_
_
_
_
Marruecos

Una activista destacada del Rif huye de Marruecos y pide asilo en Holanda

Nawal Ben Aísa encabezaba el movimiento Hirak y abanderó las protestas por la situación de la región norteña

Francisco Peregil
Nawal Ben Aísa, en una manifestación en Alhucemas, en mayo de 2017.
Nawal Ben Aísa, en una manifestación en Alhucemas, en mayo de 2017.AFP
Más información
La foto que retrata el drama de Alhucemas
La mujer que abandera las protestas de Alhucemas confía en que el rey facilite una salida

Nawal Benaísa, activista del Movimiento rifeño de protestas, de 35 años, ha huido de Marruecos de forma clandestina a través de Ceuta con un hijo de cinco años y ha solicitado asilo político en Holanda. Tras la detención del líder del Movimiento, Nasser Zafzafi, en mayo de 2017, Benaísa abanderó durante una semana las manifestaciones. Fue citada por la policía en varias ocasiones y, a partir de entonces, su papel fue mucho más discreto. El 12 de abril las autoridades le impidieron volar hacia Holanda, donde pensaba participar en un foro sobre justicia social.

Benaísa, casada y madre de cuatro hijos menores de edad, confirmó a la agencia Efe desde Holanda que abandonó Marruecos el 25 de abril: “Hace pocos días he pedido asilo en Holanda y he justificado mi solicitud por las persecuciones que estoy sufriendo. Estoy amenazada con la prisión en cualquier momento si participo en una protesta, y esto está coartando mi voz y mi libertad (…) Nunca antes me había venido la idea de abandonar Marruecos y de dejar a mi familia y mis amigos, pero vivía una preocupación permanente debido a los acosos que he sufrido”.

El Movimiento de protestas, o Hirak, que es como se le conoce en árabe, nació el 31 de octubre de 2016 después de que un vendedor de pescado falleciera triturado en un camión de basura cuando intentaba que no le confiscasen la mercancía. Durante siete meses las manifestaciones no cesaron en Alhucemas. Los activistas pedían mejoras sociales en una zona donde hasta el momento han fracasado los planes de desarrollo impulsados por el Gobierno.

Tras la detención de Zafzafi en 2017, el movimiento fue sofocado. Más de 500 jóvenes rifeños fueron también encarcelados y decenas de ellos optaron por viajar de forma ilegal hacia Europa. Buena parte de estos últimos decidieron probar suerte en España y otros optaron por Bélgica, Francia y Holanda, donde viven decenas de miles de emigrantes rifeños.

La única mujer encarcelada, Silia Ziani, fue indultada por el rey Mohamed VI en julio de 2017. Pero Nawal Benaísa fue condenada en 2018 en primera instancia por “participación en una manifestación no autorizada”, “insultos a agentes” e “incitación a cometer infracciones penales”.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tras la primera condena, Benaísa escribió en Facebook: “Estoy orgullosa de haber participado en las manifestaciones de la región y denuncio el encarcelamiento de los activistas del Hirak. Exijo su liberación inmediata”. El pasado enero, la sentencia fue ratificada. Heba Morayef, la responsable de Amnistía Internacional en África del Norte, declaró en enero que Benaísa estaba sufriendo “maniobras de intimidación y acoso constante por parte de las autoridades marroquíes”.

La organización humanitaria sostiene que Benaísa fue arrestada en cuatro ocasiones entre junio y septiembre de 2017. “Cuando fue detenida las autoridades le exigieron que suprimiese su página Facebook, que contaba con más de 80.000 abonados, cosa que ella hizo”.

Nawal Benaísa es ama de casa, está casada con un taxista y sus hijos tienen entre 5 y 15 años. Habla y entiende algo de francés, pero se expresa sobre todo en rifeño y en árabe. Es hija de una familia con seis hermanos y nunca perteneció a ningún partido, sindicato ni asociación. "Cuando Nasser Zafzafi y otros activistas empezaron a reunirse y crearon el movimiento Hirak, sentí la necesidad de unirme a él para que mi voz se escuchara. Dejé la cocina y salí a la calle para reclamar derechos humanos universales”, declaró a Amnistía Internacional.

Durante una entrevista concedida a este diario, en junio de 2017, Benaísa señaló: “Si me detienen por protestar de forma pacífica, para mí será un honor. Tengo más miedo por mis padres y por mi marido que por mí. Mi madre es diabética y mi padre tiene problemas cardiovasculares. Pero yo les he explicado mis razones para seguir en esta lucha y ellos me comprenden. (…) A mis hijos les digo que todo esto lo hago también por ellos, por su futuro”.

Respecto a las reivindicaciones del Movimiento, Nawal Benaísa señaló en su día: "Pedimos cosas muy básicas. Pedimos, sobre todo, la liberación de los detenidos. No vamos a dejar de manifestarnos de forma pacífica ni un solo día hasta que los liberen. Pedimos también un hospital para tratar a los enfermos del cáncer. Alhucemas, por culpa de los bombardeos de armas químicas que hemos sufrido, es la ciudad con más casos de cáncer de Marruecos. Pedimos una universidad y el fin de la corrupción. Esta es una tierra donde se tritura a la gente”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_