Londres congela de modo unilateral la siguiente ronda negociadora del Brexit
El representante británico, David Frost, pide a su homólogo comunitario, Michel Barnier, que no acuda a la capital británica la semana que viene
El Gobierno de Boris Johnson ha decidido poner al borde mismo del precipicio las negociaciones con Bruselas sobre un futuro acuerdo comercial que evitaría el Brexit duro. El representante británico, David Frost, ha pedido a su homólogo comunitario, Michel Barnier, que se abstenga de acudir a Londres el próximo lunes, “porque no hay base alguna para negociar”. A pesar del modo en que se había elevado la tensión entre las dos partes después de que el Consejo Europeo de esta semana reclamara más cesiones a Londres, la delegación europea no había modificado su agenda, y había anunciado su intención de seguir adelante con los encuentros previstos e incluso “intensificar” el ritmo de trabajo.
El mensaje del Gobierno británico deja completamente la pelota en el tejado europeo. Johnson compareció el pasado viernes ante las cámaras para anunciar a los británicos que debían preparase para un Brexit duro cuando finalizara este año el periodo de transición: “Dada la negativa [de la UE] a negociar seriamente en los últimos meses, y dado que el Consejo [Europeo] parece haber descartado explícitamente un acuerdo similar al de Canadá [como persigue Downing Street], he llegado a la conclusión de que debemos prepararnos para llegar al 1 de enero en una situación más similar a la de Australia, basada en los principios simples del libre comercio internacional”, dijo el primer ministro. Sin embargo, Johnson evitó, ante la insistencia de los periodistas, anunciar de un modo claro que rompía las negociaciones.
El mensaje de Frost a Barnier indica claramente que el Ejecutivo británico está dispuesto a provocar una crisis final antes de mostrar cualquier ánimo de ceder. “Las negociaciones se han acabado. La UE ha decidido ponerles fin, y nosotros no vamos a participar en un proceso absurdo”, ha dicho al diario The Times una fuente del Gobierno.
La posición de mayor firmeza frente al órdago de Johnson ha sido la del presidente francés, Emmanuel Macron. “No es misión de los 27 Estados miembros que han escogido permanecer en la UE lograr que el primer ministro británico sea feliz”, dijo poco después de conocer la reacción de Johnson. Sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, intervino para templar los ánimos y sugirió que la UE también deberá hacer sus propios compromisos si se quiere alcanzar un acuerdo. Hasta la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, utilizó su cuenta de la red social Twitter para anunciar que su equipo estaba listo para “intensificar las negociaciones”.
Es precisamente ese verbo, “intensificar”, que el Consejo Europeo decidió eliminar de su comunicado final, el que puede aplacar a Londres, que a pesar de su desafío no ha dejado claro qué pretende de Bruselas, más allá de la imagen de que ambas partes estén dispuestas a ser flexibles. De hecho, tanto Frost como Barnier acordaron que la comunicación entre ambos seguiría la semana que viene vía telefónica, en una clara señal de que los puentes no se han roto del todo.
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