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Caos y colas en el primer día del cobro de la gasolina en Venezuela

Los caraqueños amanecen en las gasolineras para abastecerse del combustible a dos precios: uno subsidiado a 0,02 dólares por litro y otro de mercado a 0,5 dólares

Cola para repostar en una gasolinera de Caracas. En vídeo, los venezolanos empiezan a pagar por la gasolina.Vídeo: MIGUEL GUTIÉRREZ (EFE) | VIDEO: REUTERS

La sed de gasolina en medio de una gravísima crisis de combustible ha movilizado a los caraqueños a la calle desde la madrugada de este lunes. Las estaciones de servicio han amanecido con largas colas y presencia militar en el día en que Venezuela vuelve a cobrar la gasolina, que se venderá a un precio subsidiado de un dólar por el depósito de un coche pequeño y otro de mercado de 0,5 dólares el litro. Se trata de un viraje histórico en un país que mantuvo los precios del combustible congelados durante 17 años, hizo un pequeño ajuste en 2016, aunque luego quedó sin efecto debido a la hiperinflación y la reconversión monetaria. Los venezolanos han tenido que volver a sacar sus billetes de dólares para conseguir combustible.

La reapertura de las actividades de las 1.568 gasolineras del país coincide con el plan de desescalada del coronavirus. Ha sido lenta, con tropiezos y muchas dudas sobre el programa de normalización de la distribución del combustible anunciado a toda prisa el fin de semana por el Gobierno de Nicolás Maduro. En las estaciones de servicio, incluso en las llamadas premium, que cobrarán en divisas extranjeras y trabajarán hasta la medianoche, a cargo de empresarios con licencia para importar combustible, no saben cuándo volverán a recibir nuevos envíos de carburante. Una gran parte fueron abastecidas con al menos 10.000 litros de combustible, que alcanzan para media jornada.

El país, antaño uno de los principales exportadores de petróleo, se quedó sin gasolina pese a sus enormes reservas por la gestión ineficiente del régimen chavista y las sanciones internacionales. Maduro pidió entonces ayuda a uno de sus aliados, Irán, y Teherán envió cinco buques con 1,5 millones de barriles. En un giro que echó por tierra el sistema subsidiado introducido por el expresidente Hugo Chávez, el actual mandatario advirtió a los venezolanos de que la gasolina se convertiría en un producto de pago en Venezuela.

El modelo adoptado impones dos precios. La gasolina subsidiada cuesta 5.000 bolívares el litro (0,02 dólares), pero está limitada a 120 litros al mes para los vehículos y 60 litros para motocicletas. Esa cantidad, además, no puede gastarse como se desea. Durante el primer mes los vehículos han sido organizados por el último número de la matrícula y pueden repostar combustible solo cada cinco días. El precio subsidiado es dispensado generalmente al transporte público, y en general, a los portadores del Carnet de la Patria, un sistema digital de pagos y bonificaciones otorgado por el Gobierno a sectores populares, interpretado por muchos como un instrumento de control social y político.

Quienes lograron llenar su depósito ayer se encontraron con que en las estaciones solo les permiten comprar 20 o como mucho 30 litros, la misma cantidad que se estuvo vendiendo los últimos dos meses a sectores profesionales prioritarios durante la grave escasez y en medio de la pandemia. Muchos, como Edna Gómez, contadora de profesión, se presentaron en los expendios de combustible desde el amanecer. “Hay mucha confusión acá; los militares no informan. Uno te dice una cosa, el otro te sale con otra. Yo espero poner gasolina y administrarla con mucho criterio estos días, para lo necesario, nada más”. La venta de gasolina empezó a efectuarse en la mayoría de los casos a las 10 de la mañana, e incluso más tarde.

Funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana organizaban las colas de los usuarios y respondían las inquietudes de los recién llegados. Los militares son vistos habitualmente con antipatía por la población. Cada comandante de unidad decidía según su propio criterio en cada estación, luego de una negociación con los propietarios de los expendios. Algunos establecimientos, en Maripérez, La Castellana, Altamira, La Trinidad y otras zonas de Caracas, solo reciben dólares en efectivo para el pago de la gasolina sin subsidio. Otros admitían un pago en bolívares equivalente al valor del dólar en puntos de venta. En algunas estaciones hay, en ocasiones, un solo punto de venta para atender a toda la cola. El procedimiento más extendido consistía en llamar a cinco personas para que primero pagaran y luego se surtieran de gasolina.

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Fueron muchas las personas en las zonas la clase media del este de Caracas que protestaron airadamente el uso del Carnet de la Patria. “Yo no quiero nada de este Gobierno, ni regalado”, le decía un motorizado a un efectivo de la Guardia Nacional que le escuchaba en silencio. Santiago Ugarte, comerciante que llevaba dos horas en la cola se mostraba esperanzado con que la llegada de los buques iraníes iba a calmar las cosas. “La gente se desespera, es normal. Yo porque necesito tener ya gasolina por necesidades de trabajo. Pero de haberlo podido decidir, espero en mi casa a que las colas bajen. En unos días esto mejorará”.

El tránsito en Caracas tenía este lunes un claro aumento y en la ciudad volvió a abrir mayoría de sus comercios. El ingreso al Metro de Caracas sigue restringido. Ha empezado una nueva fase de desescalada dictada por el Gobierno de Maduro, “la nueva normalidad relativa”, en la cual se alternarán jornadas laborales con días de cuarentena. Los casos de la covid-19 han aumentado en las últimas dos semanas en 60%, pero las cifras oficiales de fallecidos siguen siendo modestas: 14 personas.

Muchos usuarios se mostraban escépticos en torno al horizonte de la venta de gasolina en el país que fue uno de los grandes productores y exportadores de combustible refinado del mundo. “Así nos vamos a quedar. Gasolina racionada. La gente más pobre, atada al Carnet de la Patria, y la clase media, que al gobierno no le importa, pagando unos precios disparatados”, afirma Gonzalo Marcano, de profesión abogado.

Luis Oliveros, economista especializado de la Universidad Católica Andrés Bello, estima que las posibilidades de estabilizar el mercado interno de gasolina en Venezuela dependerán, en particular, de lo que el Gobierno pueda hacer para reparar las refinerías de Cardón y Amuay, ambas dentro del Complejo Refinador Paraguaná. “Hay especialistas escépticos. Pero dentro de PDVSA parece haber confianza en que se va a lograr reactivar. Pienso en que lo más probable es que sí lo logren. Ahí están metidos técnicos venezolanos, iraníes, chinos. El mercado local se ha achicado con la crisis de estos años. Con que se logren refinar 140 mil barriles diarios las cosas quedarían remendadas. Pero claro que pueden venir nuevos escenarios inestables en el futuro".


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