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Turquía rompe filas con los aliados del régimen y aprueba el ataque

El líder supremos iraní califica de criminales a los mandatarios occidentales

Un soldado sirio, en uno de los edificios derribados por el ataque de EE UU, Francia y Reino Unido al norte de Damasco el 14 de abril de 2018.
Un soldado sirio, en uno de los edificios derribados por el ataque de EE UU, Francia y Reino Unido al norte de Damasco el 14 de abril de 2018.LOUAI BESHARA (AFP)

El contenido ataque de las potencias occidentales contra objetivos del régimen sirio ha evidenciado grietas en la supuesta alianza entre Rusia, Irán y Turquía en la gestión del conflicto sirio. Mientras los primeros dos han condenado la ofensiva, Turquía ha acogido con evidente satisfacción el ataque pues ha cumplido con las condiciones que más le benefician: un golpe a El Asad, contundente pero alejado de una escalada bélica que pudiera poner en peligro sus intereses en Siria. "Resultaba impensable que quedase sin respuesta el ataque químico del 7 de abril en Duma, ejecutado según creemos por el régimen sirio", afirmó en un comunicado el portavoz de la Presidencia de la República turca, Ibrahim Kalin. "Quienes perpetraron tan horrenda agresión deben pagar por sus actos. Instamos a la comunidad internacional a unirse para prevenir este tipo de ataques químicos", dijo, y recordó que se trata de "violaciones de la legislación internacional y crímenes contra la humanidad".

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El Ministerio de Asuntos Exteriores turco, por su parte, calificó el lanzamiento de misiles contra Siria como "una respuesta apropiada" al uso de armas químicas, ya que en los últimos días el presidente, Recep Tayyip Erdogan, y la diplomacia turca habían mantenido conversaciones a varias bandas para evitar una confrontación directa entre Estados Unidos y Rusia, si bien castigando al Gobierno de Bachar el Asad por su comportamiento. Ankara se halla en una posición delicada pues, si bien es enemiga del régimen sirio, coopera con sus principales valedores: Rusia e Irán. Y aunque es miembro de la OTAN, en los últimos años se ha alejado de EE UU hasta llegar casi al punto de la confrontación debido al apoyo que brinda Washington a las milicias kurdo-sirias, consideradas terroristas por Ankara.

Este mismo sábado por la noche, la oficina de Erdogan informó de que el presidente ha mantenido conversaciones tanto con el líder ruso, Vladímir Putin, como con su homólogo francés, Emmanuel Macron, para intentar rebajar la tensión en Siria, informa Reuters.

También Irán ha criticado el ataque con dureza. En una reunión con embajadores de países islámicos y altos funcionarios iraníes, el ayatolá Jamenei ha calificado de “criminales” a los presidentes de Estados Unidos y Francia y a la primera ministra de Reino Unido. “No obtendrán ningún beneficio, igual que tampoco ganaron nada cuando cometieron crímenes similares en Irak, Siria y Afganistán”, ha declarado la máxima autoridad de la República Islámica, citado por la agencia estatal iraní IRNA.

Apenas cuatro horas después del ataque llevado a cabo por EE UU, Reino Unido y Francia sobre varios supuestos depósitos de armas químicas del régimen de Damasco, el Ministerio de Exteriores iraní condenó esa represalia que ha calificado de “agresión tripartita a Siria” y advertido de “las consecuencias regionales”, sin elaborar.

“La agresión es una violación flagrante de la legislación internacional y un desprecio a la soberanía nacional de Siria y su integridad territorial”, afirma el comunicado difundido por los medios iraníes. Poco antes, la agencia IRNA había anunciado que “EE UU bombardea Damasco” y asegurado que la defensa aérea siria se había enfrentado “a la agresión estadounidense, francesa y británica”.

Irán es, junto a Rusia, el principal sostén del régimen de Bachar el Asad. La alianza irano-siria, una de las más duraderas de la región, se remonta a principios de los años ochenta del siglo pasado, cuando durante la guerra irano-iraquí, el padre de Bachar, tomó partido por Teherán frente a Bagdad a pesar de las diferencias ideológicas entre su declarado laicismo y la República Islámica. Siria se ha convertido desde entonces en una pieza clave de la estrategia iraní en Oriente Próximo, en especial como vía de acceso a Hezbolá, el partido-milicia chií libanés que constituye el otro pilar de su alianza frente a Israel y Estados Unidos.

 

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