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La carretera que simboliza el abismo entre la Colombia urbana y rural

La Vía al Llano, entre Bogotá y el oriente, permanecerá cerrada al menos tres meses por derrumbes

F. MANETTO
Un operario observa los efectos de un derrumbe en la vía entre Bogotá y Villavicencio, la semana pasada.
Un operario observa los efectos de un derrumbe en la vía entre Bogotá y Villavicencio, la semana pasada.Javier Dussan (EFE)

Menos de 86 kilómetros unen Bogotá, a unos 2.600 metros de altitud, y Villavicencio, a 470. El salto entre la capital de Colombia y la puerta al oriente del país siempre ha sido más que geográfico. Esa brecha simbólica está representada por la carretera que comunica las dos ciudades y que, sin atascos ni derrumbes, supone un recorrido de alrededor de tres horas. Un tráfico normal es, sin embargo, la excepción. Las fuertes lluvias y los desprendimientos de tierra azotan de forma casi constante la llamada Vía al Llano, que lleva años en obras de mejora y que ahora, después del enésimo desplome, permanecerá cerrada por al menos tres meses.

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El corte de esta autopista, por la que transitan a diario alrededor de 11.000 vehículos, deja al descubierto una de las asignaturas pendientes de Colombia en tiempos de paz: las infraestructuras. El Gobierno de Iván Duque anunció una inversión de 120.000 millones de pesos (alrededor de 36 millones de dólares) en el tramo más afectado, que corresponde al kilómetro 58. "Es una intervención bien fuerte por la alteración de la hidrología de la montaña", aseguró la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, a Caracol Radio.  A eso se añade que hay una población, Guayabetal, con al menos 2.000 habitantes en riesgo.

La estrategia del presidente, que desde el lunes se encuentra de viaje oficial en Europa, está dirigida a atraer inversión extranjera también en infraestructuras. Duque presentó en Londres un paquete de  proyectos, que van de la primera línea de metro de Bogotá —un espejismo desde hace cerca de 70 años— a carreteras, aeropuertos o plantas drenaje, informa Afp. Unas obras que, en su conjunto, necesitarían más de 15.000 millones de dólares para su realización.

Las comunicaciones son una prioridad en un país con más del 90% de territorio rural con orografía accidentada y amplias extensiones de selva virgen. Su antecesor, Juan Manuel Santos, puso en marcha tras la firma de la paz con las FARC en 2016 un plan que bautizó como "revolución de la infraestructura", pero dejó el cargo con entre 135.000 y 170.000 kilómetros de vías secundarias y terciarias a menudo en condiciones más que mejorables. Esos caminos no son solo esenciales para la economía, sino también para facilitar el acceso del Estado a zonas golpeadas por un conflicto armado de más de medio siglo. Detrás de las carreteras está el comercio, la integración e incluso la lucha contra el narcotráfico.

El Meta, el departamento al que en los próximos meses se podrá llegar desde Bogotá solo a través de vías alternas y trayectos de hasta 12 horas, es de alguna manera la huerta y la despensa del centro del país. El cierre de la autopista al Llano ya ha provocado una grave crisis del sector agropecuario, que tendrá que hacer frente a una elevada sobreproducción por no colocar sus productos en los mercados del resto del país. Las autoridades locales han solicitado al Ejecutivo que declare la emergencia económica en la región, que según su gobernadora, Marcela Amaya, sufrirá unas pérdidas de casi 500 millones de dólares. Esta situación va a tener también repercusiones en el turismo hacia la capital, según el Instituto Distrital de Turismo.

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"Hemos invitado a que tengamos una concertación con todos los grupos de interés, con todos los grupos afectados. Hemos anunciado medidas económicas, hemos aumentado frecuencias aéreas [con el aeropuerto de Villavicencio], pero por supuesto somos conscientes de la angustia que pueden tener miles de compatriotas", concedió el mandatario, que para evitar una crisis escenificará, como viene siendo habitual casi todos los fines de semana, un acercamiento al territorio.  "El próximo martes estaremos organizando un Consejo de Ministros en el departamento del Meta para que como equipo, y con la total solidaridad con la población de Los Llanos, podamos avanzar en tomar todas las medidas de carácter mitigante que puedan aminorar esas afectaciones". "Este es un problema que a todos nos genera una situación de preocupación", aseguró.

El Gobierno ha prometido que no habrá problemas de desabastecimiento de gasolina a pesar de la advertencia del sindicato de distribuidores de combustible. Dentro de tres meses, si no hay más retrasos, la vía volverá a funcionar. Pero quedan decenas de puntos críticos que requieren una inversión millonaria del Estado que están en estos momentos en fase de estudio.

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Sobre la firma

F. MANETTO
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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