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López Obrador asumirá todo el control de la seguridad de México si logra la presidencia

El aspirante de Morena asegura que creará un mando único que integre al Ejército, la Marina y la policía

Javier Lafuente
Andres Manuel Lopez Obrador y Alfonso Durazo, este jueves.
Andres Manuel Lopez Obrador y Alfonso Durazo, este jueves. CARLOS JASSO (REUTERS)

Andrés Manuel López Obrador aseguró este jueves que, de ser elegido próximo presidente de México, asumirá toda la responsabilidad de la seguridad del país. Para ello, anunció un mando único, que integrará al Ejército, la Marina y la policía, y creará una guardia nacional que garantice la seguridad pública. Siempre con él al frente. "El presidente será el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, no voy a delegar la atención de este tema que tanto preocupa", recalcó el líder de Morena, que opta por tercera vez a la presidencia.

López Obrador explicó que pretende extrapolar a todo el país su experiencia como jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entonces Distrito Federal, entre 2000 y 2005. Para ello, reunirá todas las mañanas a un gabinete de seguridad. Además, recuperará la Secretaría de Seguridad Pública, que será dirigida por Alfonso Durazo, excolaborador de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI asesinado durante la campaña de 1994 y, posteriormente, del expresidente Vicente Fox, del PAN. No obstante, durante el anuncio de su plan de seguridad, dejó claro en varias ocasiones que "no se va a delegar la responsabilidad en ninguna instancia y en ninguna secretaría [ministerio]". "Voy a asumir de manera directa esta responsabilidad", zanjó.

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Durante meses, antes del inicio de la precampaña, López Obrador se había erigido en el azote de la corrupción del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI). La mayoría de sus promesas y mensajes tenían como destinatarios a los integrantes de lo que él denomina "la mafia del poder". Con su llegada a Los Pinos, insistía, se terminaría la corrupción, aunque sin explicar ciertamente cómo. Sin embargo, desde finales del pasado año, el aspirante de Morena ha decidido dar un giro: es la seguridad en México, o más bien la falta de ella, la que capitaliza sus intervenciones.

Hasta ahora nadie se ha pronunciado con la contundencia de López Obrador sobre el papel que jugaría como presidente de México en esta materia. Ningún aspirante ha contemplado la creación de una guardia nacional –amparada en la constitución– ni ha mencionado la posibilidad de erigirse en comandante supremo, un término cargado de simbolismo autoritario en toda la región, pese a que así se contempla en la Ley del Ejército y las Fuerzas Armadas. Los actuales mandos militares aún no han reaccionado a las intenciones de López Obrador, con quien han sido muy críticos en los últimos meses.

Con el anuncio de que todo el control de las fuerzas de seguridad recalaría en él y en nadie más que él, por mucho que la forma en que lo abordaría tenga más interrogantes que certezas, el líder de Morena vuelve a marcar el paso a sus rivales, que hasta ahora se ven obligados a salir a responder a López Obrador más que a proponer iniciativas.

A principios de diciembre, López Obrador sugirió la posibilidad de otorgar una amnistía a los capos del narcotráfico, lo que provocó el rechazo y una oleada de críticas tanto del resto de aspirantes como de los altos mandos militares. El líder de Morena apenas ha vuelto a mencionar esta propuesta, de la que tampoco hizo referencia alguna durante la presentación de su estrategia de seguridad, un compendio de buenas intenciones y pocos planes concretos. Sus rivales, no obstante, se la recuerdan casi todos los días. En ese sentido, en una reciente entrevista con este diario, Alfonso Romo, el empresario que ha asesorado a López Obrador en la elaboración de un plan de gobierno en caso de vencer las elecciones, aseguraba: "Estamos poniendo los temas de frente. ¿Por qué no les gusta? Porque ha sido un fracaso la política de los últimos años".

Esta semana, el aspirante de Morena, que como candidato del PRD perdió en 2006 la presidencia ante Felipe Calderón por medio punto, aseguró que acabaría con la guerra contra el narcotráfico en tres años gracias al crecimiento económico que generaría en su Gobierno. "No se puede enfrentar violencia con violencia, lo primero será atender los problemas sociales. Si no hay crecimiento económico, no hay empleos; si no hay empleos, no habrá bienestar y, en ese caso, no habrá paz ni tranquilidad", incidió en sus buenas intenciones, para después asegurar que "hay que promover el desarrollo y la creación de empleos", sin, de nuevo, aclarar cómo lo va a hacer.

La guerra contra el narcotráfico emprendida hace más de 10 años por el expresidente Felipe Calderón ha dejado ya cerca de 200.000 muertos y más de 30.000 desaparecidos. A falta de contabilizar los datos de diciembre, el número de asesinatos entre enero y diciembre es de 26.574, 80 al día. Con esta media mensual de más de 2.000 homicidios dolosos, México está a punto de superar los 27.199 de 2011. Desde que el expresidente decidió sacar a los militares a patrullar las calles en diciembre de 2006, el número de asesinatos solo disminuyó entre 2011 y 2014, en el final del sexenio de Calderón y el inicio de Peña Nieto.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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