del Gobierno de Kiev. “Esto es del todo necesario, legítimo e indispensable por motivos de soberanía ucrania”, dijo la fuente francesa, “y porque hay que evitar que, por medio del hecho consumado de la ocupación rusa de un cierto número de territorios ucranios, nosotros o la comunidad internacional o el OIEA aportemos la más mínima forma de legitimidad a esta ocupación si pasamos por Rusia”.

La conversación entre Putin y Macron, la primera desde el pasado 18 de mayo, coincidió con el anuncio en Moscú de que el gasoducto Nord Stream 1 volverá a dejar de bombear gas ruso a la Unión Europea por completo. Gazprom anunció que someterá a revisión una unidad de compresión entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre, y posteriormente volverá a funcionar con limitaciones. El gasoducto apenas suministra un 20% de su capacidad máxima desde finales de julio debido al enfrentamiento de Rusia con Canadá y Alemania por las sanciones a ciertas piezas en reparación.

Durante su charla de una hora y media con Macron, Putin insistió en que una catástrofe nuclear a gran escala “podría contaminar unos territorios enormes con la radiación”. Aunque no aparece mencionado en el comunicado, podría ser una amenaza explícita a Europa: un día antes, el Ministerio de Defensa ruso mostró un mapa en el que apuntaba a que un supuesto “accidente” en Zaporiyia no afectaría a Rusia, pero su nube radiactiva sí se extendería sobre Moldavia, Rumania, Polonia y Alemania.

El OIEA lleva meses pidiendo la misión en Zaporiyia para garantizar la seguridad de la central. “No queremos otro Chernóbil”, dijo el jueves en la ciudad ucrania de Lviv el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al final de una cumbre junto al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y el secretario general de la ONU, António Guterres. “La zona debe ser desmilitarizada, cualquier otra opción sería suicida”, dijo Guterres.

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