Ambiente más tranquilo en la décima jornada de protestas por la muerte de George Floyd
Varias ciudades de EE UU levantan el toque de queda y los manifestantes vuelven a salir a la calle tras el primer acto religioso celebrado en memoria del afroamericano muerto a manos de la policía
El décimo día de protestas tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía ha vuelto a sacar a multitudes de manifestantes a las calles de diversas ciudades del país, de Los Ángeles a Nueva York, pasando por Minneapolis, donde cientos de personas han asistido al primer funeral en memoria del fallecido.
En Nueva York, ante la cuarta noche de toque de queda, las manifestaciones pacíficas se han vuelto a repetir por la ciudad. En el sur de Manhattan, centenares de personas se han congregado en el exterior del cuartel general de la Policía y, ante los agentes que formaban en el exterior, han coreado consignas contra el Departamento y contra el alcalde, el demócrata Bill de Blasio.
Miles de personas han marchado por el puente de Brooklyn hacia Manhattan y, al llegar, han guardado un minuto de silencio en memoria de Floyd. En los últimos días, el emblemático puente que cruza el East River ha sido escenario de tensiones, tras el decreto del toque de queda cuando la policía ha cerrado el paso a los manifestantes que venían de Brooklyn.
Este jueves, a las ocho de la tarde (hora a la que comienza el toque de queda), miles de personas seguían marchando de manera pacífica por Manhattan, seguidas por la policía. Pero los agentes, igual que el miércoles, volvieron a hacer respetar el toque de queda con más rigor que los primeros días. Apenas habían pasado 20 minutos de las ocho cuando la policía rodeó a un grupo de varios de centenares de manifestantes que venían de una sentada junto a la mansión Gracie, la residencia oficial del alcalde, y detuvo a 10 jóvenes, según The New York Times.
En Washington, la capital del país, este jueves se ha levantado el toque de queda. La protesta en los alrededores de la Casa Blanca ha adquirido un punto más festivo, con una banda de música y puestos de comida. Regada por una intensa lluvia, la multitud era menos numerosa, igual que la presencia policial.
Las protestas en California continuaron el jueves en cuanto a extensión, pero con menos afluencia que el día anterior, menos presencia policial en las calles y, sobre todo, la ausencia de toque de queda. Tanto el alcalde de la ciudad como el sheriff del condado decidieron eliminar la medida de excepción ante la evidencia de que las protestas se habían convertido en pacíficas y no se puede apreciar en ellas elementos violentos, más que las decenas de personas que cada noche se dejan detener pacíficamente. Otras ciudades como Oakland, Berkeley o Contra Costa tomaron la misma decisión contribuyendo a cierta sensación de normalidad.
En Los Ángeles, cientos de personas volvieron a concentrarse frente al Ayuntamiento de la ciudad en actitud pacífica. La impactante imagen de la Guardia Nacional vigilando la escalinata con material militar que se vio el fin de semana ha desaparecido. Este jueves el edificio estaba vigilado por la policía como en cualquier otra manifestación. Los manifestantes no solo se concentran en grandes protestas en Hollywood o el centro, sino que se pueden ver grupos de vecinos con carteles de solidaridad con Black Lives Matter en esquinas por todo Los Ángeles, incluyendo los barrios más acomodados.
La violencia de los primeros días se ha reducido a la anécdota. En el enclave republicano de Newport Beach, al sur de Los Ángeles, la policía detuvo a un hombre blanco que amenazó con una pistola a un grupo de manifestantes. También comienzan a aclararse las cifras de la violencia. La fiscal del distrito anunció que más de 2.000 personas han sido detenidas en estas manifestaciones, las más grandes que ha visto la ciudad desde 1992, pero la mayoría por violar el toque de queda. Solo 61 están imputadas por robo o agresión a los agentes.
California también comienza a revisar los vídeos de estos días y la actuación de la policía durante las protestas. El Departamento de Policía, contra las cuerdas de la opinión pública por su actuación, publicó un comunicado pidiendo que todo aquel que sienta que se han violado sus derechos lo denuncie en los canales oficiales.
En Detroit, la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, y el alcalde la ciudad, Mike Duggan, se han unido a las protestas en una marcha por la ciudad. En Ashville, Carolina del Norte, la policía desmanteló violentamente un improvisado puesto para prestar atención médica a los manifestantes, tirando por el suelo el material médico y obligando a los profesionales sanitarios a dispersarse, como se ve en vídeos de la prensa local. El jefe del Departamento de Policía de la ciudad ha pedido disculpas.
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