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La suerte de El Chapo, en manos de 12 mujeres y hombres anónimos

El jurado popular delibera en Brooklyn sobre los 10 cargos a los que se enfrenta el jefe del cartel de Sinaloa

El juez Brian Cogan da las instrucciones al jurado antes de deliberar
El juez Brian Cogan da las instrucciones al jurado antes de deliberarElizabeth Williams (AP)

Su identidad se mantuvo durante estos tres meses en secreto por motivos de seguridad. Pero las ocho mujeres y cuatro hombres anónimos que en las próximas horas van a decidir el futuro de Joaquín El Chapo Guzmán pudieron mirarle directamente a los ojos durante las 39 sesiones que tuvieron enfrente, a solo una decena de metros, al sanguinario jefe del cartel de Sinaloa. Entre ellos estaba el equipo de la defensa.

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Los miembros del jurado popular —que lo completan seis suplentes que no participan en las deliberaciones— son reconocibles únicamente por número para preservar su anonimato. Las ilustradoras tienen totalmente prohibido retratarlos en sus dibujos, la única memoria visual que hay del que está considerado como el mayor juicio contra el narcotráfico en la historia de los Estados Unidos. La selección llevó cerca de tres días de entrevistas. El arranque del juicio se retrasó unas horas porque hubo que hacer un ajuste, tras una mujer sufrir un ataque de ansiedad.

El grupo es racialmente muy diverso. Entre los 12 miembros titulares, dos son mujeres blancas. La mayoría son afroamericanos y al menos un par habla o entiende español. El juez Brian Cogan, sin embargo, dejó muy claro al dar las instrucciones que la traducción en inglés es la única que vale como referencia a la hora de examinar los testimonios que ofrecieron los cooperantes protegidos.

Joaquín Guzmán casi nunca les miró directamente, salvo en ocasiones muy contadas cuando el juez se dirigió directamente a ellos. El acusado, como el jurado, estuvo muy entretenido siguiendo en todo momento el recuento de los cooperantes. En algunos casos fue con un detalle espeluznante, como el que hizo Memín de las torturas y asesinatos que a sangre fría ejecutó el patrón del cartel.

La portavoz del grupo es una mujer, que tiene aspecto hispano. Es joven y se sienta en la segunda fila. Se esperaba que el juicio durara hasta mediados de marzo. Pero concluirá posiblemente con un mes de antelación. Cogan les agradeció la atención que prestaron durante todo este tiempo y ninguno se puso enfermo, lo que ayudó que el proceso avanzara sin grandes contratiempos.

Precisamente por la duración del proceso, se decidió que los miembros del jurado no permanecieran secuestrados en un hotel y pudieran cada tarde ir a sus casas. En los desplazamientos fueron siempre custodiados por oficiales armados de la policía judicial, que se encargaban de la seguridad. El juez Cogan les permitió, además, tener los viernes libres para que pudieran resolver cuestiones personales.

Sin miedo

Y como suele ser la norma en juicios de esta relevancia, tenían estrictamente prohibido recurrir a los medios de comunicaciones o las redes sociales para informarse sobre el caso, el acusado o los testigos. Tampoco podían comentarlo entre ellas hasta ahora. El juez les pidió este lunes que no se dejaran llevar por el miedo al examinar las evidencias presentadas por la acusación en su causa contra El Chapo, ni tampoco por prejuicios o sentimientos hacia el crimen.

Algunos miembros del jurado admitieron durante las entrevistas saber que El Chapo era un gran traficante de droga y que trató de fugarse varias veces. Otros vieron series televisivas policiacas o relacionadas con el narcotráfico. Pero todos dejaron claro que eso no iba a representar un obstáculo a la hora de examinar las evidencias de una manera justa y decidir dónde reposa la verdad.

“Las evidencias son vuestra única guía”, reiteró Cogan al instruirles, en un proceso que duró cerca de tres horas. “la presunción de inocencia del acusado prevalece hasta el final de las deliberaciones y el Gobierno haya probado su causa”. El magistrado les pidió así que recurran al sentido común y su experiencia a la hora de determinar si los testimonios de los cooperantes son creíbles.

Joaquín Guzmán se enfrenta a un total de 10 cargos penales. El primero, líder de una empresa criminal, es el más importante y contiene a su vez 27 crímenes. Está sancionado con la cadena perpetua. Hay siete cargos relacionados con la producción, la posesión, la importación y la distribución de narcóticos en EE UU. Se completan con otro por uso de armas de fuego y un último por blanqueo.

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