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Adiós a las armas en el “lugar más peligroso del mundo”

Las dos Coreas retiran las armas de fuego y los puestos militares en el área de seguridad conjunta de su frontera

Panmunjom, en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas.
Panmunjom, en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas.
Macarena Vidal Liy

El entonces presidente de EE UU, Bill Clinton, lo describió en 1993 como “el lugar más peligroso del mundo”. Durante 70 años, los soldados a uno y otro lado de la línea de demarcación en la Aldea de la Paz de Panmunjom, en la Zona Desmilitarizada entre las dos Coreas, montaron guardia cara a cara, armados y bajo la presión de que cualquier mínimo incidente pudiera desencadenar una nueva guerra. Hasta ahora. Como parte de los acuerdos de este año entre los dos países para generar confianza mutua, el Área de Seguridad Conjunta ha quedado libre de armas de fuego y de puestos militares.

Panmunjom es el único punto a lo largo de los 250 kilómetros de frontera intercoreana donde los soldados del norte y del sur se ven las caras. Allí se firmó el armisticio que puso fin a los combates en la guerra de Corea (1950-1953). En sus edificios de conferencias, sus características casetas azules sobre la línea de demarcación, se han celebrado numerosas rondas de conversaciones militares. Y donde, en abril de este año, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y el líder del Norte, Kim Jong-un, asombraron al mundo al saltar, tomados de la mano, la línea de demarcación entre los dos países en un gesto espontáneo.

Kim Jong-un y Moon Jae-in pasan de la mano al lado norte de la demarcación entre las dos Coreas.
Kim Jong-un y Moon Jae-in pasan de la mano al lado norte de la demarcación entre las dos Coreas.Getty

Su reputación de lugar hostil está bien fundada. Sus alrededores se encontraban minados; las torretas de vigilancia y las alambradas son parte del paisaje. En 1973 protagonizó el incidente en el que ambas partes estuvieron más próximas de retomar las hostilidades, cuando soldados norcoreanos atacaron a una unidad del sur que intentaba talar un árbol en la zona desmilitarizada y mataron a machetazos a dos militares estadounidenses. Hace menos de un año, el 13 de noviembre, un soldado norcoreano quedó gravemente herido por los disparos de sus compañeros en una carrera desesperada para desertar.

Pero, como parte de los acuerdos que adoptaron Moon y Kim en sus tres cumbres de este año, el 1 de octubre equipos especializados de uno y otro lado empezaron a retirar las minas, una tarea para la que han necesitado 20 días y en la que descubrieron restos de soldados muertos durante la guerra.

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Y a la una de la tarde del pasado jueves (siete de la mañana en España), las dos Coreas y el mando de la ONU encabezado por Estados Unidos completaron las tareas para retirar los puestos militares, las armas de fuego y las tropas armadas, según anunció el Ministerio de Defensa surcoreano en un comunicado.

El objetivo es reducir tensiones, eliminar el riesgo de errores o accidentes que puedan degenerar en un enfrentamiento y establecer confianza entre las dos partes.

Una vez que las dos Coreas y el mando de la ONU han comprobado este fin de semana que no quedan armas en la zona, el área queda ahora vigilada únicamente por 35 soldados desarmados —cinco de ellos oficiales— en cada lado de la línea de demarcación.

Y cuando el área quede desmilitarizada, los coreanos y los turistas extranjeros que visiten la zona —entre las nueve de la mañana y cinco de la tarde— podrán imitar el salto de Kim y Moon y cruzar la línea de demarcación, esa franja en el suelo que aún hoy mantiene viva la Guerra Fría, sin temor a provocar una lluvia de balas.

Aunque hay voces que mantienen sus reservas sobre la medida. En agosto, el general estadounidense Vincent Brooks, al frente del mando de la ONU, comentaba a los periodistas que, en su papel de militar de Naciones Unidas, estaba a favor de las medidas para rebajar la tensión. Pero como comandante de la fuerza conjunta de EE UU y Corea del Sur, percibía “un grado razonable de riesgo” en los planes de desmantelar los puestos de vigilancia.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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