Niños traumatizados por el infierno libio en su camino a Europa
Los menores del 'Diciotti', el barco sin permiso para desembarcar en Italia, han narrado a los cooperantes las torturas que dicen haber sufrido durante su estancia en Libia
Los operadores humanitarios que asistieron en el puerto a los 27 menores que pudieron bajar de la nave italiana Diciotti —atracada desde el lunes por la noche en el puerto de Catania (Sicilia)— se toparon con relatos “espeluznantes”. Este viernes han explicado que los encontraron traumatizados por la travesía en la barcaza primero y el rescate en aguas de Malta después; por los cinco días a bordo de la patrullera de la Guardia Costera pendientes de que les asignaran un puerto, más los dos días atrapados en el barco en Catania, y especialmente por el tiempo que pasaron en el infierno para los migrantes en el que se ha convertido Libia. Los han encontrado asustados, desnutridos y con señales de violencia en el cuerpo. Y dan por hecho que el resto, los 150 adultos que este viernes cumplen cuatro días sin permiso para desembarcar, tienen historias similares.
La psicóloga Nathalie Leiba de Médicos sin Fronteras que atendió a los 27 menores —25 chicos procedentes de Eritrea y 2 chicas, una de ellas de Somalia, todos de entre 14 y 17 años— cuando desembarcaron, explica que estaban exhaustos y que sabían que a bordo había un problema pero no habían entendido exactamente de qué se trataba. También relata que la mayoría les habló de periodos de detención en Libia muy largos, de uno a tres años. “Ahí sufrieron todo tipo de violencias físicas y maltratos”, dice. Y detalla casos particularmente vulnerables, como el de un joven que no conseguía ver bien, entrecerraba los ojos y tenía las pupilas muy dilatadas porque había estado secuestrado durante un año en algún lugar a oscuras. “Sufrió vejaciones y torturas mientras lo obligaban a llamar a la familia para pedirles dinero”, agrega.
Otro de los menores, como han contado varios humanitarios, tiene una herida en el hombro. “Un traficante le disparó mientras discutía con otro traficante por llevarse al grupo en el que estaba este menor que tenía entonces 15 años”, concreta Leiba. A causa de la lesión tiene la mano parcialmente paralizada. Todos los que obtuvieron el permiso para bajar y que ahora están en centros de acogida de Catania y de la región están preocupados por los amigos que siguen a bordo del Diciotti. “Mantener en un barco durante tanto tiempo en situación de incertidumbre a estas personas que ya han vivido situaciones difíciles de tortura y malos tratos no ayuda a su bienestar psicológico”, explica la psicóloga.
Sus condiciones físicas tampoco son saludables. Save the Children ha explicado que la mayoría procede de Eritrea, un país azotado por el hambre, y que después del tiempo pasado en Libia llegan muy delgados y agotados. Han confirmado que algunos apenas pesan 35 kilos y “están al límite de sus fuerzas”. La ONG Terres des hommes ha compartido el relato de una voluntaria, de la que no especifica el nombre, que aseguró que “tienen la pierna del mismo diámetro que la muñeca, están en los huesos”.
Giovanna Di Benedetto de Save the Children, que también ha atendido a los menores después del desembarco ha explicado a los medios locales que “han hecho un viaje horrible, muy largo y afrontando situaciones inimaginables incluso para un adulto” y añade: “imaginemos lo que supone para ellos, que son poco más que niños”.
Barbara Molinario de ACNUR Italia explica que hará falta mucho tiempo para que los menores se recuperen de las experiencias traumáticas que han vivido y pide que desembarquen todos, ya que “a pesar de los esfuerzos de la Guardia Costera no pueden recibir la atención necesaria a bordo”.
La situación en el barco comienza a ser extrema. El eurodiputado del Partido Democrático Daniele Viotti explicaba que los inmigrantes tienen que dormir en el suelo y al aire libre, soportando el frío y la humedad de la noche y el intenso calor del día. Las condiciones higiénicas en la nave también son críticas porque no hay duchas ni baños suficientes para todos. Una delegación del Garante nacional de los detenidos subió el viernes al barco para verificar las condiciones de los inmigrantes. Confirmó varios casos de sarna entre los inmigrantes —que en general están “muy debilitados"— y que solo a los más graves se les puede aplicar un tratamiento ajustado. “Reiteramos que las personas nunca pueden ser usadas como un instrumento para dirimir conflictos de responsabilidad entre países o para hacer presión para resolver situaciones complejas”, alega el organismo en un comunicado.
Por el momento y tras las presiones del Gobierno italiano ningún país se ha mostrado dispuesto a acoger a los inmigrantes de la nave Diciotti. El ministro de Asuntos Exteriores, Enzo Moavero Milanesi, que ha mantenido desde el domingo diferentes contactos con socios europeos y con la Comisión Europea explicaba el viernes al diario local Il Sussidiario que esperaban una colaboración efectiva y mucho más rápida de los estados, “en coherencia del espíritu comunitario”.
El ministro de Interior y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, artífice de una férrea política de control migratorio que ha logrado imponer en el Gobierno de coalición con el Movimiento 5 Estrellas, continúa afianzando su pulso a las instituciones y países europeos: “Debemos obligar a la UE a hacerse cargo de lo que le corresponde”, declaraba hoy al Corriere della Sera. Para él, el desbloqueo solo es posible de un modo: “con un avión que llega de una de las capitales europeas al aeropuerto de Catania. Los europeos demostrarán su gran corazón cargando a todos los aspirantes a refugiados. Nosotros nuestra parte ya la hemos hecho con los jóvenes”.
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