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La empresa de Brumadinho calculó que con alarma la cifra de muertos habría sido inferior a 10

La Fiscalía difunde los informes internos de evaluación de riesgos de Vale, propietaria de la mina donde murieron 165 personas. Todavía hay 155 desaparecidos

Instalaciones de la mina Brumadinho tras el desastre.
Instalaciones de la mina Brumadinho tras el desastre.WASHINGTON ALVES (REUTERS)
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La empresa Vale calculó cuál era el riesgo de que se rompiera alguna de las balsas en las que almacena los residuos de la extracción de hierro en Minas Gerais (Brasil), cuántas personas podrían morir y cuánto le costaría. La represa de Brumadinho tenía el doble de probabilidad de colapsar que el nivel máximo de riesgo tolerable, según un documento interno de Vale al que tuvo acceso EL PAÍS. La rotura de la balsa de Brumadinho causó 165 muertos el pasado 25 de enero, mientras otras 155 personas siguen desaparecidas. La compañía elaboró, como exige la ley, informes de evaluación de riesgos que contemplaban un desastre como el ocurrido y otros muchos posibles escenarios.

Vale, la mayor minera de Brasil y una de las mayores del mundo, participaba de la propiedad de otra mina que en 2015 causó el mayor desastre ambiental del país. En aquel caso murieron 19 personas y un torrente de lodo recorrió 600 kilómetros hasta el mar causando un enorme daño ambiental.

El informe titulado Gestión de Riesgos Geotécnicos, incautado por la Fiscalía de Minas Gerais a la compañía Vale como parte de la investigación sobre el desastre de Brumadinho, deja claro que el sistema de alarma era un instrumento crucial para minimizar daños. Los supervivientes coincidieron desde el primer minuto en que no oyeron ninguna alarma ni fueron informados de ningún riesgo de rotura. Y Vale ha admitido que no sonó. El informe interno de evaluación de riesgos del año pasado calculaba que en el caso de Brumadinho, si la alarma sonaba, habría entre uno y diez muertos. Sin alerta, como fue el caso, los fallecidos se dispararían a entre 100 y 1.000 personas. El balance final del desastre queda dentro de esa horquilla, con más de 300 personas entre fallecidos y desaparecidos.

Creada en 1942, Vale fue privatizada en la década de los noventa y tiene unos 110.000 empleados directos e indirectos. La empresa estimó que un accidente le costaría dinero en indemnizaciones (2,6 millones de dólares, 2,3 millones de euros por cada fallecido) y dañaría su reputación. El mismo día del suceso se notó en las pérdidas en la Bolsa de Nueva York porque era festivo en São Paulo. Pero el lunes siguiente el impacto en Bolsa fue enorme: vio desaparecer casi 16.500 millones de euros. La Fiscalía le ha congelado bienes por valor de 500 millones de reales (casi 120 millones de euros) para hacer frente a hipotéticas responsabilidades. Todavía no hay ningún informe preliminar que apunte a las causas del siniestro o de que el sistema de alarma no funcionara.

Tras el suceso, la Justicia ordenó la detención de cinco personas, incluidos ingenieros, que trabajan en Vale y en la compañía alemana que TüvSüd, que realizó la última auditoría, hizo algunas recomendaciones pero avaló la estabilidad de la balsa que se quebró. La descomunal y veloz lengua de barro generada, grabada por las cámaras de seguridad, se tragó todo lo que se topó a su paso. El tsunami de residuos arrasó entre otras instalaciones con la cantina de la mina, donde estaba almorzando parte de la plantilla aquel viernes. Días después los arrestados quedaron el libertad.

El informe divulgado íntegramente por la Fiscalía de Minas Gerais indica que meses antes de la última tragedia, la propietaria ya reconocía que la mina de Brumadinho requería medidas de seguridad adicionales y que, además de las dos estructuras que se derrumbaron allí, otras ocho represas de Vale están en lo que esta denomina “nivel de atención” por peligro de ruptura. La Justicia ha paralizado las operaciones en todas ellas.

La compañía Vale ha recalcado en una nota que “en ningún informe, laudo o estudio conocido hay ninguna mención a un riesgo de colapso inminente” de la represa de Brumadino. Sostiene que la balsa “estaba dentro del límite de riesgo” de una escala, denominada Alarp que es “mundialmente reconocida”, según el documento. De todos modos, la compañía ha anunciado que eliminará en los próximos años todas las balsas como las dos que se han roto en los últimos tres años.

El informe de evaluación de riesgos, de 267 páginas, indica que en Brumadinho hay una tercera represa que también supone un riesgo y que alberga un volumen inmenso de residuos. Menezes II es una balsa de 290 millones de metros cúbicos de residuos, es decir, 24 veces mayor que la que ha matado o hecho desaparecer a más de 300 personas. Las otras represas que suponen un peligro según la empresa son menores y están ubicados en otros municipios del Estado de Minas Gerais, en Ouro Preto, Barao de Cocais, Nuova Lima y además del citado Brumadinho.

Pese a que el sistema de alarma es uno de los factores clave en la evaluación de riesgos, no está claro cómo debe funcionar la alerta y cuánto tiempo antes debe sonar para que la empresa llegue a esa cifra de un máximo de diez muertos. El presidente de Vale, Flavio Schvartsman, llegó a decir que los equipos de alerta fueron devorados por el lodo pero el diario Folha de S.Paulo publicó que estos quedaron intactos tras la tragedia. La minera explicó a principios de mes que “debido a la velocidad con que ocurrió el evento, no fue posible accionar las sirenas relativas a la represa. Las causas se siguen investigando”.

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