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Conservadores y progresistas llegan empatados a las urnas en Islandia

El partido del hasta ahora primer ministro ganaría el mayor porcentaje de votos seguido de la Izquierda Verde, que podría formar Gobierno junto a Socialdemócratas y Piratas

Los candidatos en el debate electoral final este viernes en Reikiavik.
Los candidatos en el debate electoral final este viernes en Reikiavik.HALLDOR KOLBEINS (AFP)

247 días. Esto es lo que ha durado el último Gobierno de Islandia, el más breve de la historia del país nórdico de poco más de 340.000 habitantes. Islandia vuelve este sábado a votar por segunda vez en un año, en unos comicios anticipados por el escándalo de transparencia que salpica al hasta ahora primer ministro, Bjarni Benediktsson. Pero según las últimas encuestas, el partido de Benedicktsson (Independencia) se llevaría el mayor porcentaje de votos (24,1%), seguido del movimiento de la Izquierda Verde (19,2%) que, aunque partía como favorito, se ha estancado en las proyecciones de la última semana. Se avecina un largo debate entre los bloques conservador y progresista porque en el juego de alianzas todos pueden llegar a formar Ejecutivo. Por el lado más progresista; Izquierda Verde, Socialdemócratas y Piratas. Por el flanco conservador; Independencia, Progreso y Centro. Los resultados definitivos se darán a conocer durante la madrugada del domingo.

El partido Independencia gobernaba en coalición con Regeneración y Futuro Brillante desde hacía 11 meses. El pasado septiembre, un escándalo relacionado con el padre del primer ministro hizo que Futuro Brillante abandonase la alianza gubernamental, provocando la enésima crisis política en la isla nórdica y abocando a nuevas elecciones. Pero a pesar de la gravedad del caso, los conservadores de Independencia siguen siendo la formación favorita para los islandeses. "Al final, esta es una sociedad muy conservadora", contaba a este diario hace días Paul Fontaine, periodista local que ha seguido el escándalo de cerca. Y el partido Independencia “es el partido que la gente vota cuando no sabe qué votar”, continúa.

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Independencia tiene unas raíces muy fuertes en la Islandia rural (el 50% de la población vive en la capital, Reikiavik, y el otro 50% en el campo) y "con una base muy sólida que difícilmente dejará de confiar en él", según el periodista Fontaine. De hecho, si se cumplen los pronósticos, el electorado lo castigará de una forma relativa (pasa del 29% al 24,1%) pudiendo aún así formar Ejecutivo junto al partido del Progreso (6,2%) —una alianza conocida, aunque no muy querida, por los islandeses— y al nuevo partido Centro, que entraría con fuerza en el Alþingi (Parlamento) con un 9,6%. Su dirigente es el ex primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson, que dimitió en 2016 tras verse a su vez salpicado por el escándalo de sociedades off shore conocido como los Papeles de Panamá. La profesora de Derecho en la Universidad de Reikiavik Elvira Méndez Pinedo aconseja no aventurarse ni hacer caso a las encuestas. Pero augura “tiempos de cambio”.

Giro a la izquierda

La Izquierda Verde —que ya estuvo en el Ejecutivo en los años más duros de la crisis (2008-2013)— alcanzaría la segunda posición con el 19,2% de los votos en un Alþingi tremendamente fragmentado. De confirmarse los pronósticos de los analistas, los ecologistas, junto al partido Socialdemócrata (14,3%) y al partido Pirata (9,4%), podrían conformar el próximo Ejecutivo de la isla, que tendría como cabeza de Gobierno a una mujer joven: Katrin Jakobsdottir, 41 años.

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Björc Eva Erlendsdóttir, secretaria general del movimiento Izquierda Verde, busca un cambio de rumbo ideológico en el país: “Nos aliaríamos con los socialdemócratas y, probablemente, con los Piratas”, relata al teléfono con voz afónica. Admite también que el partido Centro tiene "muchas posibilidades" de conseguir un buen resultado electoral y apoyar al bloque conservador.

La formación antisistema fundada por la poetisa Birgitta Jónsdóttir no llegaría al 10% de los sufragios, unos cinco puntos porcentuales menos que en 2016, cuando experimentaron un apoyo inédito en la sociedad islandesa. El pasado año, los Piratas, a pesar de que partían como favoritos, se quedaron en tercera posición con un 14,5% de los sufragios y sin presencia en el ya desde su nacimiento “débil” Gobierno, según el politólogo Gunnar Helgi Kristinsson.

La UE no es prioridad

Una cosa está clara y es que, de formar un Ejecutivo, Verdes, Socialdemócratas y Piratas coinciden en su posición euroescéptica. “Entrar en la Unión [Europea] no es una prioridad. Nadie habla de ello ni lo reclama”, sostiene Erlendsdóttir. Un 59,8% de los islandeses no quieren formar parte del club, según una reciente encuesta de Gallup elaborada para Já Ísland, una plataforma pro UE.

De esta forma, el paraguas de Bruselas estaría cada vez más lejos para un país que se siente a caballo entre Europa y América (la falla que separa ambos continentes atraviesa literalmente el país). Un electorado que se emociona con la novedad que suponen los Piratas, pero que a la hora de depositar el voto, confía en los partidos de siempre. En definitiva, una ciudadanía que encuentra la comodidad en la propia contradicción, como refleja el periodista británico Michael Booth en su libro Gente casi perfecta (Capitán Swing). Y sólo hay que escuchar Erledsdóttir: “Los Piratas nos gustan, a veces sí y a veces no”.

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