Lieberman se inclina por apoyar al rival de Netanyahu en las urnas
El partido Israel Nuestra Casa mantiene la llave de la gobernabilidad tras las elecciones
Avigdor Lieberman, el exministro conservador laico que tiene la llave de la gobernabilidad de Israel, se inclina por poner los siete escaños obtenidos en las elecciones del lunes por su partido, Israel Nuestra Casa, al servicio de la designación del centrista Benny Gantz como nuevo primer ministro. De confirmarse este giro político, anticipado el jueves por el diario Haaretz, los días de Benjamín Netanyahu al frente del Gobierno pueden estar contados tras 14 años en el poder.
Publicados los resultados definitivos de los terceros comicios celebrados en el Estado judío en menos de un año, el bloque conservador encabezado por el Likud de Netanyahu (36 diputados), junto a los partidos ultraortodoxos Shas (nueve) y Unión por la Torá y el Judaísmo (siete), además de la extrema derecha nacionalista de Yamina (seis), ha sumado 58 parlamentarios en una Kneset (Cámara legislativa) de 120 escaños, sin alcanzar la mayoría.
El bloque opositor de centroizquierda, liderado por la alianza Azul y Blanco de Gantz (33 diputados) y en el que se integran el Partido Laborista y la formación pacifista Meretz (siete parlamentarios en una lista de coalición), acumulan 40 escaños, a los que cabe añadir —en un frente amplio de rechazo a Netanyahu— los 15 obtenidos por la Lista Conjunta de partidos árabes, que ha repuntado con fuerza en los últimos comicios gracias a la movilización de los votantes israelíes de origen palestino (una quinta parte de la población).
El empate técnico entre los 55 escaños del centroizquierda y los 58 de la derecha implica una aparente reedición de los resultados no concluyentes de las legislativas celebradas en abril y septiembre del año pasado. En ambos comicios, Israel Nuestra Casa declinó pronunciarse a favor de uno u otro bloque ideológico, pese ser la única formación de la Kneset capaz de poner fin al bloqueo político.
Lieberman rechazó entonces volver a participar en un Gabinete de coalición con los ultraortodoxos, ya que consideran que no contribuyen a la defensa nacional e intentan imponer su estilo de vida religioso a la mayoría laica. También excluyó cualquier pacto con los partidos árabes israelíes, a quienes acusa de deslegitimar al Estado judío.
Fuentes cercanas al líder de Israel Nuestra Casa aseguraron a Haaretz que el partido recomendará la próxima semana al presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin, que el exgeneral Gantz sea designado candidato a primer ministro. El aspirante que cuente con mayor número de respaldos debe recibir, en principio, el encargo formal del jefe del Estado para formar Gobierno.
Rivlin ha adelantado que anunciará su decisión el día 16, tras el periodo de consultas con los líderes de los partidos. Netanyahu ha sido citado 24 horas después para una primera comparecencia por el tribunal de Jerusalén que va a juzgarle en tres casos de corrupción bajo las acusaciones de soborno, fraude y abuso de poder.
Aunque Lieberman no ha mostrado aún sus cartas en público, ya ha confirmado que se incorporará a una iniciativa de toda la oposición, incluida la Lista Conjunta árabe, para aprobar una reforma legal en la nueva Cámara que impida que un candidato procesado pueda recibir el encargo de formar Gobierno.
Las leyes básicas que hacen la función de texto constitucional en Israel no contemplan el caso de un candidato a la investidura encausado. La operación de la oposición parece tener el objetivo de cerrar la vía a que Netanyahu pueda forzar otra repetición electoral, ya que la reforma legal no tendría efecto retroactivo.
A la espera de la proclamación de los resultados oficiales, prevista el próximo martes, el Likud trató de impedir la publicación del recuento definitivo. La Comisión Electoral Central desestimó esta reclamación del partido en el poder, que además ha impugnado los resultados en todos los colegios electorales y exigido una revisión del escrutinio acta por acta.
“En un país democrático, la decisión de los votantes deber ser respetada”, replicó el centrista Gantz a las maniobras del partido gubernamental. Poco después, Lieberman daba un vuelco al bloqueo al anunciar que apoyaba la propuesta de toda la oposición para cerrar el paso a Netanyahu a la residencia del primer ministro en la calle Balfour de Jerusalén.
En la campaña electoral de 2015, el derechista Avigdor Lieberman se enfrentó ante las cámaras de televisión con el líder de la Lista Conjunta árabe, Ayman Odeh, en un choque de ideas irreconciliables. Un lustro después, el interés común en descabalgar del poder a Benjamín Netanyahu, conocido por su apodo familiar Bibi, parece haberles aproximado.
Odeh, que representa al ala laica y progresista de los partidos árabes israelíes, declaró a la radio estatal Kan que estaba dispuesto a “examinar la posibilidad de apoyar a Gantz” como candidato a jefe de Gobierno si el líder centrista da un giro “hacia la paz y la igualdad” y rechaza las anexiones unilaterales de territorios en Cisjordania previstas en el plan del presidente Donald Trump.
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