Lavrov: “Los tratados de desarme son rehenes de las turbulencias políticas internas en EE UU”
El ministro de Exteriores de Rusia inicia este martes una visita oficial a España
Las sanciones que la Unión Europea impuso a Rusia por su política en Ucrania son una “decisión miope” y costosa tomada por “orden directa de Washington”, opina el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en respuestas a un cuestionario de EL PAIS, entregadas por escrito a este periódico en vísperas de la visita del jefe diplomacia rusa a Madrid este martes. Lavrov acusa a Occidente de querer “preservar a toda costa” su posición de liderazgo e “imponer su voluntad y sus valores en todas partes” y opina, no obstante, que el presidente Donald Trump es un “pragmático” capaz de entender que “una cooperación estable y previsible con Rusia” es “más beneficiosa para los mismos norteamericanos que continuar una confrontación inútil.
Pregunta. ¿Cómo valora las relaciones bilaterales entre Rusia y España? ¿Qué temas prioritarios tratará en su visita a Madrid?
Respuesta. Madrid es hoy un importante socio de Rusia en Europa. El diálogo político regular a alto nivel ayuda a mantener una atmósfera positiva en los vínculos bilaterales. Nuestro intercambio comercial crece de forma sostenida y en 2017 alcanzó 5.300 millones de dólares [4.650 millones de euros], con un aumento del 20,6% y continua en alza este año. [En 2012 el volumen se acercaba a los 11.000 millones de euros, según la Secretaría de Estado de Comercio de España]. La Comisión Intergubernamental Mixta para la Cooperación Económica e Industrial funciona de forma fructífera y en breve celebrará su décima sesión ordinaria.
También la colaboración humanitaria se fortalece. En 2015 y 2016 celebramos con gran éxito el Año de la Lengua Rusa y la Literatura en Ruso en España y el Año de la Lengua Española y la Literatura en Español en Rusia. Actualmente, seguimos trabajando juntos para elaborar el programa del Año Dual de la Educación y Ciencia para 2019-2020. Anualmente más de un millón de rusos visitan España y me complace el gradual aumento del número de turistas españoles en Rusia, que llegaron a 120000 en 2017. Los contactos entre nuestros Ministerios de Relaciones Exteriores son bastante intensos. Con el señor Josep Borrell me propongo discutir a fondo los temas claves de la agenda bilateral, europea e internacional.
P. La cooperación económica entre Rusia y la Unión Europea se ha visto gravemente afectada con sanciones y contrasanciones desde 2014 ¿Qué debe, qué quiere y qué puede hacer Rusia para superar este estado de confrontación?
R. El estado actual de las relaciones entre Rusia y la UE no puede considerarse normal. La mítica "amenaza rusa" se impone a los europeos, en gran medida, desde fuera. El irritante elemento principal en esta materia sigue siendo la decisión miope de la UE de introducir unas restricciones unilaterales contra Rusia, por órdenes directas de Washington. Es curioso que, mientras tanto, los propios estadounidenses no sufren pérdidas. Por inercia, la burocracia de Bruselas "congeló" además la mayoría de los mecanismos de diálogo de cooperación práctica que habían demostrado su eficacia.
Los círculos de negocios en Europa efectúan la evaluación objetiva más aproximada de la situación y es muy indicativo el informe presentado por el Comité Oriental de la Economía Alemana en agosto, en que se pide revisar la estrategia de la UE hacia nuestro país y desarrollar una cooperación económica plena. Sobre las pérdidas que sufren los Estados de la UE debido a las sanciones hay diversas estimaciones, y según algunas de ellas, se trata de una suma muy superior a los 100.000 millones de euros. Es importante que los políticos europeos finalmente lo entiendan. Hemos reiterado nuestra disposición a levantar nuestras contramedidas, pero el primer paso debe ser dado por la UE que inició la espiral de sanciones. Esperamos que el sentido común acabe por prevalecer, pues objetivamente las sanciones no benefician ni a Rusia ni a la UE.
P. En 2015 Rusia e Israel llegaron al acuerdo sobre las acciones conjuntas para evitar incidentes aéreos sobre Siria. Este acuerdo ha sido efectivo durante tres años. ¿Se aplicará en el futuro o será corregido?
R. De hecho, en su día el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, llegaron a un entendimiento sobre la necesidad de cooperar para prevenir conflictos aéreos entre el grupo de la Fuerza Aeroespacial de Rusia, que actúa en Siria, y la Fuerza Aérea Israelí. Se trata precisamente de un entendimiento sin ningún acuerdo por escrito como, por ejemplo, el Memorando entre Rusia y Estados Unidos sobre la prevención de incidentes aéreos y la seguridad de vuelos durante la operación en Siria, que fue firmado en octubre de 2015.
Desgraciadamente, la parte israelí no siempre cumplió estrictamente con sus obligaciones, ante todo en lo que se refiere a la obligación de avisar a los militares rusos sobre operaciones de combate en el territorio sirio. En varias ocasiones esto puso en peligro la vida de nuestros militares en Siria, por ejemplo, en el bombardeo aéreo israelí en la región de Palmira en marzo de 2017.
Advertimos por todas las vías y al más alto nivel [a los israelíes] que tal actitud podía llevar a consecuencias trágicas. Al mismo tiempo, subrayamos que los actos de fuerza contribuyen a aumentar la tensión regional y no pueden resolver los problemas de seguridad que preocupan a los israelíes. No obstante, [los israelíes] siguieron bombardeando blancos en el territorio sirio y eso fue lo que llevó al trágico derribo del avión de reconocimiento ruso Il-20 con 15 oficiales a bordo. Tras el incidente del 17 de septiembre no podíamos dejar las cosas como estaban. Rusia respondió de forma contenida, pero firme.
P. Los aliados de Rusia en Siria son el presidente Bachar el Asad, Irán y, con matices, Turquía, pero en el territorio sirio hay efectivos militares de EE UU y de países europeos de la OTAN, además de una oposición armada. ¿Es posible aún articular a todos estos grupos de actores para la paz en Siria?
R. Esta sería la solución ideal a la que hemos exhortado reiteradamente. El terrorismo es un desafío global y solo se puede neutralizar actuando colectivamente sobre la base del derecho internacional. En septiembre de 2015 el presidente Putin, propuso formar un amplio frente antiterrorista bajo los auspicios de la ONU. Desgraciadamente, esta iniciativa no fue apoyada por los socios internacionales. Es lamentable, ya que los terroristas amenazan a todos los miembros de la comunidad internacional y nadie podrá refugiarse ya en "un puerto seguro". De paso, quiero señalar la diferencia de estatus en la presencia armada en Siria de los Estados mencionados. Los militares rusos están en el territorio sirio a petición de las autoridades legítimas del país, pero la presencia de EE UU en la República Árabe Siria, sin el consentimiento de su Gobierno, es contraria al derecho internacional y constituye de hecho la ocupación de una parte del territorio de un Estado soberano.
P. ¿Sigue Rusia confiando en que el presidente Donald Trump la ayudará a mejorar sus relaciones con EE UU? ¿En qué basa su esperanza?
R. Tanto en sus comentarios públicos como durante los contactos bilaterales, Donald Trump ha reiterado su intención de normalizar las relaciones entre Rusia y EE UU. Creo que realmente querría mejorar la atmósfera de nuestro diálogo, encontrar un terreno común en varios asuntos, y no por un sentimiento hacia nuestro país. Trump es pragmático y para él los intereses de EE UU son prioritarios, pero entiende que una cooperación estable y previsible con Rusia, sin duda alguna, es más beneficiosa para los mismos norteamericanos, que continuar una confrontación inútil.
Los intereses de Rusia y EE UU convergen en muchos problemas internacionales. Como poseedores del mayor potencial nuclear, nosotros juntos asumimos una especial responsabilidad en el mantenimiento de la estabilidad estratégica y la seguridad global. Además, hay otros campos donde en cualquier caso tendremos que trabajar, desde la lucha antiterrorista hasta la regulación de crisis regionales, desarrollo de lazos económico-comerciales, problemas ecológicos y del clima. EE UU atraviesa hoy una difícil etapa de desarrollo interno y este impide la interacción normal. En las batallas políticas de Washington se juega activamente "la carta de Rusia" y se impulsan artificialmente los sentimientos rusófobos. Esperamos que algún día las elites estadounidenses lleguen a un acuerdo y sus disputas dejen de envenenar las relaciones ruso-norteamericanas. Eso permitiría restablecer la cooperación a gran escala y en general contribuiría a mejorar la situación internacional.
P. En un clima de total desconfianza, peor incluso que durante la Guerra Fría, ¿considera posible aislar un sector de intereses concreto, por ejemplo, desarme, con EE UU y progresar en este prescindiendo del contexto general?
R. Estamos abiertos a la búsqueda pragmática de soluciones de varios problemas en nuestras relaciones. Para comenzar, estamos dispuestos a establecer un diálogo constructivo al menos en los campos donde los intereses de Rusia y EE UU coinciden objetivamente y donde hay posibilidades de lograr resultados positivos. Pero en la práctica aún no podemos "identificar" y resolver cuestiones aisladas debido a la posición estadounidense.
Por ejemplo, hace tiempo que proponemos eliminar los numerosos "factores irritantes" de nuestras relaciones bilaterales, ya sea la inaceptable situación relacionada con las detenciones de nuestros ciudadanos en terceros países a petición de Estados Unidos o la situación de los niños rusos adoptados en EE UU. Muchos de estos problemas podrían solucionarse fácilmente con buena voluntad de ambas partes, pero Washington elude sistemáticamente la búsqueda de soluciones, invocando la atmósfera desfavorable de nuestras relaciones, la situación en Ucrania o en Siria, etc.
Las turbulencias políticas interiores en EE UU dificultan considerablemente el trabajo conjunto. Por desgracia, incluso los tratados de desarme bilaterales, claves para el mantenimiento de la estabilidad mundial, se convierten en rehenes de dichos problemas. Es sintomático que la Administración republicana anunció la intención de retirarse del Tratado sobre Misiles de Corto y Medio Alcance justamente en vísperas de las elecciones del 6 de noviembre de mitad de mandato del Congreso. Al parecer, [la Administración republicana] esperaba así reforzar las posiciones de otros miembros de su partido antes de la votación.
P. Durante la Guerra Fría, la ideología era el principal motivo de enfrentamiento entre la Unión Soviética y Occidente ¿Cuál es el principal motivo de divergencia entre Rusia y Occidente hoy?
R. La principal causa es la intención de varios Estados occidentales de preservar, a toda costa, sus posiciones de liderazgo internacional, de seguir imponiendo su voluntad y valores a todos y en todas partes, así como de resolver sus propios problemas mezquinos a costa de otros miembros de la comunidad mundial.
Estos sentimientos son particularmente fuertes en el establishment político estadounidense, que sigue negándose obstinadamente a reconocer las realidades objetivas del orden político multipolar en formación y que sigue considerando a EE UU como la fuerza mundial predominante a la que todos deben obedecer. En consecuencia, la política exterior independiente de Rusia y nuestra postura soberana sobre problemas clave de actualidad son considerados una amenaza para el dominio global de Estados Unidos y de Occidente en general. A este respecto, nos imponen sanciones económicas unilaterales y otros instrumentos de disuasión: desde intensificar la actividad militar cerca de nuestras fronteras hasta una campaña informativa contra Rusia sin precedentes por su magnitud.
Desearíamos que eventualmente en las capitales occidentales se den cuenta de que esto es un callejón sin salida. Por nuestra parte, seguimos estando abiertos al diálogo pragmático y constructivo y a establecer las relaciones sobre la base del derecho internacional, el respeto mutuo y la consideración recíproca de nuestros intereses.
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