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La historiadora británica Anna Reid: “Se ha impuesto la versión rusa de la historia de Ucrania”

La experta en Ucrania cree que en la primera mitad del siglo XX este país sufrió más que cualquier otro Estado europeo

Anna Reid
Anna Reid, en una imagen facilitada por la editorial Debate.
Guillermo Altares

Anna Reid, periodista e historiadora británica de 56 años, vivió entre 1993 y 1995 en Ucrania como corresponsal de The Economist y The Daily Telegraph y nunca ha dejado de regresar a ese país. Borderland: A Journey Through the History of Ukraine (sin edición española) resume sus profundos conocimientos de este Estado. Se trata de un libro que mezcla la historia con la crónica de viajes y que la realidad le ha obligado a actualizar varias veces (la última edición salió en 2015). Acaba de publicar en castellano un ensayo convertido ya en un clásico sobre la II Guerra Mundial, Leningrado (Debate, traducción de Raquel Marqués). Esta conversación se desarrolló por teléfono el pasado miércoles.

Pregunta. En su libro sostiene que ser ucranio no tiene que ver ni con un apellido, ni con la lengua que se habla, sino que se trata de una elección moral.

Respuesta. Los historiadores han exagerado mucho la idea de la identidad de frontera al referirse a Ucrania, y la primera culpable soy yo porque titulé así mi libro. Pero [el presidente ruso Vladímir] Putin se ha apoderado de esta idea y muchos comentaristas occidentales la repiten sin ni siquiera ser prorrusos. Sin embargo, se ha impuesto la versión rusa de que Ucrania siempre ha estado invadida por otros países, que siempre ha estado internamente dividida, algo que Rusia enfatiza especialmente desde 2014 cuando se anexionó Crimea. Y que, por lo tanto, siempre ha estado condenada a ser un Estado fallido, una especie de tierra de sangre. Pero no es verdad en absoluto. Durante largos periodos de su historia, Ucrania ha sido un territorio próspero y pacífico, que además se transformó totalmente desde su independencia en 1991. No podemos olvidar que Kiev y Odesa fueron dos ciudades muy ricas y la tercera y la cuarta en importancia durante el viejo Imperio ruso.

P. En su libro, escrito en los años noventa, ya asegura que el Kremlin estaba tratando de desestabilizar Ucrania. ¿Pensó alguna vez que iba a llegar tan lejos, que iba a destruir ciudades enteras?

R. Creo que muchos observadores, tanto ucranios como internacionales, fueron incapaces de interpretar a Putin. Pensaban que se conformaría manteniendo una guerra de baja intensidad en el este del país, como si hubiese lanzado una pastilla venenosa contra Ucrania porque, mientras existiese ese conflicto, no podría entrar ni en la UE ni en la OTAN. Algunos creían que tal vez trataría de crear un corredor terrestre que uniese el Donbás con Crimea. Pero incluso para mí, que llevo estudiando esa parte del mundo desde hace mucho tiempo, resultaba inconcebible que lanzase sus tanques contra Kiev.

P. ¿Es una exageración decir que Ucrania parece un país maldecido por la historia? Padeció la I Guerra Mundial; la guerra civil posterior a la Revolución, que tuvo lugar mayoritariamente en su territorio; la deportación masiva de los kulaks, los pequeños campesinos con tierras; la hambruna organizada por Stalin que mató a millones de personas entre 1932 y 1933; la II Guerra Mundial; el Holocausto; las deportaciones de pueblos enteros tras el conflicto como los tártaros; la guerra de 2014 en el Donbás y la invasión actual…

R. Creo que en la primera mitad del siglo XX, Ucrania sufrió más que cualquier otro país europeo si se mira el porcentaje de muertos sobre el conjunto de la población. Pero no siempre fue así: vivió un gran auge durante la segunda mitad del siglo XIX, también al final de la Unión Soviética y después de la independencia.

Tienda del centro de Moscú con propaganda a favor de Putin y de la guerra en Ucrania.
Tienda del centro de Moscú con propaganda a favor de Putin y de la guerra en Ucrania.MAXIM SHIPENKOV (EFE)

P. ¿Por qué Ucrania, pese a sentirse una nación desde hace siglos, no logró la independencia hasta 1991? ¿Por qué a diferencia de otras naciones que lograron convertirse en Estados tras la I Guerra Mundial sobre las cenizas de imperios difuntos, Ucrania no lo consiguió?

R. Ucrania alberga un movimiento nacionalista desde la mitad del siglo XIX, que hacía mucho hincapié en el lenguaje, en el folclore, en la literatura o en los clubs deportivos. Al carecer de poder político, se construyeron muchas instituciones cívicas. Es cierto que otros pueblos lograron Estados tras la I Guerra Mundial tras la disolución del Imperio Austrohúngaro. Sin embargo, no se puede olvidar que dos tercios del actual territorio ucranio estaban dominados por Rusia. Y pese a que los ucranios enviaron representantes a la conferencia de paz de París de 1919, que se multiplicaron los contactos y que existieron gobiernos ucranios embrionarios en 1918 y 1919, no lograron persuadir a las potencias victoriosas. Y, de todos modos, cualquier independencia de Ucrania hubiese sido aniquilada por Stalin, que no dudó en matar de hambre a casi cuatro millones de personas y en deportar y asesinar a una gran parte de los intelectuales ucranios.

P. ¿Qué dice sobre Ucrania que escritores tan famosos como Joseph Conrad, Gregor von Rezzori, Joseph Roth, Bruno Schulz, Paul Celan y hasta Leopold von Sacher-Masoch naciesen en la actual Ucrania, pero escribiesen en otras lenguas y casi nadie les identifique como ucranios?

R. Significa que se trata de un país multiétnico, mucho menos de lo que fue porque Stalin deportó o asesinó a millones de personas. Ucrania siempre ha sido un país étnicamente mezclado en el que vivían polacos, rusos, ucranios, judíos, tártaros, rumanos… Una enorme mezcla de pueblos que hablan diferentes lenguas. Se trata de algo que define a Ucrania, que sea un país tan mezclado y tan híbrido y que sea un maravilloso babel en el que se hablaban diferentes lenguas en las calles. Nikolái Gógol utilizaba los dos idiomas, dependiendo de la audiencia a la que se dirigía. Los ucranios también podrían reivindicar a Anna Ajmátova, la gran poetisa de las purgas estalinistas, que nació cerca de Odesa, aunque pasó la mayor parte de su vida en San Petersburgo.

Soldados de los escuadrones de la muerte Einsatzgruppe C junto a cadáveres de judíos asesinados en Babi Yar, cerca de Kiev, en octubre de 1941.
Soldados de los escuadrones de la muerte Einsatzgruppe C junto a cadáveres de judíos asesinados en Babi Yar, cerca de Kiev, en octubre de 1941.US Holocaust Memorial Museum

P. ¿Cómo es posible que Putin haya logrado que se identifique el nazismo con Ucrania?

R. Ucrania fue totalmente ocupada por Alemania de 1941 a 1944 y se trató de una ocupación brutal. Es cierto que Alemania organizó dos batallones ucranios que contaban con unos 12.000 efectivos y que bajo la ocupación los nazis reclutaron a ucranios para diferentes tareas. También que hubo ucranios que fueron guardianes de campos de exterminio y que formaron parte de los escuadrones de la muerte que participaron en el Holocausto de las balas. Era algo deliberado: los nazis reclutaban a eslavos para lo que consideraban los trabajos sucios. Pero en las partes de Rusia ocupadas por los nazis ocurrió exactamente lo mismo. Y no se puede olvidar que cientos de miles de ucranios lucharon en el Ejército rojo, que muchos fueron héroes de la Unión Soviética.

P. ¿Es la historia, o mejor dicho, la manipulación de la historia uno de los frentes de esta guerra?

R. Sí, sin duda. La primera seña de que el Kremlin estaba tramando algo contra Ucrania fue el largo ensayo que publicó Putin en julio del año pasado. Tenía 7.000 palabras y se titulaba Sobre la unidad histórica de rusos y ucranios. Es un texto largo, que empieza en el siglo X con el Rus de Kiev y llega hasta el presente. Es bastante factual, no dice muchas mentiras, aunque es muy sesgado. Por ejemplo, cuando llega al periodo estalinista es pura posverdad. No menciona que Stalin y Hitler se dividieron Polonia entre ellos y luego habla de liberación de territorios que nunca fueron rusos y apenas se refiere a la Gran Hambruna y solo para definirla como “una tragedia compartida”. Su concepto del oeste de Ucrania es que se trata de una tierra arrancada a su auténtico espíritu eslavo ortodoxo por unos malvados occidentales. Sí, creo que la historia es uno de los frentes de esta guerra. Me he pasado años respondiendo a preguntas del tipo de si todos los ucranios hablan ruso y explicando que la mayoría de ellos lo hablan, aunque en el oeste hablan sobre todo ucranio y en el este sobre todo ruso. Y que, en cualquier caso, la lengua que hablas no tiene nada que ver con tu lealtad política. Pero se trata de un mensaje que no ha calado totalmente. Muchos de los soldados que están combatiendo la invasión hablan ruso y hemos visto vídeos de ucranios insultando a los ocupantes en ruso.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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