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Wolfgang Ischinger | Presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich

Wolfgang Ischinger: “El orden internacional empieza a desmoronarse”

El presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich ve en esta crisis una oportunidad para que Europa salga reforzada

Wolfgang Ischinger, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, el 15 de febrero de 2020.
Wolfgang Ischinger, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, el 15 de febrero de 2020.ANDREAS GEBERT (Reuters)
Ana Carbajosa

Wolfgang Ischinger (Beuren, 74 años) es un rostro muy conocido de la política exterior alemana. Este embajador es el presidente y alma de la Conferencia de Seguridad de Múnich, que cada año congrega a jefes de Estado, ministros y expertos internacionales para abordar los grandes asuntos que mueven el mundo. Ischinger se muestra pesimista al hacer repaso a los lemas de las últimas cinco conferencias y constata que “el orden internacional comienza a desmoronarse en sus elementos constitutivos” y que las certezas que el mundo daba por hecho durante los últimos 50 o 60 años “se están evaporando”, interpreta en su despacho de Berlín, donde conversa con este diario, y a la vez con otros dos diarios europeos en remoto. Pero también cree en “el poder vigorizante de las crisis” y que la UE va a salir reforzada de esta, sostiene el veterano diplomático.

Pregunta. Como observador privilegiado desde la Conferencia de Seguridad, ¿cómo describiría la evolución del estado de ánimo en la comunidad internacional en los últimos años?

Respuesta. El orden internacional comienza a desmoronarse en sus elementos constitutivos. El mundo se está volviendo menos occidental. El tema que guio nuestra conferencia este año fue “la falta de Occidente”. Nuestra idea de que, con el tiempo, el resto del mundo descubrirá que nuestro modo de vida o nuestros valores son tan atractivos que pasarán a formar parte de nuestro orden liberal occidental no está funcionando. Estamos profundamente preocupados. Vivimos en un momento en el que la mayoría, si no todas, las certezas que dábamos por hecho durante los últimos 50 o 60 años se están evaporando ante nuestros ojos. Estados Unidos ya no es protector de Europa. La idea europea de una Unión cada vez más unida, obviamente ya no es una receta realista, basta mirar al Brexit. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que una vez fue fundado como pacificador y para prevenir conflictos, está muy a menudo bloqueado. Vivimos en un mundo de crecientes rivalidades de poder, que requiere que cambiemos nuestras políticas de una manera muy fundamental. Nosotros, los europeos, tenemos que despertar.

P. ¿Habrá entonces un poco más de esperanza en la Conferencia de Seguridad del año que viene?

R. Dependerá en gran medida del resultado de las elecciones americanas, que tendrán un enorme impacto en la OTAN, en las relaciones transatlánticas, en el comercio internacional, en el Tribunal Penal Internacional, en el acuerdo climático de París y podría seguir y seguir. Pero no creo que si [Donald] Trump no es elegido, vayamos a tener un paraíso perfecto. Los problemas de la OTAN no los ha fabricado Trump, son mucho más antiguos, pero por supuesto sin Trump la atmósfera diplomática de las relaciones transatlánticas cambiaría.

P. ¿Morirá la OTAN en cuatro años si Trump resulta reelegido?

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R. Creo que dadas las amenazas actuales y futuras, la OTAN sigue siendo indispensable para la seguridad europea. Espero que EE UU no abandone esta alianza histórica. La desaparición de la OTAN sería un gran error. Creo que haríamos todo lo posible para evitarlo.

P. La covid-19 ha desencadenado teorías de conspiración y sentimientos nacionalistas. Por otro lado, muchos votantes aprecian más ahora la eficiencia y el pragmatismo. ¿La curva populista se ha aplanado, como muestra un estudio publicado recientemente en Alemania?

R. La experiencia interesante de la pandemia es que al principio, —marzo-abril— parecía que la UE se estaba desmoronando. Los italianos se quejaban de que Alemania no se preocupaba por sus problemas, cerramos las fronteras y [el espacio] Schengen prácticamente no existía. Como diplomático, siempre creí en el poder vigorizante de la crisis. Nunca desperdicies una crisis. Una crisis está ahí para construir cosas nuevas. La UE va a salir de esta crisis más fuerte, con más instrumentos para jugar un papel significativo en el futuro. Esta crisis pandémica ofrece enormes riesgos, pero también una enorme oportunidad para que la UE redescubra su principio fundacional. Si hay cosas que no se pueden resolver a escala nacional, se necesita un organismo supranacional y somos una de las pocas regiones del mundo que tiene uno. Así que fortalezcamos la UE. Este Fondo de Reconstrucción es un esfuerzo financiero histórico, que permite a la UE emitir deuda conjunta. Independientemente de que lo veas como un momento hamiltoniano o como un interesante empoderamiento de la Unión, es un paso histórico y ha demostrado a nuestros amigos anglosajones que han estado prediciendo durante los últimos 15 años el fin del euro y del proyecto europeo, que no está sucediendo. La UE va a salir de esta crisis más fuerte con fuerzas populistas más débiles. Los partidos tradicionales reciben apoyo por su gestión, en lugar de apoyarse en la retórica y compartir teorías de conspiración.

Unanimidad en Bruselas

P. En un contexto de crecientes amenazas provenientes de las tensiones en el Mediterráneo Oriental y de guerras de poder como la de Libia, una China más asertiva y una Rusia agresiva, ¿debería Europa dotarse de un Ejército común e incluso de una arma nuclear?

R. Un Ejército europeo es una idea maravillosa que apoyo, pero primero tenemos que abandonar la necesidad de la unanimidad en la toma de decisiones en Bruselas. A menos que nuestros Gobiernos acepten el principio de la mayoría cualificada en las cuestiones de política exterior y de seguridad, podemos olvidarnos de la idea de un Ejército europeo conjunto. Es la triste historia de la total incapacidad de Europa para desempeñar un papel en el mundo.

P. El envenenamiento del opositor Alexéi Navalni ha profundizado la crisis entre Alemania y Rusia. Por primera vez en 15 años parte de la CDU y también el SPD cuestionan el gasoducto ruso NordStream 2. ¿Con qué cartas cuentan Alemania y Europa para lidiar con una Rusia cada vez más agresiva?

R. No creo que hayamos visto un lenguaje de la canciller [Angela] Merkel con respecto a Rusia que sea tan claro, franco y fuerte como la declaración que hizo hace dos semanas tras el descubrimiento de que Navalni había sido envenenado. En mi opinión, NordStream 2 tenía un profundo defecto de nacimiento, por cierto, como el proyecto NordStream 1. La política exterior de energía no ha estado en el pasado enmarcada en la UE. La lección que debemos aprender es que Alemania debería hacer de la política exterior energética una parte integral de la política exterior de la UE. Por otro lado, la canciller Merkel se ha alejado del NordStream 2 como un proyecto ruso-alemán. Esto ya no es solo un asunto bilateral, sino un desafío UE-Rusia. Personalmente, no comparto la opinión de que debamos detener ahora el NordStream 2 en su totalidad, ya que está casi completo en un 95%. ¿Cuál sería nuestro mensaje para las empresas alemanas y francesas y otras empresas que han estado invirtiendo miles de millones en este proyecto? Pero podríamos decirle a Moscú que no se inaugurará hasta que el caso Navalni y otros asuntos no hayan sido atendidos adecuadamente.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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