Esade alerta de que el estancamiento de la productividad puede comprometer el crecimiento de la economía española

La fotografía actual de la economía española es favorecedora. Sonríe gracias a un crecimiento sostenido y superior al de otros países similares de su entorno, impulsada por un mercado laboral que se mantiene sólido y al alza, ajeno a los vaivenes internacionales. No sobran los motivos de alegría. Sin embargo, pese a que las previsiones oficiales y la de muchos otros observadores no prevén un traspié inmediato, estos últimos sí que alertan de algunos apartados que, pese a no salir hoy en la foto, podrían sumarse en el futuro y perjudicar el álbum a final de año. De acuerdo con el último Informe Económico y Financiero de Esade, que proyecta una subida del 2,5% del PIB para 2025, la fragmentación política, el estancamiento productivo y los problemas en el acceso a la vivienda son tres luces rojas con capacidad para comprometer la favorable evolución la economía española en lo que resta de año.

“El dibujo actual es optimista, aunque los desequilibrios estructurales se mantienen”, ha advertido durante la presentación del estudio este jueves Manuel Hidalgo, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y senior fellow de EsadeEcPol, coautor del texto junto a Toni Roldán, director de EsadeEcPol, y Josep M. Comajuncosa, profesor de Esade. En el informe, los tres firmantes proyectan un aumento del producto interior bruto (PIB) español para 2025 del 2,5%, impulsado por la demanda interna, los fondos Next Generation, la moderación de la inflación y la creación de empleo. El pronóstico, sin embargo, decae hasta un 1,9% en 2026 (en sintonía con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional), y un 1,7% en 2027. Todas estas cifras, como ha sucedido con las referentes a 2024, son superiores a las de otras economías avanzadas.

La 36ª edición del informe de Esade, que ha contado con el apoyo de Banco Sabadell, está compuesto por varias partes en las que se analiza tanto la coyuntura internacional, como la europea y la española; y dedica un capítulo entero a la vivienda, a la que sitúa como uno de los grandes problemas tanto actuales, como a medio y largo plazo.

En sus primeros capítulos se aborda el previsible impacto negativo que tendrán las políticas económicas que está desplegando la administración que dirige el presidente norteamericano Donald Trump, especialmente la guerra arancelaria que parece encaminado a declarar, y que están generando una tremenda incertidumbre en tanto en el seno de la Unión Europea, como sobre el orden económico mundial.

Roldán ha calificado la situación actual como “la mayor crisis en las relaciones trasatlánticas de los últimos 80 años”, y ha asegurado que en esta guerra arancelaria “en el largo plazo todo el mundo saldrá perdiendo”. Sin embargo, pese a que la UE se encuentra en el centro de la diana de Trump, reacciones como las de Alemania ―que, entre otras medidas, acaba de acordar la creación de un fondo especial de 500.000 millones de euros en infraestructuras durante un periodo de 10 años― pueden acabar jugando en favor del Viejo Continente, según ha defendido Comajuncosa. “Estos cambios le abren oportunidades a la economía alemana para compensar los efectos de los aranceles”, ha defendido.

En cuanto a la evolución de la economía española, que ha marcado un ritmo de crecimiento superior al de sus socios ―creció un 3,2% en 2024 gracias al tirón de la inmigración y del turismo― frente al nuevo rumbo fijado por Trump, que la exposición sea menor que la de otros países, no rebaja la incertidumbre. El informe avala que la demanda interna (consumo privado y público) ha sido el principal motivo de su expansión, “mientras que la inversión ha tenido altibajos”, pese a recuperarse “ligeramente a final de 2024″. Un comportamiento al que ha contribuido la fortaleza demostrada por el mercado laboral, que el estudio de Esade resalta adelantando que podría alcanzar los 22 millones de trabajadores. A pesar de esto, el texto prevé que el empleo seguirá creciendo durante lo que resta de año “pero a ritmos más lentos”, lo que impediría que la tasa de paro no descendiera por debajo del 10% (ahora está en el 10,6%) hasta 2027.

Ganar tamaño

Una de las tres luces rojas que señala el informe de Esade, y que está íntimamente relacionada con el comportamiento del mercado laboral, tiene que ver con su productividad. “A pesar de la cierta recuperación de la productividad que se ha producido tras la salida de la pandemia, y que ha mostrado efectos más sólidos en los últimos trimestres, esta sigue siendo baja y está en niveles que no se corresponden con una economía que quiere converger con la europea, por lo que el reto principal es mejorarla”, ha indicado Hidalgo.

Para lograrlo, y teniendo en cuenta la composición del tejido empresarial, copado por las pequeñas y medianas empresas, Hidalgo ha reclamado la “eliminación de las barreras” que impiden que las pymes “adquieran una mayor dimensión”, y que les permitan ser “todavía más competitivas” y que tengan “capacidad para innovar”. Estas trabas, en su opinión, se centran en los problemas de financiación a los que se enfrentan este tipo de compañías. “Se debería crear un mercado de capitales español y europeo que pueda atender a las necesidades de financiación de estas empresas para que puedan escalar”, ha profundizado.

El problema demográfico, entendido a partir del progresivo envejecimiento de la población, “que puede limitar y reducir el bienestar de la sociedad española”, según ha señalado Hidalgo, y que tiene “una capacidad enorme para condicionar el endeudamiento de nuestra economía”, es otro asunto a tratar en el corto plazo.

La voluntad del Gobierno por aprobar por ley la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales provocaría un incremento de los precios en aquellos sectores en los que la productividad no se incremente. De todos modos, ha dicho que este aumento de la productividad “no suele compensar lo que sería el aumento de los costes laborales” en aquellos sectores en los que es más difícil trasladar esa reducción de jornada laboral a un aumento de la productividad y, por lo tanto, según él, al final se termina traduciendo a mayor inflación. “Reducir la jornada laboral no necesariamente tiene por qué afectar negativamente a la productividad, al menos a corto plazo. Ya veríamos cómo se reorganizan actividades”, ha añadido.

A estos retos se suma, según advierte el informe, la “elevada deuda pública”, cuya reducción progresiva “sigue siendo insuficiente”. Aunque esta ha mostrado una tendencia a la baja en los últimos meses, “su nivel sigue limitando la capacidad del Gobierno para aplicar políticas fiscales anticíclicas y aumenta la vulnerabilidad de la economía ante posibles shocks externos“, concluye el texto. Lo que representa “un riesgo adicional para la estabilidad económica del país”.