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Sergio Amaral | Embajador de Brasil en Estados Unidos

“La calidad de la relación entre Brasil y EE UU es mejor de lo que fue en los últimos años o décadas”

El diplomático brasileño en Washington minimiza la ausencia de una reunión entre Trump y Temer

El embajador Amaral en su despacho
El embajador Amaral en su despachoIgor Leal Pinto (EMBAJADA DE BRASIL EN EE UU)

Sergio Amaral asumió el cargo de embajador de Brasil en Estados Unidos en septiembre de 2016, poco después de que Michel Temer desbancara de la presidencia a Dilma Rousseff y dos meses antes de la victoria electoral de Donald Trump. El veterano diplomático y exministro de Comercio del Gobierno de Fernando Henrique Cardoso habla con calma, en una entrevista en su despacho en la Embajada brasileña en Washington, del impacto de la presidencia del republicano. También de la relación bilateral con EE UU, que ha superado el enfriamiento por el espionaje de la NSA a Rousseff, revelado en 2013, pero que ahora está mermada por las turbulencias políticas brasileñas.

Lejos de los objetivos ambiciosos de otros momentos, Amaral apuesta por reforzar la cooperación técnica con EE UU y minimiza el aparente distanciamiento político. También rechaza comentar la reciente decisión de un tribunal brasileño que ratificó y aumentó a 12 años de cárcel la pena por un delito de corrupción al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en las elecciones presidenciales de octubre.

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Pregunta. ¿Cómo ve la relación bilateral entre Estados Unidos y Brasil? Usted dijo en 2016, poco después de asumir el cargo, que era un “momento de madurez”.

Respuesta. Creo que lo que dije sigue siendo válido. Estamos en un momento de madurez de la relación porque Brasil tiene un historial de una relación pendular con EE UU. Y ahora no creo [que sea el caso]. Tenemos buenas relaciones. Estamos trabajando juntos en muchos temas. Si coincidimos, trabajamos juntos. Si no coincidimos, no veo por qué no podemos decir que nosotros tenemos una política exterior que no necesita siempre ser similar a la de EE UU. Dentro de este espíritu positivo de cooperación, de búsqueda de convergencias, creo que hemos hecho bastantes cosas.

P. Se suele decir que la relación entre EE UU y Brasil debe ser más representativa del peso de ambos países. ¿Cree que la acusación de la Fiscalía por corrupción contra Temer y la inestabilidad política brasileña de los últimos años pueden haber afectado la relación?

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R. Siempre digo que Brasil no es parte de los problemas que han sido señalados por Trump en su campaña o en su gobierno. Brasil no tiene un superávit comercial con EE UU como muchos países tienen. Al revés tenemos un déficit comercial durante toda una década. Nosotros no estamos quitando inversiones y empleos en EE UU. Otro tema que ha sido muy subrayado es el de la inmigración. Nosotros tenemos una inmigración relativamente pequeña.

P. El ministro de Exteriores brasileño aseguró que el objetivo era celebrar una reunión bilateral en la segunda mitad de 2017 entre Trump y Temer, pero nunca se celebró. ¿Podemos esperar una reunión antes de las presidenciales de octubre en Brasil?

R. Estoy seguro de que en el año [2018] va a haber una relación bilateral. No sé si va a ser antes o después de las elecciones. Ellos han hablado dos o tres veces. La cena [en septiembre de Trump con líderes latinoamericanos en Nueva York] fue muy positiva, hubo una convergencia muy grande. Se han registrado puntos en común que interesan a los dos países. Yo creo que la calidad de la relación no puede ser medida por el número de encuentros que hay. El encuentro que tuvieron fue lo suficientemente amigable, lo que muestra que los dos países quieren estar juntos en muchos temas.

La cena de Trump en septiembre con líderes latinoamericanos. Temer aparece con auriculares en la derecha
La cena de Trump en septiembre con líderes latinoamericanos. Temer aparece con auriculares en la derechaEFE

P. Trump ha tenido bilaterales con los presidentes de México, Perú, Colombia y Argentina. ¿No cree que, al ser Brasil el mayor país de Latinoamérica, tiene el peso suficiente para haber conseguido una reunión bilateral?

R. Creo que nosotros en América Latina tenemos que abandonar lo que fue un síndrome de las relaciones con EE UU. Una vez participaba en una reunión en Washington y hubo un embajador de Colombia en América Latina que dijo que no podemos portarnos como el amante abandonado. Yo creo que las relaciones exteriores no se tratan de esto. La calidad de la relación entre Brasil y EE UU es mejor de lo que fue en los últimos años o décadas. Hay una relación muy franca, muy abierta. Los temas están sobre la mesa, están avanzando y nosotros no tenemos ningún problema.

P. ¿No considera, por tanto, que la crisis política en Brasil puede haber afectado la relación?

“Respetamos lo que los otros pueden decidir hacer sobre Venezuela”

P: ¿Prefiere que la búsqueda de una salida a la crisis venezolana siga centrada en la OEA, donde participa EE UU, o en el grupo de Lima, integrado por 12 países sin EE UU?

R: Brasil está dispuesto a trabajar con todos los grupos o con cualquier foro latinoamericano que busque una negociación para una salida pacífica a la crisis de Venezuela.

P: ¿Qué opina de la política de Trump sobre Venezuela y respaldaría un embargo de EE UU al petróleo venezolano?

R: Es una decisión que EE UU tiene que decidir. Los países se juntan, intercambian ideas, informaciones, sugerencias, pero cada uno tiene su política.

Nosotros estamos preocupados de hacer lo que podemos hacer y respetamos lo que los otros pueden decidir hacer. Brasil no va a juzgar si una política es mejor que la otra. Existe una preocupación generalizada y capacidades distintas.

R. La crisis política en Brasil puede haber reducido el espacio de tiempo para las relaciones exteriores, en algunos casos puede ser verdad. Brasil está pasando por un periodo de crisis, una crisis política primero que llevó al impeachment [a Rousseff en 2016], una crisis económica de dos años de recesión y una crisis moral por una epidemia de corrupción que nunca se había visto en el país.

Pero hay otra lectura que, también es verdadera y quizá tan importante. A pesar de la crisis, las instituciones brasileñas se han mostrado mucho más fuertes de lo que uno pensaba. El Gobierno está gobernando, haciendo reformas importantes para el país, controlando la inflación, la economía se está recuperando de una manera muy clara según distintos indicadores de inflación, crecimiento y sector externo; y la corrupción ha sido objeto de una campaña que moviliza todo el gobierno y sector judicial.

P. Hubo meses en que se habló mucho del futuro de Temer, de la acusación de corrupción y de la posibilidad de que también fuera destituido.

R. Sí claro, es normal. Lo que no hubiera sido normal es que antes de la crisis, las instituciones hubieran dejado de trabajar.

P. En su discurso en septiembre ante la Asamblea General de la ONU, Temer rechazó el nacionalismo y proteccionismo “exacerbado”. ¿Está Brasil preocupado por las medidas proteccionistas y aislacionistas que ha tomado el Gobierno de Trump?

R. Creo que esta es una preocupación legitima frente a lo que ha está pasando en el mundo. Si uno mira a Europa, Estados Unidos, China, el proteccionismo es una ola mundial. Esto preocupa a Brasil porque es un comerciante global y le interesa mantener un comercio abierto entre los países.

No se puede hablar de confianza entre los países cuando se espían entre sí

P. ¿Fue un error del anterior Gobierno de Rousseff cancelar la visita de Estado con Barack Obama en 2013 tras la polémica por el espionaje de la NSA a la expresidenta?

R. Yo no estaba en el Gobierno en ese entonces. Creo que debería conocer más para poder evaluar si justificaba o no justificaba. Yo creo que la reacción se justifica, no se puede hablar de confianza entre los países cuando se espían entre sí.

P. ¿Cree que la confianza se ha recuperado?

R. Yo creo que sí. Lo importante es ver que Brasil tiene hoy relaciones importantes con la Unión Europa, EE UU, China. Brasil es por definición un país que se lleva bien con todos porque nosotros no tenemos ningún conflicto, ni en nuestra región.

P. ¿Cree que Brasil debería tener un mayor protagonismo en la arena internacional? Por ejemplo, Argentina, desde la llegada de Mauricio Macri al poder, aspira a recuperar relevancia.

R. Creo que Brasil es uno de los cinco o seis países más grandes del mundo. Está entre las 10 mayores economías. Brasil tiene las condiciones para desempeñar un papel muy importante en la escena internacional. No tengo ninguna duda sobre eso. Lo que tengo dudas es si puede parecer correcto que Brasil intente sentarse en la mesa de decisión de los grandes antes de estar sentado en la mesa de las negociaciones de nuestra región. El reto más importante para Brasil es profundizar las relaciones en su región.

P. ¿Cuál es su sensación sobre las elecciones presidenciales?

R. Esas elecciones son muy importantes porque de ahí puede salir un rumbo más claro. El rumbo está ahí, las cosas que se están haciendo son importantes, hacer las reformas del sistema político, económico, pero lo que las elecciones van a permitir es que este proceso continúe más rápido, quizá con más legitimidad y más ímpetu.

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