Brasil recurrirá contra Trump a la OMC si no hay solución a la guerra del acero
El Gobierno de Temer asegura que contará con el apoyo de otros países para combatir el giro proteccionista de Estados Unidos
La noticia de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, subirá un 25% los aranceles a la importación del acero cayó como una bomba en Brasil, el segundo proveedor de esa materia prima para el mercado norteamericano. Las compañías brasileñas ya sienten el impacto del anuncio de esta medida proteccionista de Trump, pese a que por el momento no está aún definida, y ya han sufrido pérdidas en su cotización en Bolsa. Por eso, el Gobierno brasileño prepara una reacción jurídica, que puede llegar hasta el tribunal de la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Las empresas brasileñas y norteamericanas [que compran acero a Brasil] trabajarán juntas en el Congreso de Estados Unidos para modificar esa propuesta de Trump”, dijo este miércoles el presidente de Brasil, Michel Temer. “Pero si no hay una salida amistosa, actuaremos junto a otros países afectados por esta medida, contra Estados Unidos en la OMC”, explicó el mandatario, que participó en la apertura del World Economic Forum (WEF) de América Latina, en la ciudad de São Paulo.
Un tercio del acero exportado por Brasil se destina al mercado estadounidense, un 90% en chapas semimanufacturadas. En 2017, el país vendió 4,8 millones de toneladas para Estados Unidos, con un valor de 2.600 millones de dólares. Temer ya trató el asunto hace unos días con el director general de la OMC, el brasileño Roberto Azevedo, con quien abordó las posibles líneas a seguir para intentar dejar en suspenso la decisión del presidente estadounidense. Azevedo también asiste en São Paulo a la cumbre del WEF, en la que el presidente de Brasil anunció su disposición a dar la batalla contra Trump si fuese necesario.
En un primer momento, el Gobierno brasileño tratará de llamar la atención sobre la relación comercial "complementaria" entre los dos países sobre el acero. “Nosotros exportamos láminas que empresas norteamericanas utilizan para la fabricación de automóviles, electrodomésticos...”, explicó el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Aloysio Nunes. “Ahora las compañías brasileñas y norteamericanas están coordinadas en el esfuerzo de demostrar el impacto negativo de esta medida, de la que no se conocen todavía los detalles”, añadió Nunes.
La industria siderúrgica brasileña importa carbón de EE UU, elemento fundamental para la producción de acero. “Somos el mayor importador de carbón mineral de ese país, con compras de 1.000 millones de dólares el año pasado”, explicó a este diario Alexandre Lyra, presidente del consejo director del Instituto Acero Brasil, entidad que reúne a las empresas del sector. “Una acción restrictiva afecta también a la compra de carbón norteamericano”, explicó Lyra, quien enfatizó que EE UU no es autosuficiente en la producción de esta materia prima, por lo que depende de las importaciones, en primer lugar de Canadá y después de Brasil.
El Gobierno brasileño ya esperaba la acción proteccionista de Trump, pero confiaba en que sería excluido de la medida, al igual que lo fueron México y Canadá, debido a la estrecha dependencia entre los dos países La noticia de que Brasil también será uno de los países afectados tomó por sorpresa a los empresarios, que trataban de recuperar las pérdidas acumuladas en los últimos tres años por la caída de los precios internacionales. Mientras no queda claro cómo se va a resolver el conflicto, las siderúrgicas brasileñas ya suman perdidas bursátiles millonarias y temen que las exportaciones caigan un 30% a partir de ahora. Por eso han aumentado la presión para buscar soluciones con Trump antes de que suceda lo peor.
La guerra comercial llega en un momento en que Brasil trata de encontrar su camino para la recuperación económica después de dos años de recesión. Ampliar la apertura comercial era uno de los planes del país para despejar su horizonte. Por eso las restricciones para la venta de acero han acelerado las negociaciones para buscar nuevos acuerdos de comercio internacionales. “Somos contrarios a cualquier proteccionismo”, dijo el presidente Temer ante los asistentes al WEF, entre ellos, representantes gubernamentales de los países principales de la región. “Estamos por la apertura plena, por eso trabajamos por la conclusión del acuerdo Mercosur-Unión Europea, y buscamos un acuerdo con Canadá”, dijo.
Un día después del anuncio de Trump, una delegación de Mercosur se encontró con representantes de Canadá para tratar la posible creación de un área de libre comercio. Los países del tratado comercial de Sudamérica –Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay- también están acordando los últimos detalles para intentar finalmente concluir el acuerdo con la Unión Europea, después de 19 años de interminables negociaciones.
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