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Israel y Marruecos cierran en Rabat un acuerdo de cooperación militar sin precedentes en el mundo árabe

El compromiso en materia de inteligencia e industria de defensa formaliza una relación que dura medio siglo, en plena crisis con Argelia y el Frente Polisario

El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz (derecha) y el de Marruecos, Abdelatif Ludiyi, en la firma del acuerdo de cooperación militar, el miércoles en Rabat.
El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz (derecha) y el de Marruecos, Abdelatif Ludiyi, en la firma del acuerdo de cooperación militar, el miércoles en Rabat.Reuters (Reuters)

Israel y Marruecos se han decidido a dar el paso y formalizar una relación de cooperación militar que data de hace casi medio siglo. El titular de defensa israelí, el exgeneral Benny Gantz, firmó este miércoles en Rabat un memorando de entendimiento de cooperación de seguridad que abre la puerta a la venta de armas y corona la normalización de relaciones diplomáticas que ambos países emprendieron hace cerca de un año bajo el patrocinio de Estados Unidos. La visita de Gantz, la primera de un titular de Defensa, se produce tras la del ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, el pasado verano, y coincide con un brote de tensión entre Marruecos y Argelia y el Frente Polisario. “Hasta ahora ha existido entre Israel y Marruecos un cierto nivel de cooperación, el acuerdo va a formalizar por primera vez las bases de la cooperación militar”, ha asegurado el Ministerio de Defensa israelí en un comunicado. “Este acuerdo en materia de inteligencia, industria de defensa y entrenamiento militar nos permitirá trabajar en proyectos conjuntos”, declaró Gantz tras el acto de la firma con su homólogo marroquí, Abdelatif Ludiyi. Israel destacó además “el papel de Marruecos en el mantenimiento de la paz y la seguridad en la región”.

Las autoridades marroquíes parecen haber superado el desgaste social que implica emprender relaciones diplomáticas y asumir oficialmente acuerdos militares con Israel, aunque sin hacer pronunciamientos oficiales. Las mayopres manifestaciones que se han registrado en Marruecos durante décadas han sido las que se celebraban cada año en favor de la causa palestina, siempre alentadas por el régimen marroquí. Pero todo cambió desde que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump reconoció el pasado diciembre la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental a cambio de que Rabat normalizara su relación con Israel. Las cosas han cambiado no solo en Marruecos, sino en la región.

Desde el mismo día en que Trump dio su espaldarazo a Marruecos, las autoridades marroquíes suspendieron la cumbre bilateral con España o Reunión de Alto Nivel (RAN) que estaba previsto celebrarse siete días después en Rabat. Marruecos comenzó a exigir a la Unión Europea y, sobre todo, a España, que salga de “su zona de confort” respecto al conflicto del Sáhara Occidental. El propio monarca Mohamed VI reclamó a sus socios en un discurso pronunciado el pasado 6 de noviembre “posturas más atrevidas y claras” respecto al conflicto. Y Argelia, principal socio y protector del Frente Polisario, suspendió en agosto las relaciones diplomáticas con Marruecos y cortó el suministro de gas a España a través del gasoducto Magreb-Europa, que atraviesa Marruecos.

Marruecos sigue sosteniendo el pulso con Argelia, con España, con la Unión Europea. A cambio, goza de la aquiescencia de Washington. El presidente de Estados Unidos no ha retirado el decreto de Trump. Y además, su secretario de Estado, Antony Blinken, recibió el pasado lunes en la Casa Blanca al ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, y le expresó su respaldo al plan de autonomía que viene presentando desde 2007 para el Sáhara Occidental.

Para Estados Unidos, Marruecos es un socio con el que mantiene excelentes relaciones desde hace décadas. Y la normalización de Rabat con Israel parece estar por encima de toda la crisis diplomática y migratoria que sobrevino entre Marruecos y la Unión Europea. El hecho de que Marruecos permitiera y apoyara el pasado 17 de mayo la entrada en Ceuta de 10.000 emigrantes irregulares, en plena pandemia, no suscitó ninguna condena por parte de la Casa Blanca.

La Administración del demócrata Joe Biden ha conservado como un valioso activo diplomático los Acuerdos de Abraham, que bajo la presidencia del republicano Trump propiciaron la normalización de relaciones entre Israel y cuatro países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán (ahora congeladas por su crisis interna) y Marruecos. Pero mientras las dos monarquías del Golfo han preferido poner en primer plano la diplomacia y la economía, y han dejado en la sombra la cooperación de seguridad, Marruecos ha optado por mantener un perfil diplomático bajo, con oficinas de enlace en lugar de embajadas, y potenciar el estrechamiento de lazos castrenses en una señal de reforzamiento de su capacidad militar frente a los conflictos activos en su vecindario.

Israel y Marruecos han tendido ahora unos puentes más visibles, aunque ya establecieron sólidos lazos a la luz del día en 1993 al hilo de los Acuerdos de Oslo entre israelíes y palestinos. Con cientos de miles de ciudadanos israelíes de origen marroquí y con una pequeña, aunque influyente, comunidad judía en Marruecos el entendimiento entre ambos países ha seguido un cauce natural de intereses compartidos. La relación diplomática se suspendió, no obstante, tras el estallido de violencia de la Segunda Intifada en el año 2000.

La cooperación de seguridad ha proseguido su curso entretanto desde mediados de los años setenta del siglo pasado, cuando Rabat adquirió carros de combate israelíes. Desde entonces, Marruecos compró en 2019 a Israel –octavo mayor exportador mundial de armamento– sistemas militares de radares y comunicaciones a través de terceros países, según informó el diario Haaretz. Washington, que suministra helicópteros Apache y cazas F-16, sigue siendo por encima de cualquier otro país el principal proveedor militar de Rabat.

Acuerdos de Abraham

Chuck Freilich, exasesor adjunto de seguridad nacional israelí, ha destacado en un encuentro telemático con corresponsales extranjeros en Jerusalén, que los acuerdos de Abraham “han creado un nuevo marco de relaciones entre Israel y los países árabes, a pesar de la cuestión palestina”. “El entendimiento con Marruecos abre una nueva era”, argumentó Freilich, “pero no cambia sustancialmente una cooperación de seguridad que ya existía de hecho”.

En paralelo a la cooperación militar, los Acuerdos de Abraham han traído una rápida reactivación de las relaciones bilaterales. La compañía israelí El Al estableció en verano los primeros vuelos directos a Marraquech y la marroquí RAM tiene previsto iniciar los vuelos entre Tel Aviv y Casablanca, capitales económicas de ambos países, el mes que viene. Hace un mes, la compañía petrolífera israelí Ratio anunció que había obtenido la concesión oficial marroquí para efectuar prospecciones para explorar en aguas de Dajla (Sáhara Occidental) en busca de yacimientos de hidrocarburos.

El ministro del Defensa es también quien autoriza en Israel la venta al exterior de sistema de espionaje, como el Pegasus, de la empresa NSO, cuya supuesta utilización por Marruecos para investigar a opositores, e incluso a jefes de Estados extranjeros, según denunció Amnistía Internacional, desató un escándalo el pasado verano.

La prensa marroquí ha especulado con la posibilidad de que Marruecos adquiera drones suicidas israelíes, como los que otorgaron el año pasado superioridad militar a Azerbayán frente a Armenia en su último conflicto armado. También se ha expuesto la hipótesis de que el Ejército marroquí pretenda dotarse del sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro, diseñado por Israel para interceptar los cohetes disparados por el grupo islamista palestino Hamás desde la Franja de Gaza. Ni el Ministerio de Defensa ni los medios de comunicación israelíes han informado sobre tales operaciones. Por supuesto, tampoco lo han hecho las autoridades marroquíes.

Marruecos se hizo en 2013, a través de Francia, con tres drones de reconocimiento Heron, fabricados por Industrias Aeroespaciales de Israel (IAI), para su uso en el Sáhara Occidental. El pasado mes de junio, un avión de transporte Hércules C-130 marroquí participó por primera vez en un ejercicio militar internacional en Israel. EE UU es el único país cuyas Fuerzas Armadas han puesto a prueba a partir de 2019 el escudo Cúpula de Hierro, con el objetivo esencial de proteger sus bases en lugares sensibles del exterior de ataques con cohetes. Se trata de un sistema de defensa diseñado para interceptar proyectiles de corto alcance, que complementa al escudo Honda de David (medio alcance) y a los sistemas Arrow (largo alcance), que comparte con EE UU.

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