Von der Leyen defiende su Plan Verde como modelo de crecimiento para Europa
La presidenta de la Comisión amenaza con un impuesto al carbón para las importaciones de países contaminantes
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha defendido su Plan Verde para convertir a Europa en una economía neutra en emisiones para 2050. “El Plan Verde europeo es nuestra nueva estrategia de crecimiento”, ha asegurado. “Europa tiene la ventaja de ser el primera en mover ficha y vamos a reforzarla”. Parafraseando al expresidente del BCE, Mario Draghi, cuando en julio de 2012 dijo que haría lo que fuera necesario para salvar al euro, Von der Leyen ha asegurado que “hará lo que sea necesario” para movilizar la inversión que su plan para transformar la economía europea exige “y para eso les necesito a ustedes”, dijo en un guiño a los inversores de Davos.
No obstante, la política alemana ha defendido un campo de juego equilibrado a nivel global para asegurar que quedan protegidos los intereses de las empresas y de los trabajadores. “No tiene sentido reducir las emisiones de CO2 en casa si aumentamos las importaciones de emisiones del exterior. No es solo una cuestión medioambiental, también de justicia y vamos a protegerles de la competencia injusta”, señaló la presidenta europea. Para ello, defendió la aplicación de un mecanismo, un impuesto, de ajuste de emisiones en la frontera para los productos procedentes de países altamente contaminantes, una decisión que puede abrir nuevas tensiones comerciales con EE UU o China. Aunque la dirigente europea confía en que más bien cree una "ola de inversión verde" a nivel global que haga innecesario imponer la tasa.
En su estreno en su nuevo cargo el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en ingles), Von der Leyen ha querido marcar distancias con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que 24 horas antes en el mismo escenario arremetía contra los profetas del apocalipsis del cambio climático. “La mayoría de nosotros, no todos, es verdad, pero sí la mayoría, coincidimos en la necesidad de actuar y tomar medidas”, subrayó. Von der Leyen también intenta calmar así los ánimos de la industria europea, que en muchos casos teme que el objetivo de reducción de emisiones provoque una pérdida de competitividad de sus empresas.
“Los planes están bien y son positivos. Pero falta pragmatismo, Europa solo representa el 9% de las emisiones globales. Tenemos que lograr que sea una decisión global”, explica la presidenta de la petrolera italiana ENI, Emma Marcegaglia. Una opinión compartida por empresarios españoles del sector que han viajado a Davos.
Pese a que la intervención de Von der Leyen no ha despertado el entusiasmo de los davosianos -no ha logrado llenar el auditorio principal del Centro de Congresos y su poder de convocatoria, tanto de público como institucional, ha estado a años luz de la de Trump este martes-, lo cierto es que el cambio climático se ha convertido en el gran nexo entre la comunidad empresarial, la política y la académica en esta edición y en el gran tema de este 50 aniversario del Foro. No en vano, la semana anterior al inicio del WEF, BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo anunció que iba a empezar a redirigir sus inversiones –que algunos cifran en unos siete billones de dólares, más de cinco veces el tamaño de la economía española— ante la evidencia y la urgencia del cambio climático.
Por su parte, la vicepresidenta para la Transición Energética, Teresa Ribera, expresó su apoyo a la necesidad de que los cambios sean progresivos y se hagan de forma meditada "porque hay sectores que no tienen alternativas".
Von der Leyen tampoco ha querido ignorar las críticas recibidas por la lenta reacción europea a la crisis entre Irán y Estados Unidos y ha asegurado que "Europa necesita ser más enérgico en el mundo", desde su apuesta por el multilateralismo. "Es lo que yo llamo la geopolítica de los intereses mutuos. Para eso trabajaremos". En ese contexto, Von der Leyen defendió la necesidad de que Europa tenga "una capacidad militar creíble" al estilo europeo, es decir, combinada con diplomacia, que prevenga el conflicto y apueste por la reconciliación y complementaria de la OTAN.
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