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Marruecos detiene al líder del movimiento de protestas en Alhucemas

Cientos de jóvenes se manifiestan cada noche en el Rif, a pesar de que los principales activistas han sido arrestados

Francisco Peregil
Concentración de jóvenes, este domingo en Alhucemas, donde se reclama la liberación de los activistas detenidos.
Concentración de jóvenes, este domingo en Alhucemas, donde se reclama la liberación de los activistas detenidos.FRANCISCO PEREGIL

Nasser Zafzafi, el líder del llamado Movimiento Popular de Alhucemas, que se encontraba en busca y captura desde el viernes, ha sido detenido este lunes, según fuentes del Gobierno. Zafzafi está  acusado de interrumpir el sermón de imán en la mezquita de su barrio. Las autoridades intentaron detenerlo, pero decenas de jóvenes acudieron a su casa para impedirlo. Zafzafi puede ser condenado hasta con tres años de cárcel.

Durante el fin de semana, la fiscalía provincial de Alhucemas ha ordenado el arresto de al menos 22 de los principales activistas, aunque las asociaciones de derechos humanos informan de 37 detenciones. A pesar de que la cúpula del Movimiento se encuentra privada de libertad, las protestas continúan en el Rif.

Alhucemas y los pueblos de los alrededores están tomados por la policía. El domingo a las siete de la tarde, antes de romper el ayuno de Ramadán, solo se ven furgonetas antidisturbios en las entradas y salidas de los pueblos. Cuatro horas después empiezan a concentrarse decenas de jóvenes en una calle de Alhucemas. La plaza principal está tomada por los antidisturbios.

Asalto a la casa de Nasser Zafzafi, el líder del Movimiento Popular.

El sábado, cientos de jóvenes se manifestaron en varias localidades del Rif. La mayoría de esas concentraciones fueron disueltas por la policía. El domingo a las once y media de la noche, otros tantos jóvenes volvían a concentrarse en el centro de Alhucemas. Sobre esa hora, miles de personas salieron a las calles de Casablanca, Rabat y Tánger, para solidarizarse con los detenidos. En Alhucemas, los jóvenes intentaban alejarse de la calle donde estaban apostados los agentes antidisturbios. “La manifestación es ahí arriba”, gritaba un joven a los otros, “quien quiera quedarse aquí junto a los policías lo hará bajo su propia responsabilidad”.

Una vez llegados al final de la calle empinada, los jóvenes se iban sentando en el suelo. Coreaban el lema de Marruecos, pero en vez de decir “Dios, patria y rey” cantaban “Dios, patria y pueblo”. Uno de ellos tomó la palabra. “Vamos a esperar a que Nasser vuelva, vamos a seguir reclamando la libertad de los detenidos y las mejoras económicas y sociales para el Rif. Pero tenemos que seguir la trayectoria pacífica de Nasser. No podemos entrar en las provocaciones del Ministerio del Interior. No tienen que llevarnos a su terreno de violencia. El pacifismo durante siete meses es lo que nos ha traído hasta aquí. Si alguien tiene un conflicto personal con el Makjzén (el poder del Palacio Real) que lo solucione aparte de nosotros. El Movimiento es pacífico y así va a seguir. Si me detienen a mí otro me sustituirá”.

Tenemos que seguir la trayectoria pacífica de Nasser. El pacifismo de estos siete meses es lo que nos ha traído hasta aquí

Joven activista del Movimiento Popular

La inmensa mayoría de los manifestantes eran hombres jóvenes. Pero una joven tomó la palabra. “Las mujeres también tienen que salir con nosotros, porque han detenido a nuestros hijos y nuestros maridos. Y no hemos hecho mal a nadie. Mañana a las nueve [por el lunes] se celebra el juicio contra algunos de los detenidos. Tenemos que ir delante del Tribunal a apoyarlos”.

Terminaron la concentración con una juramento que se ha ido gestando a lo largo de los siete meses de protestas. Con las manos en alto, juraron que no van a volver atrás, que no van a traicionar la patria ni vender ni engañar al pueblo. En la concentración no se veía ninguna cámara de ningún periodista local ni extranjero, solo los teléfonos de algunos activistas grabando a los demás.

“La gente que filmaba bien ha sido detenida”, afirma un simpatizante del Movimiento. “Pero es increíble que no vengan más periodistas. Esto está sucediendo a las puertas de Europa. No es solo que hayan detenido a gente pacífica, sino la forma en la que los han detenido, entrando a la fuerza en sus lugares de trabajo y en sus hogares. A Mohamed Jelloul, que pasó cinco años en la cárcel, tras las protestas de la primavera árabe en Alhucemas y salió solo hace un mes, lo detuvieron en un restaurante. Nasser ha tenido que huir y otra gente también ha huido. Es como si en vez de un Movimiento pacífico esto fuera las FARC”.

El fiscal provincial de Alhucemas, Mohamed Aqwir, acusa a los detenidos de “atentar contra la seguridad interior del Estado, incitar a cometer delitos y crímenes, humillar a funcionarios públicos durante el cumplimiento de sus misiones y cometer hostilidades contra los símbolos del Reino en reuniones públicas”, entre otros delitos.

El fiscal publicó un informe el domingo en el que asegura que algunos de los detenidos estarían implicados en unos incidentes sucedidos el pasado 26 de marzo en las localidades Imzuren y Beni Bouayach. Aquel día, según el fiscal, “una residencia y vehículos de las fuerzas públicas fueron incendiados, bienes ajenos y de utilidad pública dañados y varios funcionarios públicos humillados y agredidos, además de otros actos”.

Detención del activista Mohamed Jelloul.

Hace una semana, el lunes 22 de mayo, una delegación ministerial viajó a Alhucemas por primera vez en medio año, para reunirse con representantes de la sociedad civil. Había cientos de personas en una sala del Gobierno civil. Pero no estaban los principales activistas del Movimiento Popular. No obstante, los ministros reconocieron que la mayor parte de las reivindicaciones de los manifestantes eran “razonables” y se comprometieron a “acelerar” las inversiones que ya se habían anunciado en 2015.

“Era una zanahoria que no nos creímos”, señala el citado simpatizante del Movimiento. “De hecho, ya tenían preparado todas estas investigaciones judiciales para descabezar el movimiento”.

Hoy en día, algunos de los principales activistas que continúan en libertad no responden al teléfono y han abandonado su actividad en las redes sociales. Las calles siguen tomadas por la policía y cada noche se espera una concentración de protesta.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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