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Los socialdemócratas sueñan con una gran alianza de progresistas europeos

El partido intenta impedir que los populares acaparen la presidencia de las instituciones

Lluís Pellicer
El candidato socialdemócrata, Frans Timmermans (centro), el lunes en Berlín.
El candidato socialdemócrata, Frans Timmermans (centro), el lunes en Berlín.JOHN MACDOUGALL (AFP)

Solo hace unos meses, el vendaval de Emmanuel Macron hizo temblar a los socialdemócratas europeos. La oleada de entusiasmo entre los liberales de ALDE amenazaba con poner la puntilla a un ciclo de continuos reveses para el centroizquierda en Francia, Italia, Holanda o Grecia, relegando a los socialdemócratas incluso a la tercera posición. Pero en vísperas de la campaña electoral, la victoria de Pedro Sánchez en España ha inyectado moral al grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas del Parlamento Europeo, capitaneados por el laborista holandés Frans Timmermans. Convencidos de que seguirán siendo el segundo grupo de la Cámara, los socialdemócratas aspiran incluso a una coalición de partidos progresistas que las proyecciones por ahora pintan complicada de formar.

Timmermans estaba desde el principio en todas las quinielas para participar en la carrera para suceder a Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea. Después de que el socialista francés Pierre Moscovici renunciara a presentarse y el eslovaco Maros Sefcovic diera un paso atrás, el holandés llegó como único aspirante al congreso de Lisboa, que lo proclamó Spitzenkandidat. Fuentes del partido explican que por el camino cayeron muchos otros nombres, que pensaron que el único desenlace posible de esa candidatura era asumir la responsabilidad de un hundimiento sin paliativos del grupo socialista.

Las proyecciones elaboradas por el Parlamento Europeo y las que manejan los partidos, sin embargo, les dan oxígeno. Los socialdemócratas creen que podrán imponerse en España, Portugal, Finlandia y Suecia y obtener buenos resultados en Austria, Rumania e Italia, donde el nuevo liderazgo de Nicola Zingaretti en el Partido Demócrata los ha aupado en las encuestas. Además, la participación de los laboristas de Reino Unido, donde esperan un buen resultado, podría llevarlos más allá de los 149 escaños que les daban las últimas proyecciones de la Eurocámara.

“Hemos recuperado aliento. Hace un año era muy compartido el diagnóstico del declive de la socialdemocracia europea, pero en los últimos meses hay diversos signos que nos hablan de recuperación de la posición socialdemócrata”, explica la eurodiputada y vicepresidenta primera de los socialistas europeos, Iratxe García.

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Los sondeos indican, no obstante, que el grupo se dejará parte de los 186 escaños que tenía en la pasada legislatura. Varias plazas se antojan todavía muy complicadas, empezando por el país de Timmermans. Pero también pintan bastos en grandes Estados como Francia, Polonia y Alemania. La delegación de este último podría verse sensiblemente mermada por el empuje de Los Verdes, que aspiran al sorpasso en mayo. Tras constatar que el partido ecologista y los liberales capitalizaban la oleada de protestas por el cambio climático, los socialdemócratas han acabado incluyendo la batalla por la transición ecológica entre sus prioridades.

El programa de la formación está basado, de hecho, en un documento de unas 200 páginas elaborado por la Progressive Society y capitaneado por el ex primer ministro danés Poul Nyrup Rasmussen, que se centra en cinco ejes: medio ambiente, justicia social, reformulación del capitalismo, empoderar a los ciudadanos y cambios para profundizar en la unión fiscal e institucional de la UE. Ese documento marcó la hoja de ruta que se plasmó en el manifiesto del partido para los comicios aprobado en Madrid bajo el título Un nuevo contrato social para Europa.

Los socialdemócratas ven cómo de momento ha funcionado en España la receta de Sánchez, con un programa en el que hacía énfasis en la lucha contra la desigualdad, el cambio climático y por la igualdad de género. Y esa victoria fue lo primero que reivindicó Timmermans en el primer debate electoral. El candidato, que habla con fluidez seis idiomas, pone el acento también en la batalla contra la desigualdad, reclamando una mayor integración fiscal de la UE y la introducción de impuestos como la llamada tasa Google. Justo lo opuesto a su rival del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, quien, por ejemplo, ha rechazado un seguro de desempleo comunitario.

Los socialdemócratas también señalan el éxito de Pedro Sánchez para presentarse como el freno de los populistas, nacionalistas y la extrema derecha. Y quieren explotar la presencia de Fidesz, el partido del húngaro Viktor Orbán, en el PPE. “El centroderecha está imitando a los extremistas, y ese no es el camino para frenarlos”, avisa el jefe de filas de los progresistas en el Parlamento Europeo, Udo Bullmann.

Fragmentación

Sin embargo, el grupo debe lidiar en su seno con los socialistas rumanos, que llevan meses desafiando a la Comisión Europea con varias reformas que, a juicio de Bruselas, socavan la independencia judicial y la lucha contra la corrupción. Su Gobierno incluso apoyó un referéndum para prohibir en la Constitución los matrimonios igualitarios. Paradójicamente, como vicepresidente de la Comisión, Timmermans fue el principal azote de los rumanos.

Timmermans también ha sugerido una coalición entre las fuerzas progresistas para hacer frente a los conservadores, que hoy copan los máximos cargos de las tres instituciones (Comisión, Consejo y Parlamento Europeo). La idea, en principio, podría hallar hueco entre algunos sectores de los liberales, en especial los franceses. Su candidata, Nathalie Loiseau, ha expresado en varias ocasiones ese deseo. Sin embargo, en un Parlamento Europeo que las encuestas auguran muy fragmentado se antoja más que complicado que esa coalición llegue a la mayoría absoluta. “He escuchado a muchos amigos hablar de una mayoría desde Macron a [Alexis] Tsipras. Si encontramos buenos colegas en los partidos de centro, tampoco los rechazaremos”, sostiene Bullmann.

Iratxe García considera que “todavía es pronto” para hablar de coaliciones. Los socialistas han asumido que por primera vez las dos primeras fuerzas no rebasarán el 50% de los escaños. “Los socialdemócratas aspiramos a liderar las posibles mayorías que sean posibles. Con una línea roja: no vamos a negociar con quienes no compartan nuestros principios europeístas”, asegura.

Pero algo sí tienen claro: el PPE no está ya en condiciones de tener en sus manos las tres instituciones. “Esa no va a ser la fotografía del próximo mandato”, remacha con rotundidad Bullman, quien recuerda a los populares que vayan quitándose de la cabeza la idea de “tener el monopolio de la presidencia de la Comisión”. “Tras varias décadas, va a ser socialdemócrata”, remacha.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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