La declaración de guerra del Kremlin incendia el Consejo de Seguridad de la ONU
“Estaba convencido de que no pasaría nada grave, me equivoqué”, dice António Guterres. Estados Unidos presentará una resolución este viernes para que “Rusia rinda cuentas ante el mundo”
Segunda reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU en apenas 48 horas. A petición de Ucrania, alarmada por una invasión rusa inminente ―así lo habían advertido este miércoles Kiev y el Departamento de Estado norteamericano, y confirmado poco después el Kremlin―, el máximo órgano ejecutivo del organismo multilateral no llegó a discutir siquiera un proyecto de resolución que, con el veto de Rusia y el anuncio de una acción militar en el Donbás, se habría visto condenado al fracaso. El texto denunciaba las acciones de Rusia contra el país vecino, pero se convirtió en papel mojado antes de que los otros 14 miembros del Consejo, incluida hipotéticamente China, tuvieran la oportunidad de apoyarlo. De poco sirvió la exhortación de António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, al presidente ruso, Vladímir Putin, para que no atacara Ucrania.
La convocatoria número 8.974 del Consejo, celebrada en Nueva York en la noche del miércoles, tuvo momentos de una intensidad dramática acorde con las circunstancias. Informados en tiempo real a través de sus móviles, los participantes rehicieron e improvisaron sus discursos, atónitos. Pero el intercambio de frases entre los representantes de Ucrania y Rusia, cara a cara, víctima y victimario en la cuna de la diplomacia, revistió carácter de duelo. El embajador de la Federación Rusa, Vasily Nebendzya, que además ostenta la presidencia rotatoria del máximo órgano ejecutivo de la ONU, confirmó la declaración de guerra del Kremlin, asegurando que el objetivo no es ocupar Ucrania, sino proteger a la población del este, que lleva, dijo, ocho años sufriendo agresiones por parte del oeste. La fecha remite a 2014, cuando se produjo la invasión y posterior anexión de Crimea por Rusia y, un mes después, la rebelión de los separatistas prorrusos en el Donbás, convertida desde entonces en una guerra de baja intensidad que no han podido zanjar los acuerdos de paz de Minsk.
El momento más intenso de la reunión se produjo cuando el ruso, como anfitrión de la cita, dio la palabra a su homólogo ucranio, Sergiy Kyslytsya. Este, en un tono tan desafiante como sereno, apartó los folios que llevaba preparados (”a estas alturas ya no sirven de nada”), leyó un artículo de la Carta de la ONU sobre la membresía, subrayando que Rusia no merece tal honor, e instó a su homólogo a pronunciarse después de espetarle: “No hay purgatorio para los criminales de guerra. Se van directo al infierno, embajador”. “Rusia ha declarado la guerra a Ucrania”, dijo Kyslytsya. “No es una guerra, es una acción militar especial”, replicó el ruso; “no tenemos nada contra la gente de Ucrania, sino contra la junta que está en el poder”, dijo Nebendzya, con el término que el Kremlin emplea para designar al Gobierno de Kiev.
Minutos antes de conocerse el anuncio de Putin, el secretario general de la ONU, António Guterres, asumió su error de percepción acerca de la continuada amenaza militar rusa en las fronteras de Ucrania (”estaba convencido de que no pasaría nada grave, me equivoqué“) e instó a Putin a la contención. En vano: este anunció una “acción militar especial” en el Donbás para “desmilitarizar y desnazificar” Ucrania y poner fin a la guerra entre Kiev y los separatistas, así como “al genocidio” de los habitantes del este. “Solo tengo una cosa que decir desde lo más profundo de mi corazón: presidente Putin, no permita que sus tropas ataquen Ucrania. Dele una oportunidad a la paz, demasiada gente ha muerto ya”, pidió retóricamente Guterres.
Guterres se hacía eco de las informaciones relativas a una inminente intervención rusa en el este de Ucrania. “El día ha estado lleno de rumores e indicios de que una ofensiva contra Ucrania era inminente”, apuntó Guterres. Lo que nadie, o muy pocos, esperaban era que el anuncio por parte del Kremlin contraprogramase la agenda del Consejo, enfrentando de manera dramática a los representantes de Moscú y Kiev y congelando el ánimo en la sala. La organización ha reubicado a parte de sus 1.500 trabajadores en Ucrania en otras zonas del país, más seguras. “Todo el personal de la ONU en Ucrania está a salvo y localizado”, ha confirmado este jueves el portavoz de Guterres.
“Esta es una emergencia grave. El Consejo necesitará actuar y vamos a poner sobre la mesa una resolución mañana [por este jueves]”, anunció la embajadora de EE UU, Linda Thomas-Greenfield. “El mundo hará que Rusia rinda cuentas por este ataque”. El texto de la resolución, a instancias de Washington y París, está siendo redactado este jueves y se presentará mañana en una nueva convocatoria del Consejo. Washington ha distribuido el borrador entre los 14 miembros y también entre otros aliados ajenos al foro, como Japón, Australia y la UE, según fuentes diplomáticas estadounidenses.
Ukraine has requested an urgent meeting of the UN Security Council due to the appeal by Russian occupation administrations in Donetsk and Luhansk to Russia with a request to provide them with military assistance, which is a further escalation of the security situation.
— Dmytro Kuleba (@DmytroKuleba) February 23, 2022
En circunstancias normales, la reunión de este miércoles habría dado nuevamente a Washington y a sus aliados la oportunidad de demostrar a Moscú su aislamiento internacional a consecuencia de sus acciones en Ucrania, como el reconocimiento de las repúblicas separatistas del Donbás y el envío de militares al país vecino “como fuerzas de pacificación”, un eufemismo que ha encolerizado a la comunidad internacional y en especial a Ucrania.
“Estamos trabajando en la resolución del Consejo de Seguridad. Espero que podamos pasar a la acción en las próximas horas o días... y si no podemos tener éxito en el Consejo de Seguridad iremos de inmediato a la Asamblea General”, había dicho el miércoles por la noche un diplomático con asiento en el Consejo, amparado en el anonimato, sobre el proyecto de resolución, en ese caso una iniciativa conjunta de EE UU y Albania, miembro de la OTAN y socio entusiasta de Washington. La convocatoria se produjo después de que los separatistas prorrusos de Donetsk y Lugansk pidieran este miércoles ayuda militar a Moscú “para repeler la agresión” del Ejército de Ucrania, el detonante, según Kiev y Washington, de la invasión. El ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, que había solicitado oficialmente la convocatoria, calificó esa demanda de “escalada adicional de la situación de seguridad” en el este del país.
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