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La diplomacia de Israel culmina en Marruecos un año de apertura al mundo árabe

Reapertura de la misión israelí en Rabat tras la normalización de relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Sudán

El ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, ante una foto de Mohamed VI, el jueves en Casablanca. En vídeo, las declaraciones de Lapid y Nasser Bourita, su homólogo marroquí, tras firmar el acuerdo de cooperación en Rabat. Vídeo: EFE / AFP
Juan Carlos Sanz

Casi dos décadas después de la anterior visita a Marruecos de un ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid inauguró el jueves una misión diplomática en Rabat. La reapertura de la oficina de representación, que fue clausurada tras el estallido de la Segunda Intifada (2000-2005) palestina, culmina la apertura israelí hacia los países árabes, iniciada hace un año con el anuncio de la normalización de relaciones con Emiratos Árabes Unidos (EAU). Bajo la presidencia del republicano Donald Trump, Estados Unidos allanó el camino a Israel en los llamados Acuerdos de Abraham, mediante la venta de armamento a EAU y Baréin, el levantamiento de sanciones a Sudán y, finalmente, el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

En su viaje a Marruecos, de dos días de duración, Lapid revalidó la vigencia de los Acuerdos de Abraham como “el inicio de una nueva era”. “Algo está pasando en Oriente Próximo. Las únicas guerras que tienen algún sentido son las que se libran contra la pobreza, la ignorancia y las pandemias”, dijo ante su homólogo marroquí, Nasser Bourita, de acuerdo con un comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores en Jerusalén.

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Bourita invocó en su presencia la solución de los dos Estados “que vivan uno al lado del otro en completa paz”, basada en las fronteras anteriores a 1967, para el conflicto palestino-israelí, según informa la presa hebrea. El líder centrista Yair Lapid fue el arquitecto del Gobierno de amplia coalición que apeó del poder hace dos meses al conservador Benjamín Netanyahu, quien de la mano de Trump había defendido que los Acuerdos de Abraham ofrecían “paz por paz, no por territorios”.

El Departamento de Estado de EE UU prefiere denominar ahora con menos pompa “acuerdos de normalización” a aquellos pactos. Su titular, Antony Blinken, se ha apresurado a expresar ahora su satisfacción por el entendimiento entre dos países aliados situados a ambos extremos del Mediterráneo. Tras la salida de la escena política de Trump y Netanyahu, los pactos de Israel con los cuatro países árabes gozan de buena salud y han contribuido a oficializar unas relaciones que ya se mantenían desde hace años en la sombra.

En medio de las restricciones impuestas por la pandemia, Israel y Emiratos Árabes han alcanzado desde hace un año los 570 millones de dólares (485 millones de euros) en intercambios comerciales. Los negocios entre ambas partes han florecido hasta alcanzar una previsión de 1.000 millones dólares para 2021, gracias al establecimiento de comunicaciones y vuelos directos. También se han llevado a cabo inversiones de calado, como la compra del 22% de las acciones del yacimiento de gas israelí Tamar, en aguas del Mediterráneo, por 1.100 millones de dólares por la compañía petrolera Mubdala, con sede en Dubái.

Los Acuerdos de Abraham sirven también de marco a Israel para una alianza estratégica de seguridad frente a Irán en el Golfo, con EAU y Baréin, reino que acoge a la Quinta Flota de EE UU, por delegación de Arabia Saudí, que ha optado por ver desde la barrera el estrechamiento de lazos regional. Riad ha tenido algunos gestos de acercamiento, como la autorización para que los vuelos desde Tel Aviv con destino a Dubái, Abu Dhabi y Manama atraviesen su espacio aéreo.

Marruecos también ha premiado a Israel con apoyos para lograr el estatuto de Estado observador ante la Unión Africana, tras reforzar los lazos con Sudán. Ambos países suscribieron un acuerdo en materia de ciberdefensa poco antes de que se aireara el mes pasado la investigación sobre los abusos cometidos con el programa espía Pegasus, de fabricación israelí, por servicios de seguridad como los de Marruecos.

De oficinas a embajadas

“Vamos a elevar el nivel de las oficinas de representación al de embajadas”, anunció Lapid en una conferencia de prensa en Marruecos, informa Reuters, dentro de un proceso de estrechamiento de relaciones diplomáticas que se va a completar en dos meses. El ministro inauguró en junio en Abu Dhabi la sede de la embajada de Israel en EAU y un consulado en Dubái. En su reunión con el ministro de Exteriores marroquí, firmó varios acuerdos bilaterales culturales y deportivos, así como para aumentar la frecuencia de los vuelos directos entre ambos países, que comenzaron a operar el mes pasado.

Después de haber mantenido lazos diplomáticos de bajo nivel tras la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, que sentaron las bases para la creación de la Autoridad Palestina, Israel y Marruecos llevaban desde 2000 sin contar con representación oficial. Los contactos de seguridad y los viajes turísticos de los israelíes de origen marroquí, agrupados en una comunidad de más de 700.000 miembros, se han mantenido, no obstante, durante las dos pasadas décadas. Aunque influyente, la comunidad judía en Marruecos se limita hoy a unas 3.000 personas, después de haber representado el 10% de la población hasta la independencia del país, hace 65 años. La violencia de la Segunda Intifada enfrió las relaciones bilaterales, hasta que hace siete meses la promesa de Trump de reconocer la soberanía de Rabat sobre el Sáhara arrancó la aprobación de Mohamed VI a la reapertura de las misiones diplomáticas.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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