La lucha por salvar el bosque primitivo de Bialowieza
La UE paralizó en 2018 la tala de árboles en esta floresta de Polonia, Patrimonio Mundial de la Unesco, pero los nuevos planes del Gobierno ponen en alerta a los ecologistas
Unos 250 kilómetros separan el bosque de Bialowieza, en la frontera nororiental de Polonia con Bielorrusia, de la capital, Varsovia. El recorrido, de unas tres horas y media en coche, transcurre en su mayoría por carreteras secundarias de largas rectas que atraviesan extensas llanuras verdes y despobladas. João Ferro llegó por primera vez a Bialowieza hace 11 años y se enamoró. Del bosque, que enlaza los dos países, y de una artista local. Este guía lisboeta, de cabello largo y plateado, volvió unos años después para instalarse cerca del parque nacional. En el interior de este enclave, declarado Reserva de la Biosfera en 1977 y Patrimonio Mundial de la Unesco en 1979, se encuentra uno de los últimos bosques primordiales del continente. Hogar del bisonte europeo, en este espacio virgen el tiempo se detiene para ofrecer una estampa similar a lo que era Europa hace 9.000 años. “Este paisaje es la evidencia de un equilibrio total entre los elementos de la naturaleza”, explica Ferro. Sin embargo, el anuncio reciente de nuevos planes para explotar el bosque en los alrededores del parque, una zona también protegida por la Unesco, y la construcción de una carretera de asfalto que lo atraviesa, han puesto en alerta a la sociedad civil.
En 2016 el Gobierno polaco del ultraconservador Ley y Justicia (PiS) llevó a cabo una tala masiva de árboles en varias zonas de la reserva –limítrofes con el parque nacional– justificada en la necesidad de hacer frente a una plaga de escarabajos que estaba matando las píceas, una clase de conífera que abunda en el bosque. Tras las críticas de científicos, asociaciones ecologistas y la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la UE ordenó a Polonia en 2017 que suspendiese de forma inmediata la explotación de la floresta, pero no fue hasta 2018 que el Gobierno del PiS, amenazado con una multa de 100.000 euros por cada día que incumpliese la sentencia, detuvo la tala y acató las normas para esta reserva, inscrita también en la red europea de espacios Natura 2000. Entre Polonia y Bielorrusia el bosque abarca 150.000 hectáreas, de las cuales 10.000 forman el parque nacional y solo 6.000 el bosque primitivo, donde la intervención humana es mínima.
“Pseudoecologistas, alejad vuestras sucias manos del bosque”, reza un cartel ubicado a escasos kilómetros del parque. Slawomir Kropiwnicki regenta un bar en la zona y defiende la tala: “Hace 12 años teníamos cuatro hectáreas afectadas por el escarabajo y los guardas forestales querían cortar y quemar los árboles para detener la plaga, pero los ecologistas se opusieron y ahora son 9.000 las hectáreas dañadas”, afirma. De la misma forma que el Gobierno en 2016, Kropiwnicki sostiene que “los árboles secos suponen un peligro para la población” porque pueden caerse y provocar accidentes.
“En esos casos el Ejecutivo puede talar, pero los árboles siempre se quedan en el bosque”, afirma Ferro. “La intervención del Ejecutivo fue ilegal”, sostiene, porque extrajo y vendió la madera. “Los cortes también están permitidos para abastecer el mercado local para consumo en invierno”.
“No existe una forma de detener la plaga de escarabajos, es parte de un proceso natural”, defiende Tomasz Pezold Knežević, especialista en conservación de la biodiversidad de WWF, mientras camina por una de las zonas afectadas por la acción del Ejecutivo. Fueron ellos, junto con otras ONG, los que llamaron la atención de la Unión Europea sobre lo que estaba ocurriendo en Bialowieza. “Los insectos crecen cada tanto y en este lugar atacaron sobre todo parcelas en las que las píceas fueron plantadas de forma artificial en el pasado. Los silvicultores querían incrementar la densidad de esta especie, con una madera que tiene un buen precio en el mercado, pero ahora este árbol es muy sensible al cambio climático. El área se ha vuelto más seca y las píceas son más propensas al ataque del escarabajo”, explica.
“La UE, junto con los activistas, ha sido clave para detener la tala dentro de este bosque único”, afirma el eurodiputado neerlandés Bas Eickhout, del grupo de los Verdes. “El Parlamento Europeo”, institución que ha financiado este reportaje, “ejerció una gran presión sobre la Comisión, que tras varias advertencias, llevó a Polonia a los tribunales. El bosque está dañado, pero no de forma irreparable. La UE ha servido como una última salvaguardia. Sin ella no habría existido ninguna institución para detener al Gobierno polaco”, declara.
Ahora el área se enfrenta a nuevas amenazas. El año pasado comenzaron los trabajos para convertir una senda forestal estrecha en una carretera de asfalto de unos 20 kilómetros de longitud que conecta los pueblos de Bialowieza y Narewka. “Las instituciones reaccionaron y paralizaron las obras. Se ha solicitado al inversor que realice una evaluación de impacto ambiental que permitirá tomar una decisión sobre si se continúa o no con su ampliación”, explica Pezold.
Hace unas semanas, el nuevo ministro polaco de Medio Ambiente (el anterior dejó el departamento tras la crisis en Bialowieza), junto con la administración estatal forestal, anunció que han preparado nuevos planes de gestión del bosque. WWF señala que el proyecto fuerza de nuevo la tala en esta área. Hace unos días los documentos se encontraban en consulta pública y los ecologistas tenían planeado enviar sus comentarios al Gobierno, pero habrá que esperar un tiempo para comprobar si alguno de ellos es tomado en consideración.
En la reserva integral del parque, donde ningún elemento puede ser extraído, “el 40% del bosque está muerto”, comenta Ferro. “Más del 60% de los organismos que existen en Bialowieza están relacionados con la descomposición. Todos vuelven al sistema un día, todos se acabarán descomponiendo para formar parte del suelo. Y lo que consumimos es el producto directo o indirecto del suelo”, relata para explicar que la no intervención es la mejor forma de gestión del bosque y lo que hace de este enclave un lugar excepcional en el mundo.
La ampliación del parque nacional
Slawomir Dron administra un pequeño café a las puertas del parque nacional de Bialowieza. Interesado en la política local –fue candidato a la alcaldía en las elecciones de noviembre pasado– se muestra contrario a la tala. "Ahora el Gobierno polaco no está cortando árboles, pero no sabemos que más vendrá. Lo ideal sería que todo el bosque fuera parque nacional, como en Bielorrusia", afirma. De este modo, la totalidad del área sería administrada por el parque nacional y no por los servicios forestales estatales, que son los que llevaron a cabo la tala en 2016.
Belén Domínguez y Paula Chouza hablan de la lucha europea por salvar el bosque primitivo de Bialowieza. #YoSoyEuropa https://bit.ly/2Zb9HyI
Gepostet von El País Internacional am Donnerstag, 6. Juni 2019
Sobre la firma
Más información
Archivado En
- Bosques
- Explotación forestal
- PIS
- Polonia
- Bielorrusia
- WWF
- Unesco
- Silvicultura
- Ecologistas
- ONG
- Organizaciones medioambientales
- Espacios naturales
- Centroeuropa
- Solidaridad
- ONU
- Europa este
- Partidos políticos
- Protección ambiental
- Europa
- Organizaciones internacionales
- Agroalimentación
- Relaciones exteriores
- Medio ambiente
- Política
- Sociedad
- Europa Ciudadana