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Tom Steyer: “Los demócratas tienen que dejar de intentar parecer republicanos”

Este millonario de San Francisco es el mayor donante privado del Partido Demócrata de Estados Unidos. En esta entrevista explica por qué esta gastando millones en lograr cuanto antes el 'impeachment' de Donald Trump

Tom Steyer posa para EL PAÍS el pasado 10 de octubre en Irvine, California.
Tom Steyer posa para EL PAÍS el pasado 10 de octubre en Irvine, California.APU GOMES
Pablo Ximénez de Sandoval

Tom Steyer (Manhattan, 61 años), es el mayor donante particular del Partido Demócrata de Estados Unidos. Su fortuna personal se calcula en 1.600 millones de dólares, que amasó en dos décadas al frente de un fondo de alto riesgo. Es todo lo que puede detestar la ultraderecha que está devorando el Partido Republicano: un millonario progresista de San Francisco volcado en la lucha contra el cambio climático y en la lucha contra Donald Trump. Steyer gastó 91 millones de dólares en 2016 para impulsar a los demócratas. En estas elecciones se ha comprometido a gastar 110 millones a través de dos vehículos: la organización NextGen America, que impulsa políticas medioambientales y la participación de los jóvenes; y sobre todo el movimiento Need to Impeach, una petición online que ya han firmado seis millones de personas para destituir a Donald Trump. Con ese dinero está registrando jóvenes para votar y apoyando candidatos comprometidos con la versión izquierdista del Partido Demócrata. Steyer da charlas por todo el país en eventos donde se comporta como un candidato más, solo que no pide el voto para él (por ahora), sino la movilización general para lograr el impeachment del presidente. Steyer recibió a EL PAÍS en medio de esa gira el pasado 10 de octubre. Tiene una sorprendente energía. No solo contesta las preguntas, las discute. Y cuando lanza su mensaje lo hace dando golpes en la mesa, a la manera que parece estar reclamando una parte del Partido Demócrata.

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Pregunta. ¿Por qué hay que destituir por impeachment a Donald Trump?

Respuesta. Son dos puntos. Lo primero es que cumple los requisitos de sobra para ser destituido. Es el presidente más corrupto y fuera de la ley de la historia de Estados Unidos. Hemos contratado a 58 profesores de derecho constitucional para que den su opinión. El cargo más obvio es corrupción. No puedes aceptar pagos de gobiernos extranjeros. Sus negocios, de los que es dueño, aceptan pagos de gobiernos extranjeros todos los días. ¿Lo hacen porque creen que están comprando su favor? ¡Por supuesto! ¡Por eso lo hacen! Luego está obstrucción a la justicia, otro de los cargos más obvios. Pero hay nueve razones en total. El segundo punto es la urgencia. Tenemos 70 psicólogos que han opinado sobre su estado mental. Todos dicen que es un narcisista malvado, igual que cualquier dictador en el que puedas pensar. Es un caso extremo y va a peor. Ahí es donde estamos. Mira lo que ha pasado en la última semana. Hemos visto información en el New York Times de que Trump debe 400 millones de dólares en impuestos que ha evitado pagar durante décadas en Nueva York de forma fraudulenta y criminal. Y en la misma semana, Naciones Unidas ha sacado un estudio en el que dice que tenemos que resolver el asunto del cambio climático antes de 2030, dentro de 12 años, o enfrentarnos a un “sufrimiento inimaginable”. Y su respuesta fue: ‘No estoy seguro de que sea verdad’. ¿Urgencia? Si tienes 12 años para evitar un sufrimiento inimaginable para todos los americanos y todas las personas del planeta y tu respuesta es esa, ¿qué puede ser más urgente? Y esto es la semana pasada. Me pregunta cuál es la razón para el impeachment. ¿En serio? ¿Qué hay que discutir? Yo le pregunto a usted, ¿cuál es la razón para no hacerlo?

P. Trump fue elegido democráticamente por 63 millones de votos. ¿No es una mejor alternativa, por ejemplo, ganarle las próximas elecciones y echarlo por los votos?

R. La Constitución es muy clara sobre cuál es el remedio para un presidente peligroso y fuera de la ley. Es el impeachment. No hay duda. Lo que usted dice puede ser lo que acabe ocurriendo, pero eso significa que tenemos que sufrir a este hombre dos años más. Todavía no hemos visto el daño que ha hecho, que ha sido mucho ya. Va a peor. Hemos visto su mejor comportamiento. Literalmente. Hoy es el mejor día del resto de su Gobierno. Mañana será el segundo mejor día. Esto es una piedra que rueda cuesta abajo. Cada vez que alguien me dice ‘no me puedo creer que se haya burlado de una víctima de agresión sexual’, mi reacción es ¿por qué no? ¿Es horrible? Sí. ¿Pero qué es lo que te sorprende? La piedra sigue cuesta abajo. Dentro de poco, eso no nos va a parecer tan mal comparado con lo siguiente que haga.

P. ¿En qué momento tomó la decisión de que había que hacer un esfuerzo para destituir al presidente? De todo eso, ¿qué fue lo definitivo?

R. Empezamos la petición el 20 de octubre del año pasado. Creo que lo dije públicamente alrededor del mes de mayo de 2017. Para entonces, ya había dicho que había despedido al director del FBI por la presión de la investigación sobre Rusia. Hace tantas maldades que ni siquiera te acuerdas de que separó a niños de sus padres y los puso en campos de detención. Ni te acuerdas de que se subió a un estrado con Vladímir Putin y dijo que Rusia tiene razón y América está equivocada, que estamos al mismo nivel moral. Dentro de poco, Brett Kavanaugh será algo de lo que diremos ‘ah, sí, aquello que pasó’, porque habrá alguna atrocidad más grande y más reciente y la gente se acordará de que aquello no estuvo bien, pero ya no estarán escandalizados porque habrá otra cosa. La verdadera cuestión aquí es si estamos en una situación tan partidista, si nuestro país está tan dividido que los republicanos son incapaces de mirar los hechos claramente. Especialmente los votantes. Porque si los votantes republicanos dan la espalda a este presidente, después lo harán los cargos electos republicanos.

Tom Steyer, durante la entrevista con EL PAÍS en Irvine, California.
Tom Steyer, durante la entrevista con EL PAÍS en Irvine, California.APU GOMES

P. Este es un tipo de campaña que también puede animar a los republicanos, o al menos a los trumpistas convencidos. Por ejemplo, a usted se le critica desde la ultraderecha que es un millonario blanco que está metiendo dinero en política al tiempo que critica a los millonarios blancos que meten dinero en política del otro lado. ¿Existe un peligro de excitar también al otro lado?

R. Lo primero, la acusación. Nosotros pensamos que el dinero en la política corrompe. Este es el sistema que tenemos. Es un gran sistema, pero tiene problemas como la absorción hostil de la democracia por parte del dinero. Obviamente, mi organización y yo estamos gastando mucho dinero para deshacer eso. Lo estamos haciendo a través de militancia de base. Somos una organización de calle, no estamos en los pasillos del Congreso. Estamos apuntando a la gente para que sume su voz y les tengan que escuchar. Le decimos a la gente lo que hacemos y por qué. Nada de esto me va a producir un beneficio monetario. En el otro lado, no te dicen lo que hacen, esconden su dinero y lo que hacen es por su propio beneficio. Mira la reforma de impuestos, han conseguido un recorte de un billón de dólares que ellos han comprado. ¿Cuándo fue la última vez que usted se sentó con Charles Koch para preguntarle lo que está haciendo? Están haciendo cosas como restringir el voto de los jóvenes y las personas de color y quitarles la democracia a los ciudadanos norteamericanos.

P. Está apoyando a candidatos en estas elecciones que han desafiado a la vieja guardia demócrata, como Andrew Gillum o Kevin de León. ¿Es el momento adecuado para un cambio de liderazgo?

R. Se lo voy a preguntar de otra forma. ¿Es este el momento adecuado para decir la verdad? ¿Es el momento para conectar con los ciudadanos sobre los temas que importan? En las elecciones legislativas vota el 45% del electorado. El partido más grande de Estados Unidos, de largo, es el partido de los que no votan. Porque no creen en el sistema, porque creen que los partidos son corruptos y deshonestos y a nadie le importan sus problemas. Kevin tiene un gran récord de logros sobre cuestiones que ha defendido de forma agresiva para defender a los habitantes de California. Gillum habla de temas como sanidad, impeachment, armas, los temas que importan a los ciudadanos de Florida. ¿Es el momento para eso? ¡Siempre es el momento para eso! La pregunta es: ¿Por qué no lo hacían? ¿Dónde está la vieja guardia? Por supuesto que estoy a favor de gente como Kevin y Andrew, que dicen la verdad, involucran a la gente en la democracia y cambian el electorado. Queremos que la gente tenga voz y deshacernos de esta patraña que está sucediendo en nuestro país, dirigido por este presidente corrupto, sin ley y ridículamente incompetente.

P. ¿Y dónde estaba esa vieja guardia demócrata? ¿Qué han estado haciendo?

R. Pregúnteles a ellos. Creo que en el Partido Demócrata, hay muchas voces y todo el mundo tiene derecho a exponer aquello en lo que cree. Yo no lo sé todo, por supuesto. Hay una serie de gente que ha trabajado durante décadas y ha hecho muy buen trabajo. Hay una conversación ahora mismo que se está desarrollando en público sobre cuáles son los temas de los que deberíamos estar hablando y qué deberíamos hacer. Y habrá otra conversación, después del 6 de noviembre, sobre lo mismo. Nuestro enfoque es que no se concentren en conseguir al 1% o 2% que van a votar pero todavía no han decidido si les gusta Donald Trump, Brett Kavanaugh, Lindsey Graham y todos esos tipos. No te pases la vida intentando ser todo lo republicano que puedas sin ser republicano. Vamos a ver si podemos convencer al 55% de norteamericanos que ni siquiera creen que el sistema funcione, los que no votan. Y hagámoslo diciendo la verdad y abordando los temas importantes. Porque de hecho es la única forma de conseguir algo.

El último vídeo de la campaña Need to Impeach de Tom Steyer.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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