El rechazo a la decisión de Trump une al mundo musulmán sin movilizar masas
La participación en las manifestaciones en apoyo al pueblo palestino en ciudades como Teherán, Bagdad o El Cairo ha sido escasa
La decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel ha suscitado el rechazo unánime de los países de Oriente Próximo, cuyos lazos culturales y religiosos con Palestina hacen más cercano el problema. Dentro y fuera del mundo árabe, entre suníes y chiíes, ricos y pobres sin distinción, todos han condenado la medida. Sin embargo, la región no ha ardido este viernes al concluir el rezo de mediodía. Tras la palabrería de los gobernantes y la magra participación en las manifestaciones, se intuye tanto la brecha que les separa de sus poblaciones, como el desencanto e impotencia de éstas.
Cumpliendo el guión esperado, el imam de la plegaria del viernes en Teherán, el ayatolá Ahmad Jatamí (un ultraconservador sin relación con el expresidente del mismo apellido) ha hecho un llamamiento a que los palestinos se levanten contra Israel, a la vez que recordaba que los misiles iraníes pueden alcanzar ese país. La televisión estatal ha mostrado manifestantes en varias ciudades que coreaban “Muerte a Israel, Muerte a América” y exhibían carteles con la inscripción “Jerusalén es de los musulmanes”. Pero el zoom de las cámaras revelaba una baja participación, apenas unos centenares según las agencias.
El repudio a la medida de Trump ha unido en Irán (chií) a los moderados, que representa el presidente Hasan Rohaní, y a los ultras de la Guardia Revolucionaria (Pasdarán). Sin embargo, el desgaste del régimen surgido de la revolución de 1979 ha reducido a un mero eslogan la política oficial de oposición a Israel y apoyo a la causa palestina.
Algo parecido ha sucedido al otro lado del golfo Pérsico. Entre los dirigentes árabes, décadas de defensa de boquilla de los palestinos no se han traducido en medidas serias para hacer realidad los dos Estados, o al menos frenar el avance de las colonias. Aunque la condena a Trump haya puesto momentáneamente del mismo lado a Qatar y a los vecinos que lo bloquean (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin), el recelo antiiraní de estas monarquías (suníes) las ha convertido de facto en aliados de Israel, por lo que sus vigorosas protestas suenan huecas.
Sin libertad de expresión ni de reunión, es difícil saber lo que opinan sus ciudadanos. En otros países, como Irak o Siria, la propia situación no deja mucho espacio para preocuparse de los problemas ajenos. Como en Ammán o en El Cairo, apenas unas miles de personas se han manifestado en Bagdad. El gran ayatolá Ali Husein Sistani ha pedido a la nación islámica que una sus esfuerzos para reclamar Jerusalén. A la vista de las divisiones, resulta improbable una acción política o diplomática concertada.
Eso abona el terreno para los extremistas. La milicia proiraní Harakat Hezbolá al Nujaba ya ha dicho que la decisión de Trump puede justificar el ataque a las tropas de EE UU en Irak. El clérigo y político iraquí Muqtada al Sadr, por su parte, ha hecho un llamamiento a la juventud árabe para que reviva “el espíritu de la yihad” y libere Jerusalén, a la vez que advertía a Israel de ataques vía Siria.
Aunque por ahora la región no está en llamas como anunció el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, una mayor inestabilidad árabe beneficiaría a Irán. De momento, sus propagandistas ya están amplificando la supuesta aproximación a Israel de Arabia Saudí y sus aliados. Si éstos siguen aplastando a los Hermanos Musulmanes y empujando a Qatar en brazos de Irán, algunos analistas opinan que esos tres actores podrían intentar reactivar las revueltas de la frustrada primavera.
“No dejaremos a los palestinos solos”, han coreado los fieles en la plegaria de este viernes en Teherán. Hace mucho que los palestinos están solos. Quienes les apoyan lo hacen por sus propios intereses.
De Indonesia a Mauritania
Desde Indonesia, el país con mayor número de musulmanes, hasta Mauritania, en el otro extremo del planeta, decenas de miles de personas han protestado este viernes contra la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel y en solidaridad con los palestinos. Incluso en Yemen, destrozado por tres años de guerra, los simpatizantes de los rebeldes Huthi se han manifestado en la capital, Saná, bajo el lema “Jerusalén es la capital de Palestina”.
Es una de las pocas causas que generan unanimidad en el mundo árabe, y entre los musulmanes en general. Aun así, la deplorable situación de muchos de estos países tras las guerras que han sufrido desde principios de este siglo (Afganistán, Irak, Siria y Libia) ha hecho mella en sus habitantes. La participación ha sido baja. Fuera de los territorios palestinos, sólo en Jordania (donde la mitad de la población es palestina) y Egipto ha habido concentraciones significativas.
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