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Congo vota al sucesor de Kabila en unos comicios cojos y bajo tensión

Las disfunciones logísticas y la exclusión de voto en tres territorios hipotecan unas votaciones limpias, creíbles y sin incidentes en las elecciones de este domingo

Un grupo de personas revisan las listas del censo en un colegio electoral de Kinshasa.
Un grupo de personas revisan las listas del censo en un colegio electoral de Kinshasa.JOHN WESSELS (AFP)

La República Democrática del Congo, el extenso país que ocupa el centro del continente africano, define la estabilidad regional y alimenta a Europa con materia prima, celebra este domingo unas elecciones generales cruciales para decidir quién relevará, tras 18 años en el poder, al actual presidente, Joseph Kabila.

Diseminados en un territorio cinco veces más grande que España, los 81 millones de congoleños que siguen dentro de sus fronteras —8 de ellos en situación de riesgo alimentario y 4,5 desplazados internos—, están a merced de un proceso electoral que se celebran este domingo con pocas garantías de transparencia y de seguridad. La jornada llega después de que una infinita serie de contratiempos (o “excusas”, según la oposición) hayan permitido que las elecciones previstas para 2016 se arrastraran durante dos años.

Y a pesar de la prórroga, las horas previas son frenéticas e inciertas: parte del material electoral sigue sin llegar a los centros mientras persiste la confusión sobre dónde hay que votar y la desconfianza sobre las polémicas “máquinas de votar”, un nuevo sistema implementado por el gobierno que debe facilitar el voto pero que alimenta el temor al fraude. El recuento debe ser, de todas formas, manual, pero abre la posibilidad a que los datos sean enviados a la central, sin que los observadores puedan hacer el seguimiento.

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“Ya no hay guerra civil y la inestabilidad toca únicamente a dos provincias”. El presidente Joseph Kabila se ha añadido al bullicio turbio de las horas previas para defender su legado. Rompiendo la tónica habitual de su silencio, en plena víspera, Kabila ha concedido algunas entrevistas. Desde Kinshasa, la monumental capital de 10 millones de habitantes, Kabila se ha referido con este “únicamente” al lejano este del país –a 2500 km de la capital- donde el cruento conflicto persiste manteniendo a Congo a la cabeza de la guerra más mortífera del planeta. Aunque la inestabilidad también esté ahora instalada en Kasai desde septiembre de 2016, con un nuevo foco del conflicto y 3000 muertos, y aunque el deterioro de las libertades políticas y el respeto de los derechos humanos se extienda por todo el país.

“Mi único límite es el cielo”, ha lanzado Kabila, que ha dejado la puerta abierta a volverse a presentar en las próximas elecciones de 2023, antes de mandar a los que le critican lejos de su límite: “mis detractores se pueden ir al infierno”. A pesar de ser el principal productor de cobalto y de tener las reservas más grandes del mundo de coltán – ambos minerales imprescindibles para los teléfonos móviles y la industria electrónica- la República Democrática del Congo, considerado un “escándalo geológico”, está clasificado en los últimos puestos en la lista de los países más pobres del mundo. Ocupa la 176 posición (de 188) en el índice de desarrollo humano (PNUD).

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En los pasillos del lujoso hotel Kempinski de Kinshasa, a orillas del río Congo, la Comisión Electoral Nacional Independiente y los tres principales candidatos – entre ellos, el delfín que Kabila ha designado para sucederle- intentaban este sábado preelectoral arrancar un compromiso común para asegurar “la paz”. Pero al cierre de esta edición, el acuerdo solo lo habían firmado la CENI y el candidato kabilista. A pesar de una oposición tradicionalmente dividida, la coalición Lamuka, liderada por Martin Fayulu, ha conseguido en pocas semanas unificar al electorado y aparece como ganadora en los sondeos. Pero más que el “quién” inquieta el “cómo”, cuando, tras la larga espera, se llega a estos comicios históricos con una niebla espesa de desconfianza en el proceso. En Congo, nunca se ha vivo un relevo pacífico del poder. Esta, debería ser la primera.

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