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La Justicia venezolana obliga al diario ‘El Nacional’ a pagar 13 millones de dólares a Diosdado Cabello

La querella es por difamación e injuria. La empresa enfrenta la posibilidad de perder su sede y sus activos

Diosdado Cabello
Diosdado Cabello, en 2019.MANAURE QUINTERO (Reuters)

La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ha emitido una sentencia en la cual obliga al diario El Nacional a entregar 13 millones de dólares a Diosdado Cabello, número dos del régimen bolivariano y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, por daños morales y difamación.

La querella de Cabello contra El Nacional, uno de los diarios de mayor tradición editorial de Venezuela en el siglo XX, tuvo lugar luego de que el medio publicara en 2015 unas afirmaciones del capitán de corbeta Leamsy Salazar, por años jefe de seguridad de Hugo Chávez, quien acusó a Cabello de tener vínculos con el narcotráfico. Salazar había desertado a Estados Unidos poco antes. Los señalamientos de Salazar fueron publicados originalmente por el diario español ABC y replicado por agencias y medios internacionales.

De acuerdo a las fuentes consultadas, la sentencia obligaría a la empresa a entregar su sede como parte del pago, una moderna edificación adquirida en 2007. El propio Cabello ha comentado esta eventualidad en su programa de televisión, y ha prometido que en ese caso convertiría a las instalaciones de El Nacional “en una universidad”.

“El régimen pretende expropiar a El Nacional y entregárselo a Diosdado Cabello”, ha declarado su director, Miguel Henrique Otero, hoy exiliado en Madrid. “Yo no creo que El Nacional vaya a desaparecer. Ahora es una web. Desaparecerán las instalaciones, la rotativa, pero nosotros seguiremos informando,” afirmó.

Además de El Nacional, en 2015 Cabello había demandado también a los directivos de los diarios Tal Cual, fundado por Teodoro Petkoff, y el portal informativo La Patilla, dirigido por Alberto Ravell, por replicar comentarios en los cuales había salido perjudicado con acusaciones similares. Estos procesos judiciales, comentados por Cabello públicamente, siguen su curso. Algunos están en fase de apelación. Ciertos casos individuales fueron resueltos luego de mediaciones entre las partes que implicaron el retiro de cargos.

“Pronto saldrá la demanda de El Nacional y la de Tal Cual anda rodando por allí”, había comentado Cabello en octubre. “Ahora dicen que Diosdado los está persiguiendo. Si ellos no pagan eso, tengo que ir contra lo que ellos tienen. Voy a exigir que paguen. Yo no amenazo a nadie, nosotros no perseguimos a nadie, por eso lo que nos queda es ir a los tribunales. Yo estoy exigiendo, me sentí agraviado por una información que ellos pusieron contra mi persona sin presentar una sola prueba, por eso los demandé.”

Al comentar que la medida retrata con crudeza “la prepotencia del poder”, el abogado y político opositor Ramón José Medina critica el marcado desbalance “entre la proporcionalidad del reclamo y el monto. 13 millones de dólares por daño moral es una barbaridad. Además, la responsabilidad penal de una información debe asumirla el medio que emitió la declaración original.” Medina había estado involucrado en la demanda de Cabello, pese a que tenía 9 años que no formaba parte de la Junta Directiva del diario.

La relatoría de la Libertad de Expresión de la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos deja asentado: “La reproducción fiel de información no da lugar a responsabilidad, aun en los casos en que la información reproducida no sea correcta y pueda dañar el honor de alguna persona. Las bases de esta doctrina se encuentran en la necesidad de la libertad de expresión e información para la existencia de una sociedad democrática”.

Fundado por el escritor Miguel Otero Silva en 1941, en principio con una orientación de izquierda moderada, El Nacional fue uno de los consentidos de la opinión pública venezolana y uno de los grandes referentes informativos del país durante todo el siglo XX. A sus páginas acudieron muchos intelectuales latinoamericanos y españoles en el exilio, en un tiempo en el cual la región estaba dominada por dictaduras. También ha sido considerado una escuela de formación para muchísimos periodistas del país.

Miguel Henrique Otero fue asumiendo progresivamente la conducción de la empresa luego de la muerte de su padre, en 1985. El Nacional tuvo un tiempo de coincidencia y cercanías con Hugo Chávez durante su primera candidatura, en 1998, para luego enemistarse irremediablemente durante su segundo año de su gobierno. El gobierno de Chávez acusó reiteradamente a Otero de conspirar para derrocarlo y criticaba con dureza su orientación editorial. La vieja sede del periódico, en el centro de la ciudad, fue atacada masivamente por militantes chavistas en varias ocasiones.

A finales de 2017, estrangulado con las presiones tributarias, la crisis económica y la escasez del papel, El Nacional anunció el fin de su edición impresa y el fortalecimiento de su versión digital. Es el momento en el cual los periodistas de planta que quedaban, los que habían decidido luchar hasta el final, tuvieron que renunciar y quedó vacía su sala de redacción.

El Nacional asumió su nueva cirugía y adoptó una sala de redacción más pequeña con nuevos integrantes para su página web, que sigue funcionando. Este proceso han tenido que asumirlo muchas empresas editoriales de tradición de otras ciudades venezolanas ante el asedio chavista.

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