El Holocausto contado a los árabes
Un museo privado en Dubái rompe un tabú al inaugurar la primera exposición de la región sobre el exterminio judío
Dubái se ha apuntado un tanto al inaugurar la primera muestra sobre el Holocausto en el mundo árabe. Recordamos es una exposición modesta. Apenas una galería con fotos y reproducciones en el Museo del Cruce de Civilizaciones. Pero incluso en una ciudad acostumbrada a las primicias y los récords, tiene un significado especial, ya que rompe con un tabú y refuerza el mensaje oficial de que la convivencia con Israel es posible.
La visión árabe sobre el Holocausto siempre ha estado muy politizada e imbuida de hostilidad hacia Israel (y por extensión hacia los judíos), debido en gran medida al conflicto israelo-palestino. En contraste, la muestra busca concienciar a la opinión pública local y a los visitantes extranjeros de lo que supuso el exterminio de seis millones de judíos durante el régimen nazi.
El proyecto es fruto del empeño personal de Ahmed Obaid al Mansoori, un emiratí apasionado de la historia. “La idea siempre ha estado ahí: promover nuestros valores de tolerancia y multiculturalismo. No ha habido una tragedia similar al Holocausto en la historia. No fue una agresión contra una raza o una religión, sino contra la humanidad. No podemos vivir negándolo. Debemos aprender de la historia para que no se repita”, declara a EL PAÍS.
En el centro de la sala, la icónica imagen de un niño rindiéndose durante el levantamiento del gueto de Varsovia (Polonia) en 1943, al que apuntan varios fusiles, resume el horror. Alrededor, una cronología explica los acontecimientos que llevaron hasta esa mancha en la historia de Europa. Pero Recordamos no solo rinde tributo a las víctimas y a los supervivientes, sino que busca también vínculos con la región a través de historias de musulmanes que salvaron vidas de judíos. La israelí Yael Grafy, que junto a Ben Sailes ha montado la exposición, destaca el caso del médico egipcio Mohamed Helmy, reconocido como Justo entre las naciones por el Museo Yas Vashem de Jerusalén.
¿Hubiera sido posible esta muestra antes de que Emiratos Árabes Unidos (EAU) reconociera a Israel en los Acuerdos de Abraham del año pasado? Al Mansoori evita una respuesta directa. “No se trata de un proyecto político, sino histórico que iniciamos hace años”, asegura.
A principios de la pasada década, puso al alcance del público su colección personal de objetos y documentos en una de las antiguas viviendas restauradas del histórico barrio de Shindagha que le ofreció la municipalidad. Fue el origen del Museo del Cruce de Civilizaciones. El repertorio no ha dejado de crecer desde entonces. Hoy se extiende por tres edificios e incluye un centro de documentación. En una de sus salas, la dedicada a los diferentes credos de la región, ya está la semilla de ese espíritu de tolerancia que Al Mansoori atribuye a su país.
Entre sus joyas, además de una copia del primer Corán en árabe publicado en Europa —el llamado Corán de Hamburgo (1694)—, un facsímil de la Biblia de Gutenberg (1454) o manuscritos de oraciones cristianas en amárico de hace 500 o 600 años, también se encuentra una rara copa de oración judía de cobre. En la sala anterior, sobre Palestina y Tierra Santa, fotografías de sinagogas en distintos países árabes, incluidas las ruinas de Khaybar, antiguo centro de vida judía en Arabia Saudí.
Mendy Chitrik, presidente de la alianza de rabinos de países islámicos, abunda en el pasado común. “La historia de los judíos en sociedades islámicas se remonta a cientos de años. Es importante enseñar tanto a judíos como a musulmanes que es posible vivir juntos. Este museo, y EAU, son un ejemplo de tolerancia y coexistencia”, comenta Chitrik, que junto a otros miembros del grupo que preside ha acudido al museo para ver a su amigo Al Mansoori.
En el libro de firmas, predominan los comentarios en hebreo y en inglés. Apenas hay huella de visitantes árabes. “La exposición es algo nuevo y todavía no ha habido muchas visitas, pero nuestro objetivo no son los israelíes o los judíos, sino los árabes y la población en general”, asegura Grafy.
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