Johnson acusa a Putin de “apuntar con una pistola a la cabeza de Ucrania” y pide el repliegue de tropas rusas
El primer ministro del Reino Unido se aleja del escándalo de las fiestas prohibidas y viaja a Kiev, que acoge a una oleada de visitas de líderes de la OTAN, para visibilizar su apoyo
Acosado por sus propios problemas en casa ―con los informes que le señalan por saltarse con fiestas las reglas del confinamiento que él mismo firmó para todo el país por la pandemia de covid-19―, el primer ministro británico ha tratado este martes de alejarse un poco de su particular ojo del huracán para zambullirse en la política internacional y en la crisis de seguridad europea por la escalada rusa en torno a Ucrania. De visita en Kiev, donde se ha reunido con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, Johnson ha asegurado que la amenaza rusa, por la concentración de más de cien mil soldados en torno a Ucrania y la agresividad dialéctica del Kremlin sobre la expansión de la OTAN, no es solo un problema de Kiev. “No dudo de lo que Putin está tratando de lograr, apuntando con una pistola a la cabeza de Ucrania, está intimidándola para que cambiemos [la arquitectura de seguridad europea]”, ha recalcado el primer ministro británico en una rueda de prensa conjunta con Zelenski en el majestuoso palacio Mariinski de Kiev.
El británico ha hablado de cooperación en defensa; de los envíos de armas que Reino Unido —y otros países aliados— está brindando a Kiev; ha prometido mayor colaboración económica y una nueva inyección de 88 millones de libras (más de 106 millones de euros) para programas de buena gobernanza. La visita de Johnson es solo una parte de la intensa oleada diplomática con destino Kiev de líderes de la OTAN. El objetivo es mostrar apoyo a Ucrania y también asegurar al país del Este, donde se vive la última guerra de Europa contra los separatistas apoyados por el Kremlin, que no permanece al margen de las conversaciones con Rusia. Moscú ha exigido a la Alianza Atlántica garantías vinculantes de que no admitirá a la la antigua república soviética y de que se replegará a las posiciones en las que estaba en 1997.
En ese “desfile de visitas”, como lo definió el ministro de Exteriores ucranio, Dmytro Kuleba, ha estado también este martes en Kiev el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki. Ucrania quiere pavimentar una colaboración más intensa, e incluso llegar a algún tipo de pacto tripartito, con Varsovia y Londres. El miércoles, Zelenski recibirá al primer ministro de Holanda, Mark Rutte, y en los próximos días se prevé también la visita del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. La presencia de estos líderes en Ucrania, ha apuntado Kuleba, es parte de la estrategia disuasoria para evitar un ataque. “Pero quién sabe qué hay en la cabeza de Putin”, ha aseverado el titular ucranio de Exteriores. Mientras tanto, el presidente ruso se ha reunido con uno de sus aliados más cercanos dentro de la OTAN y la UE, el ultraconservador Viktor Orbán con quien Putin tiene una gran sintonía.
Este miércoles, tras su viaje a Kiev, Johnson también hablará por teléfono con el líder del Kremlin. En los últimos días, ante las advertencias de Reino Unido y Estados Unidos de que la agresión militar a Ucrania podía ser “inminente”, el Ejecutivo de Zelenski ha tratado de rebajar las alarmas y ha asegurado que sus servicios de espionaje no tiene datos que apuntalen la hipótesis de que Moscú actuará contra Kiev en breve. El primer ministro británico ha asegurado que esas advertencias “no son una exageración”. “Es un peligro claro y presente”, ha afirmado Johnson, que ha exigido a Rusia que se repliegue. “Es vital que Rusia dé un paso atrás y elija el camino de la diplomacia. Aún es posible”, ha dicho el británico, que ha recalcado que Reino Unido y sus socios tienen las sanciones listas para lanzarse de manera “automática” en caso de otro ataque. “Una nueva invasión rusa de Ucrania sería un desastre político, un desastre humanitario; en mi opinión también sería ―para Rusia, para el mundo― un desastre militar”, ha advertido el británico.
Zelenski ha insistido en que Ucrania es más partidaria de algún tipo de medida previa, disuasoria. “La palabra contención demuestra su lógica. Cualquier medida es efectiva antes, no después. La prevención es mejor que la reanimación”, ha dicho junto a Johnson, que ha hecho gala de su habitual poesía para eludir responder a las cuestiones relacionadas con los escándalos del ya conocido como Partygate.
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