República Checa reelige al prorruso Zeman en las presidenciales
El actual jefe de Estado ha derrotado al europeísta Drahos en unos comicios que ahondan la fractura entre el bloque del Este y Bruselas
El prorruso Milos Zeman ha ganado las elecciones en República Checa y ocupará la presidencia del país durante otros cinco años. Zeman, antiguo miembro del Partido Comunista, firme aliado de Moscú dentro de la UE, populista y nacionalista, ha derrotado a Jiri Drahos, expresidente de la Academia de Ciencias checa, europeísta, también candidato independiente y sin experiencia en la política. Aunque el primero es más duro, ambos han apostado por un discurso contra la inmigración en un país que apenas recibe solicitudes de asilo. La nueva victoria del político populista y euroescéptico, con cerca del 52% de los votos con el escrutinio casi completo, puede agrandar aún más la fractura entre el bloque del Este y el resto de la UE.
Los comicios checos y la concurrencia del europeísta Drahos se habían percibido como un posible cambio de rumbo en una región en la que los Gobiernos populistas, y con posturas cada vez más eurófobas —como las del húngaro Víktor Orbán o las del partido ultraconservador polaco Ley y Justicia—, se han hecho fuertes. Además, parecía que Drahos, que obtuvo 12 puntos menos que Zeman en la primera vuelta pero a quien varios de los candidatos derrotados en esa tanda habían apoyado, no estaba mal posicionado. Pero, en el 50 aniversario de la Primavera de Praga, en la que los checos se levantaron contra la ocupación soviética, los ciudadanos del país del Este han decidido mantener el rumbo y dar su apoyo a Zeman. El político, de 73 años, es una de las últimas figuras prominentes de la transición postcomunista y uno de los aliados más fuertes del Kremlin en la UE, afirma Jakub Janda, subdirector del think tank European Values, quien define al jefe de Estado checo como "un caballo de Troya del Krémlin". Es, según un análisis de este laboratorio de ideas, el segundo político europeo más citado en los espacios informativos rusos, después de la canciller alemana, Angela Merkel.
Contrario siempre a las sanciones contra Rusia, Zeman suele viajar a Moscú y ha respaldado que ese país se anexionase la península ucrania de Crimea. De maneras áridas y bruscas, con severos problemas de salud --como diabetes y problemas en el sistema neuromotor--, admirador del estilo de Donald Trump —en alguna ocasión incluso se ha autodenominado el Trump checo— y elogioso con el presidente chino, Xi Jinping, lo que parece haberle funcionado de verdad es su agresivo discurso migratorio, según apunta la analista Ania Naisarova.
"Estamos ante una sociedad completamente divida en dos. Y es la fractura más fuerte desde hace 30 años", apunta Naisarova. Algo que también se ha visto en lo estrecho de los resultados electorales (51,64% frente a 48,35% con más del 98% escrutado) y en las encuestas. División entre la población de las zonas rurales y los pueblos, más mayor; y la de las ciudades, gente más joven. "Zeman tiene un fuerte granero de votos entre la gnte rural y veterana, que tiene miedo a la inmigración y que percibe las instituciones europeas como algo sin sentido y alejado del ciudadano", señala la analista, que sostiene que entre esos votantes también hay un buen número de "nostálgicos de la época comunista”.
Es entre ese granero de votos entre los que más ha calado su durísima postura contra la inmigración en un país mayoritariamente opuesto a la acogida de migrantes. Con unos 10,6 millones de habitantes, República Checa, altamente dependiente de la industria del automóvil y las exportaciones a la zona euro, está saliendo bien de la crisis y muestra un crecimiento del 4,5% de su economía en 2017. Con una de las tasas de desempleo más bajas en años (menos de un 4%), los checos, sobre todo los más adultos y menos formados, tienen miedo a que los cambios lastren sus avances. Y dentro de esos cambios está el miedo a la inmigración, un temor que Zeman ha explotado abundamentemente. De hecho, en sus carteles electorales ha pedido el voto con proclamas como: “Parad la inmigración y a Drahos [su contrincante]”.
El candidato europeísta, de 68 años, que apoya abiertamente a la UE y la OTAN, no ha abogado por una política de acogida. De hecho, es contrario al sistema de cuotas acordado por los países de la UE —que República Checa incumple acogiendo sólo a 12 de los 2.600 refugiados que deberían según el esquema de Bruselas—. Sin embargo, su estilo ha sido más mesurado y lejos de los catastróficos discursos de Zeman, quién ha afirmado que el Islam es “una religión de odio”, que “es imposible” que los musulmanes se integren en las sociedades europeas y que la inmigración es una “invasión”. Un argumentario muy similar al de su polémico vecino húngaro, Víktor Orbán.
La presidencia tiene, en República Checa, poderes limitados. Dirigir el Gobierno es tarea de primer ministro. Sin embargo, tiene más poderes que en otros países de la UE, como el de designar al jefe del Banco Central y a jueces. Su firma es, además, fundamental para aprobar al primer ministro y para que cualquier ley salga adelante. Además, ahora su papel es determinante en un momento de fuerte crisis de Gobierno, ya que el primer ministro, el también populista y multimillonario Andrej Babis, que ganó las elecciones en octubre, no ha logrado el apoyo parlamentario a su Gabinete y tendrá que formar otro antes del 8 de marzo. República Checa vive un momento políticamente complejo ya que Babis está imputado por uso fraudulento de fondos europeos en una de sus empresas.
"La UE va a ver de nuevo a una figura con la agresiva retórica de Trump agitándose desde el Castillo de Praga [sede de la presidencia]", recalca Janda. Y añade: "Seguirá cambiando la política exterior checa hacia Rusia y China, defenderá que las empresas rusas y las vinculadas con el Estado chino obtengan un acuerdo estratégico en las centrales nucleares checas. Continuará rodeándose de personas con conexiones con el Kremlin o con el partido comunista chino. Y esto, probablemente signifique que República Checa estará más aislada de sus aliados occidentales, como lo ha estado en los últimos años".
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