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IDEAS
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Olavo de Carvalho, el ‘filósofo’ de Bolsonaro

Excéntrico, ignorado por los intelectuales, se ha convertido en referente de la nueva derecha brasileña

LUIS GRAÑENA

Uno de los hombres más influyentes del Gobierno de Jair Bolsonaro no es militar ni político. A los 71 años, Olavo de Carvalho vive recluido desde 2005 en Estados Unidos, desde donde da clases de filosofía a través de Internet. Hasta hace poco era tratado como una caricatura de la extrema derecha y del neoconservadurismo en Brasil, pero algo cambió radicalmente con la victoria de Bolsonaro en las presidenciales de octubre. No solo los brasileños se enteraron de que Carvalho es el gurú intelectual de algunos de los más cercanos asesores del presidente electo, sino que descubrieron que este controvertido filósofo de las redes sociales fue quien recomendó a los nuevos ministros de Exteriores y de Educación.

La llamada nueva derecha que llegó al poder en Brasil de la mano de Bolsonaro —un movimiento que mezcla la defensa del ultraliberalismo económico con el conservadurismo moral— tiene al filósofo Olavo de Carvalho como una clara referencia intelectual. Tanto Flávio Bolsonaro, senador electo e hijo mayor del nuevo presidente, como su hermano Eduardo hicieron peregrinajes a Rich­mond, en Virginia, para participar en transmisiones de YouTube al lado de Carvalho y escucharle denunciar un imaginario complot comunista para destruir los valores de la familia y de la civilización judeocristiana.

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“Aunque no sea académico, Carvalho es un intelectual de influencia considerable en la opinión pública brasileña. Y lleva varias décadas ejerciendo, primero como articulista en los diarios y después en las redes, donde encuentra a sus seguidores”, explica Alvaro Bianchi, politólogo y profesor de la Universidade Estadual de Campinas. Hay “poca verdad” en su trabajo filosófico, lleno de simplificaciones y teorías conspiratorias, señala Bianchi, pero es muy persuasivo y eficaz con su audiencia.

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Además de filósofo, Carvalho es escritor —autor de 18 libros, según deja claro su perfil de Twitter—, conferenciante y periodista. Construyó su carrera como autodidacta, sin sacarse nunca un diploma formal, y siempre descalificando el trabajo de los intelectuales en las universidades. El desprecio es recíproco en las facultades de su país, donde sus textos son ignorados o despreciados. “Solo tengo interés en leerlo para entender cómo es posible que la nueva derecha le tenga como un ídolo y que influya en tanta gente en Brasil”, afirma José Arthur Giannoti, profesor emérito de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo. Esta imagen de marginado de la intelectualidad se ve reforzada por su pasado poco ortodoxo. En la década de los ochenta dio cursos de astrología y llegó a formar parte de una orden espiritual musulmana (tariqa). Un personaje muy alejado del que hoy alerta en sus vídeos de una amenaza de islamización de Occidente.

El éxito que Carvalho alcanzó en la nueva derecha brasileña, hasta el punto de convertirse en fenómeno editorial, se explica principalmente por su militancia en Internet durante los últimos años. Mantiene un perfil en Facebook con más de 540.000 seguidores, y en su web ofrece un seminario de filosofía online por 60 reales (unos 15 euros) mensuales. Los temas de sus vídeos son variados. En uno define al expresidente Lula da Silva como “líder supremo del comunismo latinoamericano”; en otro condena la “ideología de género, el abortismo y el gayzismo” como parte de una “revolución cultural” coordinada por la izquierda.

Arremete contra la “ideología de género” y el supuesto monopolio de la izquierda en la cultura

Es habitual que sus análisis se mezclen con teorías conspiratorias de origen dudoso o con informaciones falsas. En 2008 aseguró que Obama estaba “apoyado enfáticamente por Al Qaeda, Hamás, la Organización para la Liberación de Palestina, Ahmadineyad, Gadafi, Fidel Castro, Chávez y todas las fuerzas procomunistas y proterroristas del mundo”. En las pasadas elecciones acusó al candidato del PT, Fernando Haddad, de hacer apología del incesto. Fue desmentido y acabó borrando el mensaje.

Carvalho suele presentarse como la mente que se rebeló contra el supuesto monopolio del pensamiento de izquierdas en la prensa y las escuelas de Brasil. Alude frecuentemente al “marxismo cultural”, una teoría conspiratoria que se apropia de textos del pensador marxista Gramsci para denunciar una supuesta infiltración comunista en instituciones culturales. En sus vídeos trata de adaptar esta teoría al contexto brasileño. Por ejemplo: “En el periodo del Gobierno militar [1964-1985] la izquierda dominaba la prensa brasileña. No había un diario cuyo director no fuera comunista”. Poco importa que este tipo de teorías no tenga amparo entre historiadores y expertos. Sí que encuentra suelo fértil entre sus seguidores.

Los dos ministros que Carvalho recomendó a Bolsonaro (que tomaron posesión este 1 de enero) comparten muchas de las ideas del principal pensador de la nueva derecha de Brasil. El nuevo responsable de Exteriores, el diplomático Ernesto Araújo, promete, por ejemplo, luchar contra el “alarmismo climático” y los asuntos “abortistas y anticristianos”. Las ideas de Carvalho, durante años relegadas al submundo de Internet, por fin han llegado al poder. Y de este modo quedan atrás los días en los que el retrato de este filósofo era solo el de un excéntrico militante del neoconservadurismo en las redes sociales, sin mayores consecuencias.

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